En momentos en que el ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificó ante inversores que la oferta de reestructuración de la deuda emitida bajo legislación extranjera no se modificará, y que confirmara que el Gobierno analizan extender el plazo del canje, el premio Nobel de Economía y mentor del titular del Palacio de Hacienda, Joseph Stiglitz, calificó este viernes de “recalcitrantes, miopes, testarudos y de corazón duro” a los grupos de acreedores que rechazan la oferta de la Argentina.
"La larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes y miopes ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva (CAC) no son tan efectivas como se esperaba", sostuvo.
En una columna publicada en conjunto con el economista Hamid Rashid en el portal de la organización Project Syndicate, Stiglitz reclamó una “reestructuración integral” de la deuda a nivel global.
Ante el endurecimiento en la postura de los acreedores, el académico alertó sobre el riesgo de que más de 100 países de ingresos medios y bajos no puedan hacer frente este año a sus obligaciones de deuda por más de USD 130.000 millones.
La larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes y miopes ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva (CAC) no son tan efectivas como se esperaba
En este sentido, si bien destacó que varios países acreedores del G20 y organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendieron este año el cobro de sus deudas e instó a los privados a hacer lo mismo, señaló que “las paradas no resolverán el problema sistémico del endeudamiento excesivo: necesitamos una profunda reestructuración de la deuda”.
Al respecto, sentenció que “la historia muestra que para muchos países, una reestructuración que es demasiado pequeña y demasiado tardía simplemente prepara el escenario para otra crisis”.
Y resaltó: “La larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes, miopes, testarudos y de corazón duro ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva diseñadas para facilitar la reestructuración no son tan efectivas como se esperaba”.
“Una crisis de deuda global empujará a millones de personas al desempleo y alimentará la inestabilidad y la violencia en todo el mundo”, advirtió el economista, quien viene realizando declaraciones a favor de la Argentina y en contra de los grupos de acreedores que rechazan la oferta del país.
En tanto, propuso la implementación de un plan para la “recompra voluntaria de bonos soberanos de deuda” en países de ingresos medios y bajos, con el objetivo de “reducir la carga” de la acreencia y minimizar “la exposición a acreedores privados riesgosos”.
Esta iniciativa, explicó, debería ser motorizada principalmente por el FMI mediante “nuevos arreglos para préstamo, fondos suplementarios de un consorcio mundial de países e instituciones multilaterales, y Derechos Especiales de Giro (DEG)”.
Los académicos sugirieron que la medida “también podría diseñarse para avanzar en los objetivos de salud y clima, al exigir que los beneficiarios gasten el dinero que de otro modo habría ido al servicio de la deuda para crear bienes públicos”.
“La solución tiene que ser integral y tenemos las herramientas para hacerlo; sólo necesitamos la voluntad política”, concluyeron.
La larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes, miopes, testarudos y de corazón duro ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva diseñadas para facilitar la reestructuración no son tan efectivas como se esperaba
Cabe recordar que Guzmán reafirmó que en el aspecto económico la Argentina ya hizo su máximo esfuerzo y que en lo legal -otro de los reclamos de los acreedores-, el país se someterá a lo que diga la comunidad internacional al respecto.
“Vemos la posibilidad de innovaciones, mejoras, pero no es algo que podamos decirlo ni nosotros ni los acreedores. Por eso, un mayor plazo es importante. Tener un acuerdo pronto sería mejor, más importante será que sea sustentable”, dijo.
Además, reiteró que si los bonistas no aceptan la propuesta de reestructuración que realizó la Argentina, el Gobierno seguirá trabajando en restaurar la sostenibilidad de la deuda. “Más allá de lo que pase, vamos a iniciar negociaciones con el FMI para alcanzar un nuevo programa que ayude al país a recuperar la estabilidad macroeconómica”, sostuvo.
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