Ana María Patricelli, de 49 años, fue encontrada muerta ayer en su departamento del barrio porteño de Palermo. Aunque mantenía un perfil bajo, su nombre trascendió porque era la pareja de Pablo Cabaleiro, conocido como “El Mago sin dientes”.
Empresaria, participó de la creación de tres sociedades distintas, pero su actividad principal la realizaba como despachante de aduana en su propio estudio, el Estudio Aduanero Ana Patricelli. Meses antes de su muerte, que la justicia investiga como un posible suicidio, hizo pública a través de sus redes sociales la situación económica que atravesaba su empresa de un sector afectado por la recesión, la disparada del dólar y las trabas cambiarias.
¿Sabrán los gobernantes la desazón y el miedo que genera pensar el no poder pagar sueldos, esos sueldo de familias que dependen de lo que ganan para alimentarse, comprar remedios etcétera, el no poder cubrir cheques, no poder abonar a proveedores que luego las deudas se nos acumulan?
Como empresaria, la novia de Cabaleiro figura además como miembro de varias sociedades. Es parte de Logística Internacional dedicada al rubro del comercio exterior, Belladonna Center del rubro de belleza y Me Too, una comercializadora.
Su actividad principal, su estudio, funciona desde el año 1990 y, según los dichos de la propia Patricelli, llegó a tener 20 empleados que debieron ser reducidos a 7 como resultado de la caída de la actividad. No registra deudas de relevancia y todos sus pagos con entidades financieras están al día, en situación normal.
“Somos una empresa fundada en el año 1990, de amplia experiencia en el mercado, brindando asesoramiento integral en todo tipo de operaciones de comercio exterior, buscando el desarrollo y crecimiento de los negocios de nuestros clientes”, describe la web de la compañía.
La propia empresaria había hecho pública la mala situación de su firma a pocos días de iniciado el período de aislamiento social preventivo y obligatorio. El 27 de marzo, la cuenta de Twitter de su estudio publicó un texto en el que narraba las dificultades por las que pasaba.
“Estoy harta de arriesgar, de apostar al trabajo, de contratar gente, de tratar de generar nuevos negocios y empleos. Pasan los días, nos van comunicando medidas y nosotros generadores y pagadores de sueldos no aparecemos en ningún beneficio”, dijo el comunicado firmado por Patricelli.
“¿Sabrán los gobernantes la desazón y el miedo que genera pensar el no poder pagar sueldos, esos sueldo de familias que dependen de lo que ganan para alimentarse, comprar remedios etcétera, el no poder cubrir cheques, no poder abonar a proveedores que luego las deudas se nos acumulan? Tengo una Empresa una mini pyme que lleva en el mercado más de 30 años, que antes tenía 20 empleados y dada la situación de los últimos largos años fui achicando hasta solo quedarme con lo básico con 7 empleados que deben alimentar a sus familias”, agregaba el texto.
Con la plata de los impuestos que pagamos el Gobierno intenta paliar el mal que el aislamiento genera en la economía. A mis empleados les tengo que pagar el 100% del sueldo sin generar (mi espalda no puede más con esa situación...) Impuestos al 100%, mantener mis oficinas al 100%
“Con la plata de los impuestos que pagamos el Gobierno intenta paliar el mal que el aislamiento genera en la economía. A mis empleados les tengo que pagar el 100% del sueldo sin generar (mi espalda no puede más con esa situación...) Impuestos al 100%, mantener mis oficinas al 100%”, se lamentaba.
“¡Gracias por cuidarnos! Pero por favor, dennos una mano, a las pequeñas empresas a las mini pymes! Ya no duermo pensando en los problemas de cuando empiecen a entrar los cheques, los cuales sin actividad no podré cubrir, pero claro, soy empresaria!!!”, concluía el texto.
Un colega despachante que accedió a hablar con Infobae a condición de no ser mencionado y que conocía a la empresaria, dijo que el freno en la actividad por la caída de importaciones se siente mucho desde hace dos años y que se acentuó con la pandemia de coronavirus COVID-19.
“No seguía la operación de ella, pero está frenado para todos. Más que nada por la suba del dólar que hace que ya no haya demanda por productos importados y ahora más con la cuarentena”, dijo. “Abril y mayo fueron de muy poca actividad, casi nada, en junio fue difícil para los importadores girar divisas y julio algo empieza a repuntar pero para el que no tenía resto fue difícil”, agregó.
El comercio exterior se derrumbó durante el período de aislamiento social. En mayo, las importaciones cayeron 31,8% interanual y las exportaciones 16,3%. Eso se suma a una caída del 20% que ya habían sufrido las importaciones en todo 2018, con las exportaciones casi estables.
A fines de mayo el Banco Central publicó la Comunicación A 7030 que limitó los montos que podían operar los importadores en el mercado cambiario, con el objeto de frenar la sangría de reservas que sufría la entidad. Como resultado, la actividad se resintió aún más. La entidad conducida por Miguel Pesce relajó esas trabas un mes más tarde para permitir una mayor fluidez de las importaciones con el objetivo de sostener la actividad económica.
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