Las Bolsas internacionales tomaron el tren de la recuperación después de los acusados desplomes de febrero y marzo, cuando la propagación de los contagios del COVID-19 anticipaban un período de recesión para la mayoría de las economías. El golpe en las valuaciones fue más duro para la Argentina, ya adentrada en un período recesivo que se inició en mayo de 2018, sin reservas ni acceso al crédito.
Aunque los indicadores macroeconómicos globales no registran una mejora, la apuesta bursátil por una rápida recuperación una vez que se superen las medidas de aislamiento por la pandemia tuvo una consecuencia colateral que beneficia a la Argentina: la apreciación de las monedas de los socios comerciales, que mejora la competitividad cambiaria doméstica sin necesidad de una drástica devaluación.
El golpe en las valuaciones fue más duro para la Argentina, ya adentrada en un período recesivo que se inició en mayo de 2018, sin reservas ni acceso al crédito
El Índice de Tipo de Cambio real Multilateral (ITCRM) que elabora el Banco Central refleja que el valor del peso argentino es el más competitivo en cuatro meses, con un dólar que sube de manera gradual con el monitoreo de la entidad monetaria y con un férreo cepo.
El ITCRM, en los 117,1 puntos el 14 de julio, se estabilizó en el nivel que registraba a comienzos de marzo de este año, después de un período de extrema volatilidad de las monedas emergentes.
El Índice de Tipo de Cambio Real Bilateral con Brasil, cuya moneda sufrió una histórica devaluación en el primer semestre de 2020, se asentó en los niveles de mediados de abril
Asimismo, el Índice de Tipo de Cambio Real Bilateral con Brasil, cuya moneda sufrió una histórica devaluación en el primer semestre de 2020, se asentó en los niveles de mediados de abril pasado, en los 101 puntos.
Cabe recordar que para esta comparación se toma un ITCRM con una base de 100, de equilibrio teórico, como el alcanzado el 17 de diciembre de 2015, cuando la administración de Mauricio Macri eliminó el anterior control de cambios.
¿Qué ocurrió en los últimos meses?
El fuerte rebote de los precios de acciones y bonos globales disipó la aversión al riesgo de los inversores, que en momentos de turbulencia se refugian en activos considerados seguros como los metales preciosos y los bonos del Tesoro de los EEUU. También en "cash", es decir dólares.
La veloz reversión de las bajas habilitó también una recuperación de las monedas emergentes en los últimos meses. Y, en forma indirecta, benefició la competitividad cambiaria de la Argentina, donde el dólar mayorista, referencia para el comercio exterior, sube un 19,4% en 2020, unos cinco puntos por encima de la inflación, a 71,48 pesos.
La veloz reversión de las bajas habilitó también una recuperación de las monedas emergentes en los últimos meses. Y, en forma indirecta, benefició la competitividad cambiaria de la Argentina
A mediados de mayo el dólar en Brasil rozó un récord histórico de 6 reales, mientras que ahora se asienta en los 5,36 reales, movimiento que significa una revaluación del 11% de la divisa brasileña. Esta caída del precio del dólar tuvo su réplica en el mercado argentino, donde la cotización del dólar blue cedió desde el récord de $138 del 14 de mayo a los 130 pesos.
En el último trimestre China desplazó a Brasil como principal socio comercial de la Argentina. Si bien su moneda es mucho menos volátil que las de otras economías emergentes, el dólar cotizó a un récord de 12 años a 7,17 yuanes el 28 de mayo pasado. Hoy, con un dólar a 6,99 yuanes, la divisa china se apreció 2,4% en seis semanas.
También en Chile, el dólar alcanzó un máximo histórico de 868 pesos el 19 de marzo pasado. Ahora, en $788 por dólar, la moneda chilena se revaluó un 10% en cuatro meses.
La mejora de la competitividad cambiaria de la Argentina contribuye a atenuar otras desventajas de la economía doméstica, con un PBI que podría colapsar más de 10% en 2020.
Cálculos privados y el propio Presupuesto nacional presentado en septiembre pasado, aunque nunca se trató en el Congreso, apuntaba a un superávit comercial récord del orden de los USD 18.000 millones este año, en buena medida sustentado, como ahora con la crisis del COVID-19, por el desplome de las importaciones.
“Pese a que el saldo comercial alcanzaría un máximo, el flujo comercial se acercaría a los mínimos de 2009 -USD 95.000 millones- 20% por debajo del valor de 2019”, estimó Ecolatina.
En el caso del intercambio de bienes con Brasil, la consultora Abeceb.com proyectó una caída cercana al 30% en el flujo comercial bilateral, por debajo de los USD 15.000 millones, “lo que implicaría una retracción en el intercambio a niveles inferiores a los del año 2005”, con una contracción pareja en importaciones como de envíos al socio del Mercosur, en dicho orden del 30 por ciento.
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