Entre 500 y 700 toneladas de productos de la pesca se están pudriendo en rutas del sur, debido a un bloqueo del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU). El conflicto se originó en un subsector específico de la pesca, dedicado al langostino, y afectó inicialmente al sur del país, pero amenaza extenderse a toda la actividad pesquera.
Todo empezó cuando el sector empresario de la flota “congeladora-tangonera”, los buques-factoría que pescan, congelan y procesan el marisco para su venta en el mercado interno y para la exportación en cajas de dos kilos de “langostino austral patagónico”. no logró que el sindicato aceptara adecuar los niveles salariales en dólares a la caída de más del 50% del precio internacional del langostino. El acuerdo no fue posible ni siquiera en una audiencia de conciliación que se llevó a cabo en el ministerio de Trabajo y a la que asistió el subsecretario de Pesca, Carlos Liberman, un funcionario que responde a Máximo Kirchner.
De resultas, sólo uno de los cien buques-factoría salieron al mar en la temporada iniciada hace un mes. Los que sí participaron son los “fresqueros”, que no procesan su captura sino que, cuando vuelven a puerto, deben enviarla a plantas procesadoras ubicadas en tierra. Es lo que está impidiendo el gremio con piquetes en la ruta y amenaza de bloqueos en puertos del sur, que este lunes podrían extenderse a Mar del Plata.
“Por una medida de fuerza gremial de marineros de buques congeladores del SOMU que ganan entre $ 600/700 mil mensuales, es afectado el ingreso a plantas de procesado en Chubut con la amenaza de tirar 600 Tns de langostinos”, denunció en su cuenta de Twitter Daniel Coluccio, del sector “fresquero” marplatense, que llamó a la protesta “Piquetes de la Abundancia”,
En tanto, la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (Capeca, el sector de los “tangoneros”) repudió la actitud del SOMU al que hizo responsable de que “cientos de toneladas de pescado estén a punto de desperdiciarse”. En un comunicado, la Cámara pidió evitar “actitudes que intentan promover el caos social, desabastecimiento y alimento que se desperdicia: ya se bloquearon 34 camiones, 500.000 kilogramos de langostino que debieron tirarse a la basura”.
Capeca, la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (Capip) y el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA) indicaron que “es falso lo que sostiene el gremio que las empresas estén proponiendo una baja del 40% del salario. Se propone un incremento que va del 5 al 10% con relación al salario cobrado en 2019”. Además, señalaron, “la propuesta garantiza que el ingreso variable del trabajador pesquero siga atado al dólar”. Lo que se pretende discutir, dijeron es “que sea a un valor del langostino más en sintonía a los precios del mercado internacional, y no a valores de hace 14 años”. Las empresas sospechan, además, que la intransigencia de la conducción actual del SOMU obedezca al temor de que el ex secretario del gremio Omar “Caballo” Suárez, ya fuera de la cárcel, intente recuperar el gremio corriéndolos por izquierda.
A fines de mayo Infobae informó que las cámaras habían enviado una nota a los ministros de Producción, Matías Kulfas, de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, y de Trabajo, Claudio Moroni, a los gobernadores de Santa Cruz (Alicia Kirchner) y de Chubut (Mariano Arcioni) y a los gremios pesqueros, pintando un escenario de quiebra y pidiendo medidas (eliminación de retenciones, suspensión de Anticipo de Ganancias y reducción de costos portuarios, de gasoil y salariales, entre otras) para salir a pescar. Allí ya denunciaban que “más del 85 % de la facturación de una marea se destina y se paga antes de exportar”.
Según Eduardo Boiero, de Capeca, un buque congelador pierde hoy 100.000 dólares por marea y más de 1.200 dólares por tonelada pescada, lo que resultó en que el 99% de la flota quedara en puerto.
Pero el conflicto escaló y amenaza con extenderse aún más. El SOMU inició durante la semana un paro: no logró parar la salida al mar de los fresqueros, porque la mayoría de los marineros no quieren perder el poco tiempo que implica una temporada que se estira, como máximo, hasta octubre, y entonces recurrió a los piquetes. Primero intentó bloquear los puertos, para impedir la salida de mercadería, y, luego bloqueó las rutas y el acceso a las plantas procesadoras de Chubut, en especial de Puerto Madryn. También hay cortes de ruta en Puerto Deseado, informó el portal Pescare.com.ar, que estimó en 700 las toneladas de marisco en riesgo de perderse. Además, informó la publicación especializada, “el gremio también presiona a las distribuidoras de combustible para que no ofrezcan su servicio a la flota. El apoyo de camioneros resulta una de las claves”.
El gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, mantuvo algunas reuniones, pero no destrabó el conflicto, que este lunes podría llegar a Mar del Plata. Varias cámaras marplatenses ya vocearon inquietud por los piquetes. “Nuevamente nos encontramos en una situación donde se violan los derechos de aquellos que quieren trabajar y de los que han asumido importantes inversiones para sostener el trabajo. Estos hechos son aún más repudiables si consideramos la actual situación por la que se atraviesa producto de la pandemia”, dijo el presidente de CAABPA (Cámara Argentina de Armadores de Buques Pesqueros de Altura), Diego García Luchetti.
Mañana representantes del Somu manifestarán a las 8:30 frente a las Terminales 1, 2 y 3 del puerto de Mar del Plata, lo que podría bloquear la actividad local. “¡Los convenios no se tocan! Los marítimos nos hacemos escuchar en defensa de la Convenios Colectivos de Trabajo”, dice la convocatoria para de la seccional marplatense del sindicato.
Desde el sector donde se originó el conflicto dijeron que “es mentira que esta discusión se pretenda llevar a todas las especies” y apuntaron que en el caso de la pesca de calamar se atendió el reclamo de los trabajadores y se aumentó el cálculo-base de sus ingresos. Para el langostino no fue posible, dijeron, pese a la Mesa de Diálogo que estableció el gobierno. Ante la falta de acuerdo, recordaron, “el gremio respondió con un paro general y ahora con bloqueo a las plantas procesadoras”.
“El trabajador promedio pretende garantizar su fuente de trabajo, la continuidad de sus ingresos para el sostén de su familia y que su salario no pierda valor. Y hoy, a un mes de haber comenzado la temporada deben enfrentar la incertidumbre de no saber si van a poder trabajar”, señalaron en un comunicado conjunto Capeca, la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) y el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA). En las actuales condiciones, reiteraron, el sector congelador es inviable. “Salir a pescar en estas condiciones implica una pérdida de USD 1.271 por tonelada. Las empresas corren riesgo de quebrar y de tener que bajar sus persianas, y los trabajadores de perder sus puestos de trabajo”, concluyeron.
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