En medio de un derrumbe inédito de la economía argentina, hay un puñado de empresas que encontró caminos para atravesar la tormenta, sobrevivir y también crecer. Un abrupto cambio de rubro, una estructura muy pequeña y eficiente para moverse rápido, apostar a los nuevos mercados que explotaron con la cuarentena; las estrategias fueron muy diferentes pero efectivas.
Los efectos económicos que deja la pandemia son trágicos. Un desplome de la actividad económica de 26,4% en abril, una alarmante cifra de cierre de locales comerciales, que ya llega a más de 24.000 en la ciudad de Buenos Aires y se proyecta hasta 100.000 en todo el país. Y una pérdida de 174.000puestos de trabajo registrados desde que comenzó la cuarentea, según calculó la UIA.
Aquí los casos de cuatro empresas locales que pudieron seguir adelante y hasta crecer durante la pandemia.
De restaurante premiado a carnicería
Dos restaurantes cerrados y 120 empleados. Cuando Pablo Rivero ya no pudo recibir más clientes en sus locales, la premiada Parrilla Don Julio y El Preferido, dos clásicos del barrio de Palermo, decidió cambiar de rubro y volver a los inicios de la historia familiar, cuando sus padres tenían una carnicería. Adaptaron la cocina, compraron bicicletas de tres ruedas, los cocineros se transformaron en carniceros, los mozos en repartidores y las recepcionistas comenzaron a recibir los pedidos por teléfono.
Un abrupto cambio de rubro, una estructura muy pequeña y eficiente para moverse rápido, apostar a los nuevos mercados que explotaron con la cuarentena; las estrategias fueron muy diferentes pero efectivas
“Fue emocionante, todos tuvieron la voluntad de aprender. Volvimos a los orígenes de la familia y tuvimos una maravillosa reacción del público. Las ventas son muy buenas para esta realidad. Los volúmenes no son los mismos que los del restaurante, pero nos ayuda a que la crisis sea menor y todos están trabajando. Muchos empleados tienen 10 o 20 años de antigüedad, para muchos fuimos su primer trabajo. Se transformaron de chicos en profesionales”, explicó Pablo Rivero, el dueño de Parrilla Don Julio, uno de los restaurantes argentinos mejor posicionado en los rankings internacionales.
Para Rivero fue clave el vínculo que ya tenían con los clientes y recuerda que unas pocas semanas antes de la cuarentena festejaron “en grande” con un encuentro para 2.000 personas en las calles del barrio. Fue este mismo año, pero parece que hubiese sido en otra vida. “Los que más se acercan son los que viven en el barrio, pero también tenemos clientes en otras zonas y que viven afuera, en countries”, señaló. Tienen entre 80 y 100 pedidos por día y los cortes más vendidos son vacío, asado y bife de chorizo, pero también embutidos. También iniciaron la venta de vinos, con una oferta de más de 2.000 etiquetas seleccionadas.
Las ventas son muy buenas para esta realidad. Los volúmenes no son los mismos que los del restaurante, pero nos ayuda a que la crisis sea menor y todos están trabajando. Muchos empleados tienen 10 o 20 años de antigüedad (Rivero, de Don Julio)
“Si pensás qué va a pasar, te volvés loco. No sabemos cómo va a ser. Pensamos día a día, planificamos la semana, pero no más allá. Si pensás en cuándo vas a poder abrir, el desgaste es muy grande”, apuntó Rivero. Y destacó que el cambio también surgió como una necesidad de dar respuesta a los proveedores del restaurante, en su mayoría pequeñas empresas productoras de vegetales, quesos, manteca que venían hace años poniendo esfuerzo e inversión para cumplir con los pedidos del restaurante. El empresario resumen la estrategia en una frase: “De este barco, no se baja nadie”.
Lácteos, directo de fábrica
La cuarentena no fue un impedimento para que la empresa de lácteos Luz Azul siga abriendo franquicias en todo el país. Ya tienen 37 locales donde venden sus productos en forma directa de fábrica —quesos, dulce de leche, crema, ricotta, manteca y en breve sumarán leche larga vida— y en los próximos dos meses prevé abrir puntos de venta en Zárate, San Juan, La Rioja, Cipoletti y en los barrios de Congreso y Barrio Norte, en la ciudad de Buenos Aires, y en Martínez, en el Gran Buenos Aires.
“Tenemos locales de cercanía, con superficies pequeñas y vendemos directo de fábrica. En esta etapa, las ventas crecieron un 60%. La gente cocina más y usa nuestros productos. Hacemos promociones y tenemos delivery”, detalló Gabriela Benac, gerente de la firma. En alianza con otras empresas, también venden fiambres, picadas, tapas de empanadas y jugos de frutas.
