Enviar dinero desde la Argentina a cualquier parte del mundo se volvió una tarea difícil en tiempos de pandemia combinada con trabas cambiarias. Las normas del Banco Central establecidas en octubre del año pasado equiparan las compras de dólares para enviar al exterior en concepto de ayuda familiar a las compras para atesoramiento. Pero dado que los montos son limitados existe la alternativa de ir a remesadoras de fondos que cobran como cargo adicional la cotización del dólar al tipo de cambio contado con liquidación.
A fines de junio 18.000 argentinos en el exterior se habían anotado para ser repatriados según datos de Cancillería. Se trata más que nada de residentes que perdieron sus trabajos, becas u otras fuentes de ingresos y que analizan la posibilidad de volver al país. Mientras tanto, los allegados que quieren hacerles llegar ayuda económica encuentran toda clase de dificultades, primero, por las estrictas regulaciones cambiarias, pero -más aún- por la devaluación del peso en términos de tipos de cambio alternativos al oficial de referencia para las operaciones de comercio exterior. Para remesar dinero al resto del mundo lo más sencillo es hacerlo a un tipo de cambio contado con liquidación: en torno a $115 por dólar a través de agencias autorizadas.
Las comisiones van del 2% al 5% por envíos al exterior a través remesadoras, pero a partir de montos altos varias entidades cobran una tarifa plana
En los hechos, girar dinero al exterior en concepto de ayuda familiar no está prohibido por las normas del “cepo”. Pero está enormemente limitado.
Características de las operaciones autorizadas
El concepto de compra de moneda extranjera para ayuda familiar cae en la misma categoría que la compra para atesoramiento, que tiene un límite de USD 200 mensuales por persona. Se trata de una transferencia internacional a la que cualquier banco puede dar curso.
Como excepción, cuando se desató la pandemia del COVID-19 y se interrumpieron los vuelos regulares a la Argentina, el Banco Central habilitó una opción más. Elevó hasta el equivalente a USD 500 el giro de divisas a través de remesadoras en el exterior.
Ese tipo de transferencias de dinero al resto del mundo tiene que hacerse desde una cuenta en dólares, es decir que se trata de divisas ya ahorradas o conseguidas de otra manera. No hay forma de comprar esos dólares en el mercado formal, porque el cupo de USD 200 por mes no se altera ni siquiera en esos casos.
Para montos mayores a los USD 200 entonces, el sistema de remesas es el que escapa a las trabas cambiarias. Claro que con un costo: para poder mover divisas desde y hacia el país las entidades autorizadas tuvieron que salirse del mercado oficial y operar en el contado con liquidación, que ronda en estos días $115 por dólar.
De ahí que quien necesite transferir dinero a un familiar residente fuera del país un monto mayor a USD 200 podrá hacerlo a través remesadora, deberá tener en cuenta que la diferencia se hará un tipo de cambio que es unos $20 más alto que dólar solidario, el oficial más el 30% del Impuesto PAIS.
En cuanto a las comisiones, de acuerdo a la empresa, puede variar del 2% al 5%, aunque arriba de ciertos montos como USD 1.000 algunas empresas ponen comisiones fijas.
En caída
Tras la escalada de la cotización de los dólares alternativos, la capacidad de los argentinos o residentes en el país para enviar ayuda al exterior se vio muy limitada. Es por eso que el negocio de remesa, tradicionalmente de salida de la Argentina, principalmente hacia países limítrofes, hoy es más que nada un flujo de entrada.
“El negocio que tradicionalmente es para nosotros de salida se volvió fuertemente de entrada, es algo que venimos viendo desde 2018 a esta parte y que correlaciona mucho con las crisis económicas, cuando la gente empieza más a recibir ayuda que a enviarla”, dijo a Infobae Maximiliano Babino de Western Union.
El negocio que tradicionalmente es para nosotros de salida se volvió fuertemente de entrada, es algo que venimos viendo desde 2018 a esta parte y que correlaciona mucho con las crisis económicas (Maximiliano Babino)
“Hoy estamos viendo que muchos de los destinos tradicionales, como los países limítrofes, ahora ya no hay envíos porque muchos extranjeros residentes se quedaron sin trabajo o volvieron. Un caso que es un ejemplo, es que se cortaron casi a cero los envíos a Senegal que siempre tenían su movimiento”, agregó.
Aunque pequeño, el movimiento de remesas genera hoy un flujo de entrada de divisas al país, aunque sin efecto alguno sobre las reservas del Banco Central. Como se maneja en el mercado de contado con liquidación, las remesadoras sólo hacen operaciones cambiarias con bonos soberanos, a un tipo de cambio más alto, y por el monto neto de diferencia entre entrada y salida de envíos. Los datos no son públicos, pero las empresas admiten que hoy están enviando al exterior un 25% de lo que movían antes de la disparada del dólar en abril y mayo de 2018.
Ese movimiento por fuera del mercado oficial hace que las transferencias no tengan ningún tope regulatorio. En los hechos, sólo pesa un máximo de USD 5.000 que no surge de trabas cambiarias del Banco Central sino de normas de la Unidad de Información Financiera (UIF) que hacen a la prevención de lavado de dinero. Pero las empresas ponen sus propios topes.
En 2017, último año de expansión económica para la Argentina, el saldo de remesas fue negativo por USD 500 millones, como resultado de envíos al exterior por USD 870 millones e ingresos por USD 370 millones. Dos años después, ese saldo se achicó a apenas USD 42 millones de salida como resultado de envíos por USD 443 millones e ingresos por USD 485 millones
Si se miran datos de balanza de pagos del Indec, mientras tanto, se ve como el movimiento de dinero se ha ido apagando. En 2017, último año de expansión económica para la Argentina, el saldo de remesas fue negativo por USD 500 millones, como resultado de envíos al exterior por USD 870 millones e ingresos por USD 370 millones. Dos años después, ese saldo se achico a apenas USD 42 millones de salida como resultado de envíos por USD 443 millones e ingresos por USD 485 millones.
A medida que los pesos de los residentes en el país compran menos divisas, sobre todo desde comienzos de 2020, se observa un cambio en el flujo de fondos para familiares, al punto que la ayuda recibida del resto del mundo sumaron en el primer trimestre USD 121 millones, mientras que los envíos se redujeron a sólo USD 78 millones, principalmente hacia España, Estados Unidos y países limítrofes.
“Sobre todo en estos días de pandemia lo que más se mueve es la ayuda familiar con destino a alimentación, ropa, vivienda y educación. Lo que es remesa se mueve esencialmente en eso, con ayudas familiares que tienen a España como uno de los principales destinos y a Estados Unidos”, dijo Alex Torriglia de Xcoop, empresa fintech que se enfoca en esa operatoria. “El freno económico hizo que estas transferencias se vuelvan más esenciales”, dijo.
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