El paro y los bloqueos que llevó adelante el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) a plantas de procesamiento en la provincia de Chubut, provocó que se pudrieran 500.000 kilos de langostinos que iban a exportarse y debieron ser tirados a la basura.
El conflicto entre el sindicato y las cámaras y empresas pesqueras se potenció en las últimas semanas a partir de la convocatoria a una huelga general y de los dos piquetes instalados en puntos clave de Puerto Madryn. Esto fue el domingo pasado.
El lunes intervino el Ministerio de Trabajo y dictó la conciliación obligatoria, pero el SOMU no la acató. Sin embargo, sí consiguió que se levantaran los piquetes en el puerto. Pero fue tarde. Tras liberarse los camiones, cuando fueron a descargar la mercadería la revisión sanitaria determinó que la mayor ya estaba podrida y tuvieron que desecharla porque no reunía las condiciones para su procesamiento y posterior consumo humano.
El conflicto
Todo comenzó cuando el sector empresario de la flota “congeladora-tangonera”, los buques-factoría que pescan, congelan y procesan el marisco para su venta en el mercado interno y para la exportación en cajas de dos kilos de “langostino austral patagónico”. no logró que el sindicato aceptara adecuar los niveles salariales en dólares a la caída de más del 50% del precio internacional del langostino. El acuerdo no fue posible ni siquiera en una audiencia de conciliación que se llevó a cabo en el ministerio de Trabajo y a la que asistió el subsecretario de Pesca, Carlos Liberman, un funcionario que responde a Máximo Kirchner.
La Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (Capeca, el sector de los “tangoneros”) repudió la actitud del SOMU al que hizo responsable. En un comunicado, la Cámara pidió evitar “actitudes que intentan promover el caos social, desabastecimiento y alimento que se desperdicia: ya se bloquearon 34 camiones, 500.000 kilogramos de langostino que debieron tirarse a la basura”.
Capeca, la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (Capip) y el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA) indicaron que “es falso lo que sostiene el gremio que las empresas estén proponiendo una baja del 40% del salario. Se propone un incremento que va del 5 al 10% con relación al salario cobrado en 2019”. Además, señalaron, “la propuesta garantiza que el ingreso variable del trabajador pesquero siga atado al dólar”. Lo que se pretende discutir, dijeron es “que sea a un valor del langostino más en sintonía a los precios del mercado internacional, y no a valores de hace 14 años”.
Las empresas sospechan, además, que la intransigencia de la conducción actual del SOMU obedezca al temor de que el ex secretario del gremio Omar “Caballo” Suárez, ya fuera de la cárcel, intente recuperar el gremio corriéndolos por izquierda.
A fines de mayo Infobae informó que las cámaras habían enviado una nota a los ministros de Producción, Matías Kulfas, de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, y de Trabajo, Claudio Moroni, a los gobernadores de Santa Cruz (Alicia Kirchner) y de Chubut (Mariano Arcioni) y a los gremios pesqueros, pintando un escenario de quiebra y pidiendo medidas (eliminación de retenciones, suspensión de Anticipo de Ganancias y reducción de costos portuarios, de gasoil y salariales, entre otras) para salir a pescar. Allí ya denunciaban que “más del 85 % de la facturación de una marea se destina y se paga antes de exportar”.
Según Eduardo Boiero, de Capeca, un buque congelador pierde hoy 100.000 dólares por marea y más de 1.200 dólares por tonelada pescada, lo que resultó en que el 99% de la flota quedara en puerto.
Ayer miércoles se llevó adelante otra audiencia virtual entre representantes del SOMU, Capeca, Capip, Cepa, el Ministerio de Trabajo y la Subsecretaría de Pesca sin que se haya alumbrado aún un acuerdo. Hoy se volverán a reunir para evitar que esta triste imagen se vuelva a repetir.
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