Dos novedades del mercado de bonos de EEUU podrían favorecer la posición argentina frente a los comités de bonistas que siguen exigiendo mejoras para aceptar la oferta argentina de restructuración de la deuda.
De un lado, según señala un artículo del diario británico Financial Times, el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano cayó esta semana a su nivel más bajo desde el año 2012 debido a la lectura de los mercados de que la política expansiva de la Reserva Federal para impedir una caída mayor de la economía mundial seguirá por un largo tiempo.
De hecho, la semana cerró con el rendimiento nominal de los bonos del Tesoro a 10 años en 0,59%, lo que ajustado por inflación significa una tasa real negativa: - 0,92%, un nivel que no se registraba desde las postrimerías de la crisis de la eurozona, cuando una “fuga a la calidad” había llevado a muy bajos niveles la tasa norteamericana.
“Los bajos rendimientos son un resultado de la liquidez que se está inyetando en los mercados -dijo Jim Caron, gerente senior de inversiones de Morgan Stanley- e impulsan a los inversores a buscar otras fuentes de ingreso, lo que favorece otros activos financieros y sirve de apoyo al crecimiento”.
Esto se refleja también en el mercado accionario: el índice S&P 500 de la bolsa de Nueva York ya está en territorio positivo para el año, y el Nasdaq, concentrado en las empresas tecnológicas, prácticamente vuela.
Además, nadie piensa que la Reserva Federal vaya a cambiar la política de “tasa cero” que inició en marzo para combatir los efectos económicos de la pandemia. De hecho, el mes pasado, Jerome Powell, dijo que “ni siquiera pienso en subir las tasas de interés”.
De hecho, el mercado espera incluso más apoyo monetario de la Fed, dado que la recuperación será “lenta y prolongada” y “sin temores de inflación”. Más aún, algunos funcionarios de la Fed creen que podría ser conveniente que la inflación debería superar la “meta” de 2% anual, lo que volvería aún más bajas las tasas de interés reales.
La otra novedad, reveló John Dizard, un columnista del FT, es una carta de Randall Quarles, uno de los directores de la Fed, a otros banqueros del mundo, en la que dijo estar “harto” de la conducta de los fondos de inversión, que en medio de tanta liquidez hacen tan poco por impulsar la recuperación de la economía.
En esa liga se cuentan los principales acreedores de la Argentina: fondos como BlackRock, Fidelity, Templeton, T.Rowe Price, Ashmore Pimco y tantos otros, a lo que ahora Quarles propone ajustarles con las clavijas con nuevas regulaciones.
Quarles es considerado uno de los miembros más “conservadores” de la Fed, pero ahora se estaría inclinando a imponerles nuevas regulaciones que limiten su capacidad de “apalancamiento” y su recurso a un tipo de inversión llamada “gamma scalping” que consiste en invertir en títulos seguros, a sabiendas que la Fed limitará su volatilidad, asegurándoles ganancias de alto volumen y cero riesgo, mientras otros sectores de la economía necesitan liquidez.
Según Dizard, la Fed y otros bancos centrales estarían ahora dispuestos a adoptar, en la próxima reunión del G20, en noviembre, medidas regulatorias mucho más pesadas contra los de inversión más poderosos y remisos a aportar liquidez allí donde se necesita para contribuir a la recuperación de la economía.
El factor Warren
Dizard termina su columna de un modo llamativo. “Elizabeth Warren –dice, por la senadora y ex precandidata demócrata a presidente de los EEUU- puede haber perdido su nominación, pero su gente está en camino de ganar la guerra”.
A mediados de mayo, Warren había emitido un tweet, ilustrado con la Avenida Corrientes y el obelisco porteño, urgiendo precisamente a BlackRock a aceptar la original propuesta de restructuración de deuda de la Argentina.
“Argentina puede caer en bancarrota si no restructura su deuda. Con Covid-19 empeorando una economía ya débil, no es momento para que los acreedores de Wall Street exploten a un país que lucha para tratar con su carga de deuda. Un acuerdo justo ayudará a salvar más vidas”, dijo entonces la senadora cuyas ideas, según el FT, podrían orientar los próximos pasos de la Fed.
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