Los datos estimados de actividad de abril quizás no sorprendieron en cuanto a las expectativas previas de los analistas, pero pusieron números concretos a la dimensión del impacto que sufrió la economía en el primer mes pleno de aislamiento social preventivo y obligatorio. Mientras las empresas luchan por mantener los niveles mínimos de facturación necesarios para sobrevivir a la crisis económica global, el foco pasa ahora por los puestos de trabajo que están amenazados.
Los tres sectores cuya actividad se contrajo en forma más severa: hotelería y gastronomía, construcción y servicios, concentran algo más del 16% del empleo total y son los puestos que más riesgo corren.
El comercio que es el sector que lidera el mercado de trabajo, con más de 3,5 millones de puestos muestra realidades distintas según el rubro; y las estimaciones más optimistas prevén que el empleo caerá cerca de 3,5% como resultado de la recesión. Significaría, de concretarse, la pérdida de más de 120.000 posiciones laborales, entre registrados, informales e independientes.
El comercio, que es el sector que lidera el mercado de trabajo, con más de 3,5 millones de puestos muestra realidades distintas y una proyección conservadora de pérdida de más de 120.000 posiciones por la extensión de la cuarentena
Ninguno de los 15 grandes sectores económicos que releva el Indec se salvó de la caída registrada en abril, el 26,4% de retroceso interanual marcado por el estimador mensual de actividad económica. Pero las realidades fueron muy distintas en cuanto al tamaño del desplome.
El sector que más se destacó por su retroceso, trabado desde el inicio de la cuarentena, fue el de la construcción. Con una contracción interanual del 86,4% fue el que más sintió el freezer de la actividad. Se trata de uno de los rubros que más empleo generan, tanto formal como informal, con 1.670.000 puestos relevados en diciembre del año pasado por el Indec, último dato disponible. Es casi el 8% del empleo total.
El siguiente rubro en cuanto a la magnitud de su disminución interanual con datos a abril es quizás el que los analistas consideran más preocupante, el más directamente afectado por las medidas de distanciamiento social, aunque su aporte al empleo total es algo más pequeño. Se trata de hoteles y restaurantes, sobre el que el Indec registró una contracción del 85,6% interanual y que empleaba al cierre de 2019 a más de 687.000 personas en todo el país, el 3,17% del empleo total.
El tercer sector más golpeado es el de “otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales”, que incluye una amplia variedad de rubros que van desde la operación de salas de cines hasta los gimnasios y otras disciplinas deportivas o recreativas, pasando por toda una serie de rubros como peluquerías y lavanderías, entre muchos otros. Todos esos servicios explicaban, en diciembre último, 1.099.000 puestos de trabajo, 5,2% del total.
“Es distinto para cada sector. Asumiendo lo mejor, es esperable que la construcción pueda recuperar relativamente rápido porque su convenio de trabajo es bastante flexible y hay bastante informalidad”, dijo Nuria Susmel de FIEL. “Lo mismo con el comercio, gastronomía y bastante menos en hotelería, que son los sectores más preocupantes. El tema es ver si la prohibición de despedir y la doble indemnización se puede mantener sin matar a las empresas, con las asistencias que está dando el Gobierno, para que mantengan la actividad y el empleo. Porque si no pueden mantener la plantilla de personal, lo único que les queda es cerrar”, agregó.
Asumiendo lo mejor, es esperable que la construcción pueda recuperar relativamente rápido porque su convenio de trabajo es bastante flexible y hay bastante informalidad (Nuria Susmel)
En el otro extremo, la actividad que menos sufrió el distanciamiento social fue la intermediación financiera, con un retroceso de apenas el 3,2% interanual dados los esfuerzos del Gobierno por mantener fluyendo al crédito y el alto nivel de depósitos, que no pararon de crecer. El sector, sin embargo, hace un aporte relativamente modesto con 312.000 puestos de trabajo, 1,44% del total.
