La pandemia del COVID-19 afectó no solo la salud de buena parte de la población, sino también la economía que se desplomó y con eso los ingresos de los asalariados y, en especial, de los cuentapropistas. En este contexto, que se podría comparar en algún punto con la crisis que vivió el país a fines de 2001 y 2002 hubo un sector que pensaba que iba a vivir su verano y, consecuencia de la cuarentena, quedó atrapado en un frío invierno que los está llevando a cerrar, como aseguran varios referentes de las casas de empeño que en la crisis anterior funcionaron a todo vapor para brindar liquidez y hoy están en una crisis terminal porque casi no trabajan.
“Nosotros realizábamos 200 operaciones mensuales y hoy hacemos cinco, abrimos dos veces por semana y porque lo hacemos un día para los documentos pares y otro para los impares y para llevarle tranquilidad a nuestros clientes que todavía no quebramos”, explicaron a Infobae desde la casa de empeño Sercofin. “La gente no puede acercarse a empeñar sus cosas y tampoco pueden venir nuestros especialistas a tasarlas. Por ejemplo, nosotros tenemos muchos instrumentos y los luthier no pueden venir a tasar nuevos productos”, agregaron.
“La verdad es que nosotros pensábamos que íbamos a tener mucho trabajo, ahora vamos a tener que esperar a que termine la cuarentena. Ahí seguro vamos a tener un afluente de gente que necesite liquidez”, comentaron.
Algo similar sucedió con uno de los centros de subastas más importantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“El empeño no está aumentando porque el sistema está afectado por el encierro y el aislamiento. En el 2001 vimos un incremento del denominado crédito pignoraticio que es el préstamo social que se concede contra una garantía que puede ser un cuadro o una joya que se puede recuperar o se manda a subasta, pero ahora el aislamiento no permite esto porque no lo pueden traer al banco y no se puede tasar”, contaron a Infobae desde el Banco Ciudad.
“Pero hacia adelante vemos que, cuando se abra la cuarentena y el arrastre de las consecuencias económicas impacte plenamente en la sociedad, esto va a empezar a crecer como sucedió en 2001. Esto es un crédito que se utilizaba antes de la década del 50 del siglo pasado; persiste en un área del banco y crece en los momentos de crisis hoy está esperando la salida de la cuarentena para volver a crecer”, agregaron desde la entidad financiera.
La otra cara de este negocio son las subastas, que también realiza el Banco. “Lanzamos las subastas online para poder paliar esa situación. Lo que sería el ecommerce para el resto de los comercios para nosotros la opción fue llevar adelante las subastas de manera online y ya habilitamos operaciones de subastas de inmuebles, alhajas, arte y automotores”.
Lo que sería el ecommerce para el resto de los comercios para nosotros la opción fue llevar adelante las subastas de manera online y ya habilitamos operaciones de subastas de inmuebles, alhajas, arte y automotores (Banco Ciudad)
Pero no sólo las casas de empeño están sufriendo la cuarentena. Las mudadoras y guarda muebles también están viviendo una situación muy particular. “Muy pocos clientes dejan de abonar el guarda muebles, algunos venden una parte para pagarlo, se buscan alternativas de pago y se conversa porque la intención no es mandar a remate las pertenencias”, explica Jorgelina García, gerenta de Verga Hermanos, una de las empresas mudadoras más emblemáticas de la Ciudad.
La compañía familiar que fue fundada en 1895 también tiene una parte de remate que está “frenada” por la cuarentena. “Había gente que traía y dejaba cosas en consignación o que compraba y vendía que hoy no lo puede hacer por la cuarentena”, señala. “Nos traían cosas para vender y hoy eso es imposible, seguramente se recuperará post cuarentena”, agregó la ejecutiva de la compañía que suele vender muchas de estas cosas en una parte de su negocio que se denomina”usá usados”.
Donde sí encontraron una nueva modalidad producto de la crisis económica que generó la pandemia es en la forma de pago de las mudanzas. “Hoy que se habilitaron las mudanzas los fines de semana nos encontramos con que en algunos casos ofrecen pagar parte del servicio con muebles o diversos objetos que nosotros tasamos y los tomamos en consignación y una vez que se vende se cancela esa deuda”.
Aunque el trueque todavía no llegó, la falta de ingresos y la falta de liquidez está haciendo que todas aquellas opciones preexistentes para obtener una rápida liquidez se reformulen a la espera del fin de la cuarentena.
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