Hans Humes, representante de uno de los fondos acreedores de la Argentina que participa en las negociaciones para la reestructuración de la deuda, criticó el rol de los principales fondos en la negociación y dijo que la Argentina no puede hacer más concesiones económicas, aunque si legales. “Parece que estamos en una etapa en la que realmente yo creo que los acreedores necesitan mostrar un poco de flexibilidad”, comentó el titular de Greylock Capital, uno de los fondos que apoyan la reestructuración de deuda propuesta por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y que critica el rol de Blackrock y otros jugadores.
“Yo creo que realmente la diferencia entre hoy y 2005 fue que el ministro Guzmán realmente está tratando de ajustar la oferta de Argentina a lo que querían los bonistas pero ahora parece que estamos en una etapa en la que realmente yo creo que los acreedores necesitan mostrar un poco de flexibilidad”, dijo Humes en declaraciones a Radio Rivadavia.
“Estamos tan cerca, debemos cerrar esta cosa porque las condiciones económicas en la Argentina no están mejorando, necesita el espacio para poder crecer. Ahora, yo creo que la oferta que pusieron los tres grupos el lunes, en términos de precio, es igual a lo que estaba proponiendo el grupo de Blackrock en las últimas semanas. Realmente, como señal al país, no deja mucho espacio para mover. Si queremos obtener concesiones en términos legales debemos ceder algo, en esta etapa debemos mostrar flexibilidad en términos de precio”, comentó.
Yo creo que la oferta que pusieron los tres grupos el lunes, en términos de precio, es igual a lo que estaba proponiendo el grupo de Blackrock en las últimas semanas. Realmente, como señal al país, no deja mucho espacio para mover
Greylock Capital, junto con Fintech, Gramercy y Oaktree, es uno de los cuatro fondos que comunicaron su aceptación de la última oferta argentina presentada ante el regulador del mercado de los Estados Unidos y que el resto de los grandes acreedores rechazaron al tiempo que contestaron con una contraoferta.
La propuesta Argentina tiene vigencia hasta el 4 de agosto próximo, aunque fue recahzada por tres grupos de acreedores que dicen tener entre todos cerca del 35% de los bonos argentinos elegibles para el canje. Para prosperar, la operación necesita que la acepten tenedores con al menos el 50% de los títulos en juego. Para cerrar un acuerdo que, además, evite que tenedores minoritarios puedan litigar en contra del acuerdo necesita un nivel aún mayor, que ronda el 75% aunque varía según cada bono.
“Dentro de una negociación hay que dar algo para recibir algo y los acreedores deben pensar qué es importante. Y pedir USD 56,5, realmente no es para cerrar (...) Una diferencia de 2 puntos o 3 puntos, eso no va a cambiar para los grupos grandes”, dijo. “Participé de muchísimas reestructuraciones soberanas, es la primera vez que hemos visto a Blackrock tratando de negociar, la experiencia que tienen en ellos es en high yield en los Estados Unidos, y es un ambiente muy diferente. Pero yo creo que estamos viendo la falta de experiencia de mucha gente nueva que nunca ha hecho esto en el pasado”, comentó.
Participé de muchísimas reestructuraciones soberanas, es la primera vez que hemos visto a Blackrock tratando de negociar, la experiencia que tienen en ellos es en high yield en los Estados Unidos, y es un ambiente muy diferente. Pero yo creo que estamos viendo la falta de experiencia de mucha gente nueva que nunca ha hecho esto en el pasado
El inversor, que también representó a un grupo de acreedores durante el canje de 2005, dijo que si bien no se puede descartar un final sin acuerdo, los costos de ir a un litigio son grandes para los bonistas.
“Lo que se puede aprender de lo que hizo Elliot la última vez es que es muy muy caro enjuiciar un país, y ganar casi imposible. Lo que pasó con Elliot dependió totalmente del esfuerzo que Elliot hizo con su grupo y el cambio de Gobierno”, comentó.
“Aunque hay espacio para ajustar términos legales, la oferta del Gobierno es racional, es good enough (N. de la R.: suficiente). No tiene que ser perfecta, tiene que ser good enough”, opinó. “Podemos negociar ciertos términos, hay espacio, pero empujar hasta alcanzar un precio no tiene sentido”, concluyó.
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