Donald Trump dio ayer una clase de diplomacia silenciosa a favor de la Argentina, que Alberto Fernández comentó en la intimidad de la quinta de Olivos durante una reunión que compartió con Martín Guzmán y Santiago Cafiero para analizar la marcha de la ardua negociación frente a los bonistas de New York.
La clase de realpolitk del Presidente americano ocurrió durante una conferencia organizada por el G20 y el Club de París, destinada a tratar las consecuencias globales del COVID-19. En estos foros multilaterales, la agenda y las declaraciones oficiales son guionadas por la Casa Blanca, que impone su peso geopolítico como potencia de Occidente.
Trump permitió que se elogiara la negociación que Alberto Fernández emprende ante los acreedores externos, a pesar de los coqueteos tecnológicos y financieros con China, la posición diplomática frente al régimen populista de Nicolas Maduro y la decisión de enfrentar en la elección del BID al candidato de los Estados Unidos.
”En algunos países existe la necesidad de un proceso de reestructuración ordenado y sostenible de la deuda soberana, con la participación de acreedores del sector privado. Un ejemplo de esto es el caso de Argentina, por el cual alentamos a los tenedores privados de la deuda a considerar la iniciativa de una manera positiva”, dijo el ministro de Economía de Arabia Saudí, Mohammed Al Jadaan, a cargo de la apertura de la conferencia multilateral.
Arabia Saudí es socio estratégico de la Casa Blanca en Medio Oriente -desde la época de Franklin Delano Roosevelt- y la declaración de su ministro de Economía no puede tomarse como un hecho casual. Si nombró a la Argentina, es porque Washington instruyó a que Al Jadaan mencionara a nuestro país.
Y tampoco fue una decisión del protocolo saudita del G20 que Steven Mnuchin -secretario del Tesoro- y Martín Guzmán compartieran el mismo panel, junto a Bruno Le Maire, ministro de Economía de Francia y líder del Club de París. Si Mnuchin habló en la misma ronda que Guzmán, esa fue una decisión que se resolvió en la Casa Blanca.
Mnuchin no hizo referencia a la negociación de la Argentina con los fondos de inversión, pero sí retomó este asunto David Malpass, titular del Banco Mundial. Malpass trabajó en Wall Street, fue subsecretario del Departamento del Tesoro y asesor de Trump durante la campaña electoral de 2016.
“Los acreedores privados tienen que contribuir en el proceso de negociación”, señaló durante la conferencia. Si Malpass trató el caso argentino, fue también por indicación del Salón Oval. En los países centrales, las declaraciones oficiales son piezas estratégicas, destinadas a informar sobre lo que se piensa en una coyuntura determinada.
Además de comentar el apoyo de Estados Unidos a la Argentina, Alberto Fernández, Cafiero y Guzmán analizaron los próximos pasos en la negociación con los acreedores privados. Guzmán repasó el comunicado de los fondos que responden a BlackRock -Ad Hoc y Exchange- y no hubo sorpresa en Olivos respecto al rechazó de la nueva oferta oficial que se registró en la SEC.
“Nos mantenemos así. Ni un centavo más”, reiteró el Presidente ante su jefe de Gabinete y el ministro de Economía.
En este contexto, Alberto Fernández leyó junto a Guzmán y Cafiero un tuit que comentaba la posición de BlackRock y sus aliados. Ese tuit decía: “Carlos Abadi, director de DecisionBoundaries, una firma de asesoría financiera instalada en New York, dijo que los acreedores privados están ´jugando en un territorio muy peligroso´”.
El Presidente y sus dos ministros avalaron el texto posteado en Twitter y entre ellos comentaron que la posición de BlackRock refleja “un rechazo unilateral”. Desde esta perspectiva, Alberto Fernández sostiene que la última propuesta fue “el resultado del diálogo con los acreedores más sensatos”, que BlackRock se aisló unilateralmente y que “no actuó de buena fe”.
La estrategia del Gobierno consiste en reiterar a los bonistas que Argentina ya cumplió con la parte del trato y que ahora le toca mover a Larry Fink, CEO de BlackRock. “Fink le dijo a AMLO (Andrés Manuel López Obrador, presidente de México) que el VPN (Valor Presente Neto) tenía que andar entre 50 y 55 dólares. Bueno, nuestra última oferta es de 53.5 dólares. Cumplimos. Ahora que cumpla Fink”, aseguró Alberto Fernández, ante Cafiero y Guzmán.
Con este argumento presidencial, el ministro de Economía está ejecutando una tarea de zapa para erosionar a BlackRock, romper a los grupos Ad Hoc y Exchange y lograr un deal exitoso antes que llegue la primavera. Aún está lejos, depende de Fink y la presión final de Trump, que aún no sucedió.
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