La empresa láctea nació en 2012, cuando adquirieron la planta de lácteos de una cooperativa de la ciudad bonaerense de Azul —cuyo nombre llevan en su marca— y en 2015 lanzaron el modelo de franquicias, que se expandió rápidamente por todo el país. “Nos pudimos reinventar. Estamos focalizados en adaptarnos a los cambios y seguir creciendo”, dijo Benac.
Inversiones tras la explosión del comercio electrónico
El comercio electrónico fue uno de los pocos sectores que creció en medio de la cuarentena. Un crecimiento forzoso y exponencial. Eso le permitió a la empresa Plaza Logística, especializada en el desarrollo de parques logísticos y centros de distribución compensar la caída en otros rubros y seguir apostando a nuevos proyectos.
Tenemos locales de cercanía, con superficies pequeñas y vendemos directo de fábrica. La gente cocina más y usa nuestros productos. Hacemos promociones y tenemos delivery (Benac, de Luz Azul)
“El impacto en la logística fue muy desigual. Un tercio de nuestros clientes, actuales y potenciales, fueron golpeados con caída de volumen muy fuertes suspendiendo proyectos. Otro tercio se mantuvo y el resto, que está vinculado al e-commerce está explotando, pero con un grado de desorden importante también, con demoras para acomodarse”, explicó Eduardo Bastitta, CEO de la compañía.
La complejidad de la logística de una empresa de comercio electrónico frente a una tradicional es inmensa. Para el mismo volumen, una empresa tradicional envía un camión con pallets de un mismo producto a 300 puntos de venta y una empresa de e-commerce tiene que multiplicar por tres la cantidad de espacio, por cinco la cantidad de mano de obra y por siete el transporte. “Es como abrir cada uno de esos pallets y lo que lleva un camión lo tienen que transportar siete camionetas más pequeñas”, detalló Bastitta.
La compañía está trabajando ahora en el desarrollo de depósitos urbanos para las empresas de comercio electrónico, que le permiten más velocidad en los envíos. Lo más difícil es encontrar financiamiento para los proyectos, pero como venían de varios años de limitaciones por la recesión, ya estaban buscando alternativas. Este año, emitieron obligaciones negociables (ON) en UVAs por $2.150 millones, por encima de lo que esperaban y con un 50% de sobresuscripción. “Fue con un plazo de dos años, cuando el mercado en general lo está a haciendo a un año. El mercado está empezando a entender el trabajo que hacemos. Si la deuda es de muy corto plazo no podemos hacer inversiones de largo plazo”, explicó el CEO.
La empresa tiene seis parques logísticos, con depósitos de grandes superficies, que suman 405.000 metros cuadrados distribuidos en 17 clientes. “El impacto que tuvimos fue desigual pero lo pudimos compensar. Desde el punto de vista financiero nos habíamos preparado. Veníamos trabajando con varias fuentes de financiamiento alternativas como organismos multilaterales de crédito y la OPIC (la Corporación para Inversiones Privadas en el Extranjero de los Estados Unidos ahora llamada DFC)”, aseguró el empresario.
La empresa de juegos online que sumó más empleados
La compañía argentina Etermax, creadora de juegos como Preguntados y Apalabrados, incrementó más de 10% la cantidad de empleados durante la cuarentena. Con un equipo de ya más de 400 personas en cinco países, estima incorporar al menos 120 talentos más antes de fin de año a pesar.
“La industria de videojuegos y publicidad digital fue de la menos afectada por la pandemia e incluso se vio potenciada. Aunque creemos que el crecimiento luego va a amesetarse, va a ser una meseta más alta que la que teníamos antes. Nuestra industria está en una posición de ventaja”, explicó Sebastián Peña, director Ejecutivo de Recursos Humanos.
La empresa venía trabajando con alguna forma de trabajo remoto, pero parcial y rotativo. Por la cuarentena, todos sus empleados pasaron a trabajar desde sus casas y para amortiguar el impacto, todos recibieron dinero para equipar sus hogares según sus necesidades (equipos, sillas, escritorios o lo que les hiciera falta) y se comenzaron a organizar juegos online para que todos sigan conectados. “También sirve para cortar a cierto horario del día. La oficina en casa puede hacer que se extienda el horario a cualquier hora”, explicó.
A pesar de que el precio de la publicidad fue fluctuando durante los meses de la cuarentena —funciona como una compraventa de acciones— pudieron compensar los altibajos con el crecimiento en la cantidad de usuarios. “El plan de crecimiento de la empresa sigue siendo el mismo, pero nos dimos cuenta de que podemos alcanzarlo con más facilidad”, anticipó Peña.
Etermax nació en la Argentina en 2009 y su división de gaming superó los 700 millones de descargas. La compañía tecnológica fue pionera en ofrecer servicios de publicidad en juegos a través de una extensa red de más de 1.800 títulos, propios y representados, y una división de Inteligencia Artificial para empresas.
Son sólo cuatro casos en medio de una caída histórica. Puede parecer nada en medio de la tragedia, pero quizás sirva como una señal de esperanza. Una señal de que a veces sí se puede.
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