Una familia tipo necesitó $43.811 para no caer en la pobreza, un 40,7% más que hace un año

Ese fue el valor de la Canasta Básica Total del mes de junio, según informó el Indec. Para no ser indigente el grupo familiar requirió de $18.029

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Las variaciones interanuales de la
Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 45,3% y 40,7%, respectivamente (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)

En junio, una familia tipo necesitó contar con ingresos de $43.811 para no caer en la pobreza, con un aumento del 40,7% respecto del mismo mes del año pasado, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Durante el mes pasado, el aumento mensual de la Canasta Básica Alimentaria (CBA, utilizada para medir la indigencia) fue de 0,9%, mientras que la variación de la Canasta Básica Total (CBT, para medir la pobreza) fue de 1,7%. Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 45,3% y 40,7%, respectivamente.

Con este incremento en los valores, significó que una familia tipo, compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años necesitó tener ingresos de más de $43.811 para no caer en la pobreza en junio. Tomando el mismo grupo familiar, la indigencia quedó marcada en $18.029. Este fue el piso de los ingresos que necesitaron para no dejar el segmento de la pobreza y caer y en la indigencia.

Según el Indec, la CBA se determinó tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto, de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra esas necesidades durante un mes. Los alimentos son pan, galletitas de agua, dulces, arroz, harina de trigo y de maíz, fideos, papa, batata, azúcar, dulces, legumbres secas, hortalizas, frutas, carnes, menudencias, huevos, leche, fiambres, queso, yogurt, manteca, aceite, bebidas no alcohólicas y alcohólicas, sal fina, condimentos, vinagre, café y yerba.

La inflación de junio se ubicó por encima del 2% por primera vez desde el inicio de la pandemia, en un contexto en el que si bien en muchas provincias ya rige el distanciamiento social y muchas actividades volvieron a producir, la demanda no volvió a traccionar. Además, en el área metropolitana todavía rige la cuarentena con escasos grados de apertura, el IPC se ubicó en 2,2% en junio y acumuló en los últimos doce meses un alza del 42,8 por ciento.

Con estos datos, lo que se observa es que la Canasta Básica que mide a los sectores más vulnerables y que pone el piso para no caer en la indigencia acumula un aumento mayor que el nivel de inflación general. Hace doce meses atrás, en junio de 2019, los sectores más humildes necesitaban ingresos por 12.409 pesos mensuales para no ser indigentes y durante el mes pasado ese número subió a un poco más de los 18.000 pesos.

Este dato se viene repitiendo desde enero pasado. Mientras que la canasta de los sectores medios se mantiene apenas por debajo de la inflación. la explicación se encuentra en que buena parte de los ingresos de estos sectores se destina a la compra de Alimentos y bebidas no alcohólicas, el capítulo con mayor ponderación del Índice de Precios al Consumidor, que durante junio aumento 1 por ciento.

Esto podría empeorar en la próxima medición porque al día siguiente de conocerse el IPC de junio se autorizaron subas de precios que van desde el 2% hasta 5% en muchos productos alimenticios que componen esa canasta y que están dentro de los planes de Precios Cuidados.

En mayo pasado, el costo de los productos que integran la CBA había retrocedido 0,1%, lo que determinó que una familia conformada por dos adultos y dos hijos menores necesitó ingresos por $17.875,68 para no caer en la indigencia. En tanto, el costo de la CBT subió 1,1%, con lo que ése mismo tipo de familia necesitó contar con ingresos por $43.080,38 para no caer debajo de la línea de la pobreza.

Para determinar la canasta básica total (CBT) se amplía la CBA, considerando los bienes y servicios no alimentarios. La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia.

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