Electricidad, gas y agua, por un lado, y agricultura y ganadería, por el otro, también se anotaron entre los que menos sufrieron el freno. Aunque el freno fue considerable. La actividad cayó en abril en esos sectores 8,3% y 10,3% en términos interanuales, respectivamente. Suman 129.000 puestos de trabajo, el primero, apenas el 0,6%, y un mucho más relevante 6,6% del total en el caso del segundo, con más de 1.621.000 puestos de trabajo.
La industria manufacturera, con 2.326.000 de empleos (11% del total) sufrió un desplome del 34,4% interanual en abril.
En total, siempre a diciembre del año pasado, el Indec relevó la existencia de 21.195.000 puestos de trabajo, de los cuales 10,6 millones correspondían a posiciones asalariadas registradas; 5,1 millones a trabajadores en negro y 5,5 millones independientes, tanto en condición de monotributistas puros, autónomos y monotributista social. De ese número, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA ya estimó que 900.000 puestos se perdieron durante el período de aislamiento social preventivo y obligatorio, al caerse notablemente las situaciones de pluriempleo.
Pero las estimaciones privadas para el año son algo más optimistas, porque esperan un repunte de la actividad para el último trimestre que debería reponer parte de los trabajos perdidos, sobre todo entre los ocupados informales que, según la UCA, son la mayor parte de los que perdieron sus puestos en medio de la cuarentena.
Las estimaciones privadas para el año son algo más optimistas, porque se espera un repunte de la actividad para el último trimestre que debería reponer parte de los trabajos perdidos
FIEL, por ejemplo, estima una caída de la actividad para este año de al menos el 12% y, en ese contexto, que el empleo caería un 3,5 por ciento.
Excepciones de actividades que acusaron faltante de personal
Pero en ese contexto, ¿hay algún sector generando trabajo? Con la expectativa de que el año cierre con un saldo negativo en materia de generación de trabajo, en Ranstad sostienen que asumiendo un curso relativamente benigno de la epidemia acompañado de una salida gradual de la cuarentena puede ir reactivando algunos sectores que van a tener que salir a emplear.
“La primera etapa fue un parate, todo el mundo dijo frenamos a cero los ingresos hasta que sepamos qué es esto. Ahí se da la pérdida de puestos de trabajo. A partir de ese momento, al menos las empresas que pudieron operar se empezaron a encontrar con problemas que requirieron empezar a salir a buscar empleados al mercado. Son cosas muy puntuales, que por un extremo se da por ejemplo en el sector de tecnología para empresas que empezaron a trabajar a distancia y pasaron a necesitar más de ese tipo de servicios”, dijo Alejandro Servide Director de Randstad.
“Entre trabajadores menos calificados, vimos cosas parecidas en la medida en que supermercados y comercios considerados esenciales vieron complicada la logística para trabajar en la cuarentena y contrataron desde personal de transporte hasta repositores, pero es claro que esos son movimientos que se dan sin alcanzar el cuadro general que es malo”, agregó.
Supermercados y comercios considerados esenciales vieron complicada la logística para trabajar en la cuarentena y contrataron desde personal de transporte hasta repositores (Alejandro Servide)
La vigencia de la prohibición de despidos y la doble indemnización, sostenida además por el programa de asistencia al trabajo y la producción (ATP) que paga hasta el 50% del salario a trabajadores registrados, contribuyen a atenuar la caída real del empleo formal, según la UCA. La disminución, en cambio, se concentra en el informal y autogenerado.
Los cálculos del Observatorio de la Deuda Social estimaban que entre fines de marzo y mayo se perdieron su ocupación unas 120.000 personas, entre autónomos y pequeños empleadores, otros 150.000 a 190.000 puestos de trabajo habrían sido los perdidos en el sector formal, mientras que el empleo en negro se habría visto reducido en otros 180.000 puestos. Además, unos 160.000 cuentapropistas no profesionales informales también se habrían quedado sin actividad, mientras que unas 250.000 personas más dedicadas a trabajos eventuales y de supervivencia también cayeron en la misma situación.
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