La negativa de los dos principales consorcios de acreedores a la propuesta realizada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, obligará a ambas partes a seguir negociando para llegar a un acuerdo. Los bonistas de Ad Hoc y de Exchange Bondholders reclaman al Gobierno que imite a Ecuador, que consiguió refinanciar cerca de USD 18.000 millones sin caer en default. Es decir llevó adelante negociaciones de buena fe y amigables, llegando a un buen resultado y evitando la cesación de pagos.
El gobierno ecuatoriano primero pidió un plazo de 90 días para negociar sin entrar en cesación de pagos, algo que fue aceptado por los bonistas. Pero en las últimas horas cerró una renegociación de su deuda, ofreciendo nuevos bonos con un valor cercano a los USD 60, tomando como tasa de los futuros títulos al 10% anual en dólares (que es el denominado exit yield).
BlackRock y sus socios remarcan una y otra vez la intransigencia del Gobierno y que están cansados del estilo negociador de Guzmán
La aceptación mayoritaria que consiguió Ecuador con su oferta pasó a se –en la visión de los acreedores– la nueva referencia para negociar con la Argentina. “¿Si ellos pudieron hacer un esfuerzo por qué el gobierno argentino no puede?”, se preguntan.
BlackRock y sus socios remarcan una y otra vez la intransigencia del Gobierno. Están cansados, aseguran, del estilo negociador de Guzmán. No cayó nada bien en el fondo que dirige Larry Fink, por caso, que el ministro mencionara públicamente que sabía que ellos no iban a aceptar su oferta: lo toman como un desafío, innecesario a esta altura, para uno de los principales acreedores del país.
La nueva oferta argentina fue valuada a USD 53 utilizando los mismos parámetros, es decir todavía 7 dólares por debajo de la exigencia de los acreedores. Pero en los grandes fondos aseguran que vale incluso un par de dólares menos. La explicación es que se trata de un error incluir como parte de la oferta el pago de intereses corridos. Y además sostienen que la entrega de los nuevos bonos será recién el 4 de septiembre, por lo que la extensión de ese plazo también impacta negativamente en la valuación.
Entre los principales acreedores de la deuda ecuatoriana figuran tanto BlackRock como Ashmore, que son los que lideran el consorcio “Ad Hoc”, el más fuerte de los tres que negocian con la Argentina. Ayer este consorcio junto a Exchange Bondholders divulgó un comunicado en el que rechaza la oferta realizada por Argentina y presentada ante las autoridades regulatorias norteamericanas. Sin embargo, asegura que el gobierno va por “el buen camino”, con lo que dejaron abiertas las puertas para mantener el diálogo y acercar las posiciones.
Ecuador se transformó en un “caso testigo” para los acreedores, ya que negoció sin entrar en default y aceptó pagar USD 60 por cada 100 que se reestructuran. Desde el punto de vista de los inversores, la situación de aquel país no es demasiado diferente a la que enfrenta la Argentina por eso piden el mismo trato
Por otro lado, el escenario de un default pronunciado no parece que le convenga a nadie. A la Argentina se le complica porque una extensión de la cesación de pagos haría mucho más difícil la salida de la crisis luego de la pandemia. Las empresas, por ejemplo, quedarían mucho más lejos de poder financiarse en los mercados y a otras se les va a complicar la refinanciación de las deudas que les vencen en los próximos meses y años.
Los inversores, por otra parte, también perderían porque los precios de los títulos seguramente se derrumbarán en caso de que no se llegue a un acuerdo mayoritario. Y la mayoría de los fondos que poseen activos argentinos no tienen intención de litigar ante tribunales neoyorkinos.
Guzmán reconoció que la oferta presentada ante la SEC no fue negociada con estos dos grupos, pero sí ya había sido consensuada con un tercero en el que participan los fondos Fintech, Gramercy y Greylock. Por eso, tal como informó Infobae, ya daba por hecho esta nueva negativa a pesar de la mejora de la propuesta.
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