El Banco Central renovó el swap de monedas con el Banco Central de China por el equivalente a USD 18.500 millones, según confirmaron fuentes de la autoridad monetaria. De esa manera, el BCRA mantiene en su poder una importante porción de sus reservas, cercana al 42%, que al día de ayer totalizaban USD 43.350 millones.
El acuerdo entre ambos bancos centrales tendrá un único cambio: ya no será un requisito para la Argentina mantener un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que el swap esté vigente. Esa cláusula había sido incorporada en la última de las renovaciones, firmada por el ex presidente del BCRA, Guido Sandleris, en la cumbre del G-20 celebrada en Buenos Aires en diciembre de 2018 y negociado en un viaje previo del funcionario al país oriental.
Como es habitual, el swap será anunciado con un comunicado conjunto, breve y formal, que se conocerá en los próximos días. El monto total es de 130.000 millones de yuanes (hoy, equivalentes a USD 18.500 millones) y se divide en dos porciones. La primera, por 70.000 millones de yuanes, fue firmada en 2009 por el entonces presidente del BCRA, Martín Redrado, y renovado en 2013 por Juan Carlos Fábrega.
En 2018, en el contexto de la cumbre del G-20 y la visita del presidente chino Xi Jinping a Buenos Aires, se selló un segundo swap por otros 60.000 millones de yuanes, en el que se incluyó el requisito de que la Argentina mantuviese vigente un acuerdo con el FMI, un vínculo que hoy atraviesa la incertidumbre. Es claro que el país no podría cumplir con lo acordado en ese año con el Fondo.
En el acuerdo confirmado hoy no fue incluida la cláusula firmada en 2018 por Sandleris y el hoy todavía presidente del Banco Central chino Yi Gang, quien en las últimas semanas cerró los detalles de la renovación tras conversaciones con el titular del BCRA, Miguel Pesce.
La pandemia obligó a la negociación a distancia, ya que muchos de los foros internacionales en los que los banqueros centrales suelen negociar cara a cara se están celebrando de manera virtual. En el mes de marzo, tal como consignó Infobae, el BCRA ya había solicitado formalmente a China la renovación.
Si bien el acuerdo fue cerrado entre ambos bancos centrales, no está separado de la relación política y comercial entre ambos países. China comenzó a ofrecer los swaps a bancos centrales de todo el mundo dos décadas atrás para internacionalizar su moneda y conseguir que el yuan comenzara a quitarle espacio al dólar como moneda de reserva de valor. No obstante, no es un secreto que también utiliza estos acuerdos para apoyar su comercio exterior, llevar sus empresas a los mercados internacionales y defender sus intereses geopolíticos.
Cómo funciona el swap
El swap de monedas es una vía que el BCRA, al igual que otros bancos centrales del mundo, utiliza para hacer crecer sus reservas sin costos, ya que técnicamente no es un préstamo. La operación consiste en un canje de 130.000 millones de yuanes por pesos argentinos. El BCRA podría transformar una parte de esos yuanes en dólares, si quisiera usarlos para intervenir en el mercado de cambios. Solamente en ese caso, debería pagarle una tasa de interés a su par chino que alcanzaría el 7% aproximadamente.
De este modo, el BCRA logrará sostener el volumen de sus reservas sin mayor esfuerzo, pero deberá pagar si quiere aumentar su liquidez. El primer swap, firmado en 2009, sembró algunas dudas acerca de si era viable transformar los yuanes en dólares para poder usarlos en el mercado. Esas dudas se despejaron a fines de 2015, cuando otro ex titular del Central, Federico Sturzenegger, en las primeras horas del gobierno de Cambiemos, negoció la conversión de yuanes por el equivalente a USD 3.000 millones, para ganar “poder de fuego” en la salida del cepo cambiario. Fue la única oportunidad en la que los yuanes chinos fueron transformados en dólares para calmar a los mercados.
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