La Argentina dio el primer paso -y el más importante- para llegar a un acuerdo con los acreedores. Les pidió a ellos que redacten sus exigencias en las condiciones de emisión. Para los fondos de inversión es más importante que no se alteren los requisitos sobre el porcentaje de masa crítica que debe lograr cada bono para no ir al default. Este porcentaje ahora promedia 66,6% y no quieren que se cambie. Si el país hoy logra reunir una masa de tenedores de bonos de ese nivel, los que no aceptaron quedarán inhibidos de hacerle juicio a la Argentina. Pero sin el acople de los tres grandes fondos en rebeldía, es imposible.
“Los inversores ven los gestos y no escuchan las palabras. Si bien Alberto Fernández dijo que los fondos que rechazaron la actual oferta actúan de mala fe, afuera ven que está dando chances de corregir la letra chica de la oferta y eso los satisface. La discusión de los números queda para el final y nadie cree que por una diferencia de tres dólares se vaya a juicio. Por eso en el mercado apuestan a que la deuda se resuelve. Mire el nivel de los títulos y verán que están a 15% de la paridad que lograrían con un acuerdo”, señaló un operador. “Todos saben que hasta las últimas horas jugarán sus cartas y después firmarán el acuerdo. Lo más probable es que el país haga alguna leve mejora y todos contentos”, agregó.
Es que se trata de una negociación donde pueden perder ambas partes si no llegan a un acuerdo porque no solo quedará defaulteada la deuda nacional, sino que sucederá lo mismo con las deudas en dólares de las provincias y de las empresas privadas. A los empresarios locales se les hará cuesta arriba pagar sus Obligaciones Negociables colocadas en el exterior. Un default puede disparar al dólar. Los fondos de inversión también tienen parte de estos bonos en su cartera por lo que la pérdida sería más elevada ya que a la deuda nacional habría que sumarle poco más de USD 30.000 millones de deuda de las provincias y empresas.
Por eso los bonos en dólares con legislación extranjera, que son los que marcan el nivel del riesgo país, siguieron en alza. Pocos dudan de que no se salga de la cesación de pagos. El Discount, que entraría en default a fin de mes, aumentó 1,29% y el Par, 0,82%. Los bonos con ley local, que están atados a lo que se resuelva en la negociación, tuvieron alzas similares en el corto y mediano plazo. El Bonar 2020 avanzó 0,92% y el Bonar 2024, 1,24%. En este escenario el riesgo país tuvo una baja de 49 unidades a 2.224 puntos básicos y está a punto de perforar el piso de los 2.200 puntos.
Los dólares alternativos, que son la cara más visible del comportamiento de los inversores más grandes, bajaron. Otra muestra de la fe que hay en el acuerdo. El dólar Bolsa o MEP cedió $ 2,67 (-2,3%) a $ 111,78 y el contado con liquidación perdió $ 2,52 (-2,2%) y cerró en $ 114,39.
Donde hay más presión de oferta es en el mercado marginal. El dólar libre, ajeno a todas las regulaciones del Banco Central, subió $ 3 y cerró en $ 136. Con estos precios renació la industria del “puré”: comprar dólares al precio solidario ($ 98,15) para revenderlos en el mercado libre a $ 132, que es lo que le pagan al vendedor particular, que se hace de una ganancia de casi $ 34 por dólar. Pero en la provincia de Buenos Aires, en particular en el conurbano, el dólar se negoció a $143 porque casi todos los que acuden a esas cuevas compran cantidades mínimas. La City y la provincia tienen realidades diferentes.
Por eso, el Banco Central ajustó los controles sobre los movimientos del cupo mensual de USD 200 -cerró 400 cuentas en bancos- y sobre exportadores e importadores para evitar distorsiones en los datos de sus operaciones con el exterior porque son una fuente de alimentación del mercado marginal.
Si bien en la City el dólar no llegó al récord de mayo de $142, se está transformando en un dolor de cabeza para el Banco Central porque pone presión a los precios.
Los dólares oficiales siguieron su rutina. En bancos y casas de cambio subió 20 centavos a $ 75,86 y en la plaza mayorista con escasos negocios por USD 211 millones por la ausencia de exportadores, aumentó 6 centavos a $ 71,84. Las reservas del Banco Central bajaron USD 30 millones a 43.350 millones porque tuvo que vender divisas para satisfacer a los importadores.
La Bolsa, que estuvo en alza gran parte del día, operó $ 2.370 millones, un monto que supera ampliamente lo negociado en las últimas ruedas. Hasta las 14.00 el clima fue positivo y el S&P Merval estaba 3% arriba. Fue entonces que comenzó una toma de ganancias veloz que lo llevó a terreno negativo (-1,33%) para luego rebotar y cerrar con una pérdida de 0,46%.
CableVision Holding (-3,47%) fue el papel más afectado, seguido por Edenor (-3,06%) y Aluar (-3,05%). La fortaleza de los bonos hizo que los bancos estuvieran al margen de las caídas porque los inversores no se desprendieron de esas acciones. De hecho, BBVA subió 1,37%, Galicia bajó 0,07% y Banco Macro, 0,48%.
Los ADR’s argentinos -certificados de tenencia de acciones- tuvieron mejor suerte porque predominaron las alzas. Lo mejor pasó por Cresud que aumentó 5,22% y lo peor fue Mercado Libre que cayó 3,64%. Los bancos tuvieron alzas de hasta 2,93% como fue el caso de BBVA. Macro mejoró 0,86%; Galicia, 1,37% y Supervielle, 1,02%.
Para hoy las miradas seguirán puestos en los precios de los bonos. No se esperan novedades, pero si declaraciones de ambas partes porque son parte del regateo en la negociación de la deuda. El dólar marginal quedó estable en el post cierre donde los pases se hicieron al mismo valor de cierre. Si bien esto no es garantía, se notó más tranquilidad sobre el final de la rueda.
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