Ya antes del impacto negativo para la actividad que suscitó la irrupción del COVID-19 y las medidas de aislamiento social preventivo, el destino de la economía del 2020 había quedado sellado por la devaluación, el regreso del control de cambios y el reperfilamiento de los vencimientos de deuda que se sucedieron en el tramo final del gobierno de Mauricio Macri.
La concreción de la aceptación del canje de deuda soberana bajo legislación extranjera puede ser un punto de partida para la diezmada economía, en niveles de actividad por habitante del 2007. Si se produce el despegue, será un proceso difícil y desde un escalafón muy bajo, coinciden los economistas.
Las acciones en dólares ganaron 75% en cinco meses, pero aún valen la mitad que antes de las PASO
Mientras que los indicadores financieros exhibieron una notoria recuperación en los últimos cuatro meses, durante los cuales se el Gobierno fue mejorando su propuesta a los acreedores, aún se mantienen en un peldaño más bajo que el que alcanzaban antes de las elecciones primarias.
La contundente derrota electoral de Mauricio Macri en las PASO del 11 de agosto significó en los hechos el fin de la administración de Cambiemos en materia económica, para dar lugar a una larga transición que llevó todo un año, hasta la reestructuración. Casi de inmediato a las primarias llegó el cepo cambiario y se produjo un drástico ajuste en cinco variables que dejaron expuesto el deterioro financiero del país, que descendió a zona de default.
Salto de la cotización del dólar. El tipo de cambio oficial mostró un abrupto incremento en la semana siguiente a las PASO. A partir de aquel salto inicial se estabilizó en una zona de competitividad importante, que permitió proyectar un superávit comercial récord cercano a los USD 17.000 millones para este año.
Este “colchón” cambiario, en el marco de un cepo estricto y fuerte retracción de las importaciones por la recesión, facilitó la estrategia del presidente del Banco Central de mantener una regular devaluación del peso, aún cuando la crisis por el COVID-19 causó una volatilidad extrema para las monedas de la región. Pero el cepo trajo una multiplicidad de tipos de cambio que tardará en desactivarse.
El dólar oficial subió 61% en el último año, por encima de la inflación, mientras que el dólar blue escaló 185 por ciento
El dólar mayorista subió 61% desde los $45,25 del 9 de agosto del año pasado a los $72,77 del 7 de agosto de 2020, unos 18 puntos porcentuales por encima de la inflación anual, cercana a 43 por ciento. El dólar al público, con el impuesto “solidario” del 30%, llegó a $100, se encareció 115% en un año.
Por fuera del cepo, el dólar blue de $133 es un 185% más caro que el dólar minorista sin cupo del 9 de agosto del año pasado, de $46,55 para la venta en bancos.
Desplome de las acciones. El valor de los títulos privados que cotizan en los mercados locales y del exterior se pulverizó desde las PASO, aunque el proceso bajista había tenido inicio en febrero de 2018, como un anticipo de lo que fueron la caída del PBI y la devaluación que sobrevinieron a partir de mayo de aquel año.
El Merval en dólares alcanzó un máximo de 1.800 puntos en febrero de 2018. Antes de las PASO había retrocedido a 980 puntos. Y el 18 de marzo de 2020 se hundió a 245 puntos, mientras crecían los temores a un default de la deuda, que finalmente se dio el 22 de mayo.
Ahora, en torno a los 430 puntos, destaca una recuperación promedio de las acciones argentinas del 75% en dólares en menos de cinco meses, gracias a la expectativa -finalmente cumplida- de un canje acordado con los acreedores. Pero el Merval en dólares aún vale la mitad que el 9 de agosto del año pasado.
Leandro Ziccarelli, jefe del Departamento de Research de ICB Argentina, dijo a Infobae: “ahora para los activos argentinos hay un upside de mediano plazo, eso es lo bueno. Hasta ahora siempre había que ir con cautela, no contar con posiciones overnight ni arriesgarse mucho porque lo del canje podía tirar todo para atrás. Resuelto eso, creo que se puede empezar a mirar al mercado argentino en un mediano plazo, que es algo muy positivo”.
