El Banco Central prorrogará hasta fin de agosto las normas que regulan el acceso a divisas para el pago de importaciones, un proceso que se vio muy dificultado durante el mes de junio y que luego fue relativamente flexibilizado este mes. Las trabas originalmente tenían fecha de vencimiento a fines de julio, pero durarán al menos un mes más. En el sector financiero la prórroga del “súper cepo” era esperada y, al menos, reciben bien que no implique un endurecimiento.
En su reunión habitual de cada jueves, el directorio de la entidad conducida por Miguel Pesce tratará mañana la extensión del plazo de vigencia de la comunicación A 7030 y sus modificatorias. La norma, bautizada como súper cepo en las mesas bancarias porteñas, trabó el acceso a divisas para el pago de importaciones con el fin de cuidar las reservas internacionales. Con límites a montos y plazos muy escuetos, el súper cepo afectó los precios de bienes importados que ante la falta de acceso al mercado formal pasaron a ajustar sus valores de reposición al dólar contado con liquidación, casi al doble del oficial.
Sin embargo, decisiones posteriores del Central fueron relajando las condiciones para importar. Hoy, con un tope de USD 1 millón en operaciones vigentes para cada importador -y con buena parte del mercado por debajo de ese nivel- la situación es algo más fluida. También los plazos se adaptaron a los períodos que exigen los proveedores del exterior.
La extensión de la vigencia de la norma en cuestión viene acompañada con la prórroga de esas normas modificatorias que suavizaron el impacto.
“El Banco Central de la República Argentina (BCRA) decidió prorrogar la vigencia de la Comunicación A 7030 y sus actualizaciones e incluir una nueva facilidad para que se puedan cancelar obligaciones pendientes por importaciones garantizadas por entidades financieras. La decisión fue aprobada ayer en la Comisión y será ratificada mañana en la reunión de Directorio”, dijo la entidad a través de un comunicado.
La facilidad que menciona el comunicado es en los hechos una leve flexibilización para casos específicos de deudas comerciales de empresas. Según fuentes del sector financiero, es una liberalización muy leve que no tiene un impacto importante. Pero, repiten, al menos va en la dirección deseada por banqueros y operadores.
Es un poco lo esperable, dado que están vendiendo reservas en el mercado de cambios no pueden dejar caer la comunicación A 7030, pero tampoco puede endurecer mucho más porque les sube la brecha cambiaria
“Es un poco lo esperable, dado que están vendiendo en el MULC (N. de la R.: mercado único y libre de cambios) no pueden dejar caer la 7030″, comentaron desde un banco. “Pero tampoco puede endurecer mucho más porque les sube la brecha”, agregaron.
Ventas en el mercado cambiario
Pesce y los suyos no la pasan bien en el mercado cambiario formal. A pesar de las trabas vigentes, en julio ya tuvo que vender USD 400 millones de reservas para proveer de dólares a la siempre constante demanda por divisas. Sin embargo, por ahora, los directivos del Banco Central prefieren no recurrir a regulaciones mayores en materia de importaciones. Por miedo a una suba aún mayor de los tipos de cambio paralelos pero también porque las importaciones sostienen buena parte de una actividad productiva que todavía está muy golpeada por la pandemia de coronavirus COVID-19.
“No se puede sacar algo nuevo cada semana”, confió una fuente de la entidad.
En cambio, la conducción del Central mira más bien a las compras minoristas como principal causante del desajuste que impide a la entidad comprar dólares en el mercado cambiario y que, incluso, la fuerza a vender casi a diario. Explican que el flujo comercial -salida de dólares por importaciones y entrada por exportaciones- está poco menos que equilibrado en las últimas semanas. Pero sobre eso se monta la demanda de empresas para el pago de deudas pasadas -algo que, de ser restringido, las empujaría al default- y las compras para atesoramiento, sobre las que ya actuó este mes el ente regulador.
Con nuevos límites a los movimientos en cuentas en dólares, la suspensión del acceso al mercado de cambios de más de 400 individuos y la orden informal a bancos comerciales de limitar los “movimientos inusuales” de sus clientes creen haber logrado desarmar el circuito de los “coleros virtuales”, que compran los USD 200 autorizados cada mes para revenderlo a terceros. Tras esos controles, dicen en la entidad de la calle Reconquista, se habría superado el desequilibrio en el mercado cambiario mayorista al que van los bancos a comprar los billetes que venden a sus clientes.
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