Durante la semana se intensificaron las denuncias de productores sobre casos de inseguridad rural, especialmente de rotura de silobolsas, donde ya se han implementado diferentes modalidades de cortes, punzado, rotura, y hasta aplicación de cura-semilla que afecta a todo el grano embolsado. Una problemática que afecta a las principales regiones productivas de la Argentina.
En los últimos días se registraron rotura de silobolsas en las provincias de Córdoba y Buenos Aires. En el distrito mediterráneo, hubo un caso donde se dañaron 180 toneladas de maíz que estaban almacenadas, en el campo del ex piloto de Turismo Carretera, Roberto Del Bo, ubicado en la localidad de San Severo, en las cercanías de Canals. Desde la rural de esa ciudad, hicieron un llamado “a la paz social y al respeto por la propiedad privada”. Ayer se registró otro caso de similares características en un establecimiento rural de la zona.
De acuerdo a los datos aportados por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) ya son 100 los casos de rotura de silobolsas en lo que va del año, donde cerca del 80% de los mismos fueron en Córdoba y Santa Fe. Además, hay que recordar otros casos de delito rural que vienen en aumento como son los incendios intencionales en lotes que estaban listos para cosechar, o lotes de pastoreos, rollos de pasto y banquinas de alambrados.
Según comentó Matías Lestani, director del Departamento Económico de CRA, hasta el momento desde la entidad se contabilizaron 10.000 toneladas afectadas por la rotura de silobolsas, y de las cuales se pierden entre un 10 y 15%, y agregó: “De esas toneladas afectadas una proporción terminó pudriéndose a la intemperie entre el barro y el agua. Toda esta situación provoca pérdidas no solamente a los productores agropecuarios, sino también al resto de la economía”.
El estudio permitió determinar que las pérdidas por la rotura de silobolsas es el equivalente a más de 1.400 jubilaciones mínimas, 2.400 planes del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), 540.000 raciones de comedores comunitarios, y 1.500.000 Planes Copa de Leche. Este es un partido en el que todos juntos como sociedad, como País venimos perdiendo 100 a 0″, dijo el especialista de CRA y además Profesor de Economía y Política Agropecuaria de la Universidad del Salvador.
Y agregó: “Los silobolsas fueron, son y serán una herramienta estratégica de la producción, que permiten el ´bypass´necesario durante la cosecha para que la complicada logística de la misma no se vea superada por una producción que se duplicó en volumen, mientras la red de infraestructura, caminos secundarios y rurales es la misma de hace cuarenta años, y cuando lo que había que trasladar solo representaba la mitad de volumen actual. Este año en particular los silobolsas permitieron sortear todos los desafíos que se presentaron a la circulación local y provincial, los protocolos de carga y descarga, de trabajo, y hasta los efectos de la bajante histórica del Río Paraná”.
Lestani, además, recordó que “en los silobolsas hay granos y forrajes, pero también hay esfuerzo, hay sudor, hay amarguras, hay tiempo de trabajo restado a nuestras familias. Y contienen la base de la integración productiva pecuaria del país el maíz y la soja, ingredientes mayoritarios y esenciales en la cadena de valor agregado para la transformación de los mismos en harinas, aceites, biocombustibles, burlandas, y sobre todo proteína de origen animal, carnes vacuna, avícola, porcina, ovina y leche”.
Modalidad del delito rural
Para Matías Lestani, el avance de la inseguridad rural llega en un momento donde hay una enorme preocupación en el sector agropecuario por las consecuencias del coronavirus. Y además precisó: “El vandalismo se generaliza contra el principal sector productivo de la Argentina, y no distingue en su accionar, porque lo sufrieron productores de escala, pasando por empresas familiares, medianas y pequeñas, y hasta colegios rurales fueron víctimas de ataques a sus producciones”.
Sobre los motivos que llevan a los delincuentes a cometer los delitos, Lestani señaló, “en relación a los objetivos y motivaciones, es claramente de extrema ideologización, ya que no se roban nada, entran de noche y cortan los silos de punta a punta, echan cura-semilla para que el grano no se pueda comercializar o esperan la noche anterior a una tormenta para que el clima potencie el daño. Y en otros casos, simplemente incendian como fueron los casos que sufrieron dirigentes gremiales agropecuarios en sus explotaciones. Es decir, dañar por dañar y que esto desgaste la relación del campo con el Gobierno y genere un nuevo punto de conflicto”.
Polémica
El pasado viernes en declaraciones radiales, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Luis Basterra, se volvió a referir a la inseguridad rural. Y al respecto, dijo: “Lo de los silobolsas es un problema entre particulares. No hay ninguna evidencia de que haya sido un asunto político. Pusimos todo desde el Estado para identificar cada caso y saber quienes fueron los causantes”.
Dichas expresiones no cayeron muy bien en la dirigencia agropecuaria. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, desde su cuenta personal de Twitter, respondió: “Lo de los silobolsas es un delito. Al delito lo realiza una persona (delincuente) y lo sufre otra (damnificado). A partir de allí debe intervenir el Estado previniendo primero, investigando e impartiendo justicia, después. Los políticos están al frente del Poder Ejecutivo que tiene que prevenir y esclarecer los ataques. Por lo tanto, el poder político debería hacerse responsable”.
Por último, los integrantes de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) publicaron un documento donde a través del mismo manifestaron “su absoluto repudio a las inauditas insinuaciones aparecidas en algunos medios periodísticos mediante las cuales se intenta vincular a los trabajadores y a esta organización con los delictivos hechos de violencia contra silobolsas que se han producido en los últimos tiempos en varias provincias”.
“Siempre hemos respetado y respetaremos el rol de los trabajadores de prensa, sin cuya actuación nuestras luchas en defensa de los intereses de nuestros representados muchas veces se verían opacadas al no trascender. Insinuar que los trabajadores o su organización gremial pudieran tener algún grado de participación en esos hechos vandálicos es tan aberrante e inaudito como pensar que los mismos están vinculados a algún tipo de enfrentamiento entre productores o a internas en sus organizaciones representativas”, manifestaron.
Y además, dijeron que los ataques a silobolsas, los incendios intencionales y otros hechos delictivos, “perjudican a la producción y, por lo tanto, también perjudican a los trabajadores quienes, cabe destacar, han venido trabajando sin interrupción desde el inicio de la pandemia y sin cuyo esfuerzo la provisión en la mesa de los argentinos se hubiese visto disminuida”.
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