Escalada del índice de riesgo país. Desde el anuncio del reperfilamiento de la deuda hasta que el Gobierno resolvió la reestructuración de deuda soberana, el indicador de JP Morgan -que mide la brecha de tasas entre los bonos del Tesoro de los EEUU y sus pares emergentes- se multiplicó por tres.
En el último año, el riesgo país pasó de los 860 puntos básicos el 9 de agosto de 2019 a los más de 4.000 puntos a fines de marzo, y también a fines de abril. Ahora, descendió a la zona de los 2.000 puntos: recortó a la mitad en poco más de cuatro meses, para regresar al nivel del 28 de agosto (2.072 puntos), cuando el entonces ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, anunció el reperfilamiento de la deuda.
En los cuatro meses transcurridos desde la primera oferta de canje hasta el acuerdo, el riesgo país argentino cayó a la mitad
De todos modos, el riesgo país hoy duplica al índice de un año atrás y esta enorme brecha de tasas lo que mantiene a la Argentina afuera de los mercados internacionales de crédito. Recuperar ese financiamiento es una condición central para impulsar el crecimiento de la economía.
”Creo que Argentina tiene que ir hacia un proceso de normalización del mercado, cuando hoy el 70% de lo que se negocia en la Argentina son bonos. Y todavía tenés una serie de regulaciones en bonos como los ‘parking’ o la incompatibilidad de los contado con liquidación con otros dólares, que son regulaciones -da la sensación- que hay que ir sacando en el mediano plazo. Pero el primer paso que había que dar era cerrar el canje”, apuntó Leandro Ziccarelli.
En 2.000 puntos, el riesgo país regresó al nivel que alcanzaba cuando el gobierno de Macri anunció el reperfilamiento de la deuda
“Dentro de lo que va a ser un proceso, la normalización del mercado de bonos le va a permitir al Gobierno financiarse en los mercados y que además le de a los inversores la posibilidad de una inversión segura, sabiendo que te dan un activo y no te lo van a canjear”, agregó el experto de ICB Argentina.
Salida de depósitos en dólares. La incertidumbre política que provocaron las PASO impulsó la salida de depósitos en dólares de los bancos aún antes de la consagración de la fórmula de Alberto Fernández-Cristina Kirchner en los comicios de octubre.
Esta pérdida de divisas hizo inevitable profundizar las restricciones, como se observó en el límite mensual de USD 200 para la demanda de individuos en la plaza formal a partir del 28 de octubre, y el impuesto “solidario” del 30% desde el 26 de diciembre.
El stock de depósitos en dólares en efectivo se redujo a la mitad desde las PASO de 2019
Esta incertidumbre es muy difícil de doblegar. Aún con cepo y el recargo del impuesto PAIS, más de tres millones de individuos demandan su cupo de USD 200 por mes. Sin embargo, esos USD 700 millones mensuales adquiridos en el mercado formal no están alimentando el stock de depósitos y continúan saliendo por ventanilla.
Un dato positivo es que los depósitos en dólares en efectivo del sector privado se estabilizaron hace tres meses en torno a los USD 17.000 millones, aunque dicho stock es casi la mitad del récord de USD 32.500 millones contabilizado un año atrás.
Caída de reservas. A la salida de depósitos y también a la pérdida del crédito externo se debió una precipitada caída de los activos externos del Banco Central. Al igual que los depósitos (una parte se cuenta como reservas) los activos internacionales del BCRA se estabilizaron en torno a los 43.300 millones los últimos tres meses, pero en el mismo sentido, el estricto control de cambios y el aplazamiento de los pagos de deuda no fueron suficientes para sumar reservas, hoy 35% por debajo de los USD 66.309 millones de un año atrás.
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