Los delitos en las zonas rurales y el ataque a la propiedad privada de los productores se convirtieron en un fenómeno que fue creciendo en los últimos días y tomó estado público ante la insistentes denuncias de las entidades rurales y de propios chacareros afectados por esta ola de delitos a lo largo y ancho del país, que incluyen rotura de silobolsas, robo de ganado, quema y faena de los animales en los campos y hasta el asesinato de dos productores en asaltos.
En momentos de elevada incertidumbre y preocupación en todo el mundo agropecuario, Infobae dialogó con productores damnificados. En cada uno de los testimonios, hay un común denominador en cada uno de ellos, y es la sensación de impotencia e indefensión que sienten al ser víctimas del accionar de los delincuentes. Y además, aunque sea mínima, la esperanza de que la Justicia pueda dar con los delincuentes. Ayer, el oficialismo presentó un proyecto de ley, iniciativa de Sergio Massa, que contempla esos vandalismos como “delito contra la propiedad” con penas de hasta 5 años de prisión.
Franco Brarda es un productor de la zona de Pampayasta Sud, localidad ubicada en las cercanías de Villa María, Córdoba, que sufrió hace un mes la rotura de cuatro silobolsas que contenían soja y maíz picado fino para la alimentación de las 200 vacas lecheras de su tambo.
Brarda relató ante este medio que al encontrarse con los silobolsas “tajeados”, se le disparó una sensación de impotencia y “mucho dolor”, ya que lo almacenado correspondía a medio año de trabajo, al mismo tiempo que se vio afectado el alimento para 100 días de las vacas lecheras.
“En ese momento sentí impotencia y dolor, porque a tanto sacrificio te lo tajean así como si nada”, indicó el productor cordobés y repitió que de todas maneras es un sentimiento “difícil de explicar”. “La sensación es igual a que te entren a robar a tu casa, porque se te meten adentro del campo y se aprovechan de todo. Nuestro campo es nuestra casa”, dijo.
“Yo lo explico como si te hicieras una casa nueva, le pusiste la puerta, las ventanas y cuando llegas del trabajo tenés todo abierto y está vacía por dentro. Es una impotencia bárbara y te preguntas cuál es la necesidad de que vengan y rompan con tanto desprecio. Esto es odio hacia el sector”. agregó Brarda.
A pesar de la frustración, el tambero comentó que hizo la denuncia ante la policía local “pero no se encontró nada”, aunque confía en que el hecho “se resuelva y se sepa quienes son los autores y se dejen de molestar. Tengo esperanza. No quiero perderlas porque es lo único que nos queda”.
Rotura de silobolsa en Entre Ríos
Rubén Tosolini es un productor agrícola de la localidad de Federal, en Entre Ríos, y hace una semana fue víctima de la rotura de seis silobolsas que contenían maíz y soja. “Fue una sensación muy fea, un momento donde te sentís muy solo y es una situación que no le deseo a nadie. Los sentimientos que se hicieron presentes con más fuerza fueron el desánimo y angustia”, dijo.
Y agregó: “Se te pasan muchas cosas por la cabeza, e inclusive llegar a pensar en salir de la actividad en ese momento. También se siente rabia y bronca. Hay que entender que detrás de un silobolsa hay mucho sacrifico y laburo. Toda la familia trabajando para producir y abocada al campo. Hay muchas privaciones de ciertas cosas y cuando pasa esto te desmotivan”.
Además, el productor entrerriano sostuvo, indignado: “No tomarnos vacaciones para nosotros es común. Y en estos momentos uno piensa en las cosas de las que se priva, esos gustos que no nos damos. Pasa esto y no queda otra que pensar por qué...”. Tosolini recurrió a las autoridades, realizó la denuncia correspondiente y todavía tiene esperanzas de que el delito se resuelva, aunque sabe que “es difícil”.
“La Justicia está trabajando. En este caso entiendo que el interés que le puso la policía fue bueno, con mucho movimiento. Tengo fe en que se resuelva, dentro de todo, tengo fe. Sabemos que es difícil, porque no hubo robo, es solamente daño. Pero puede llegar a resolverse”, concluyó.
Rotura de silobolsa en Santa Fe
José Maulión es productor agropecuario de Maciel, en el departamento San Jerónimo, Santa Fe, quien sufrió hace más de un mes la rotura de un silobolsa que contenía soja.
“La sociedad muchas veces cree que nosotros almacenamos el grano para especular. Pero alguien que alquila el campo tiene que afrontar la renta y el costo de los insumos. El alquiler, en nuestro caso, se paga durante todo el año, de corrido, con lo cual uno debe conservar el grano para tener el valor asegurado”, detalló el productor.
Y agregó: “En otras oportunidades hice denuncias policiales, pero no se actuó. En este último caso, lamentablemente terminé naturalizándolo y no hice la denuncia. Y para peor, el que hizo esto rompió la cuarentena, con lo cual es una combinación de actitudes que no deberían darse”.
El caso del dirigente agropecuario
La quema del campo de Gabriel de Raedemaeker, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), fue uno de los hechos que mayor repercusión e impacto tuvo a nivel nacional. A finales de abril de este año, el dirigente rural sufrió la quema de 35 hectáreas de maíz y trigo en su campo de la localidad cordobesa de Oliva.
“El campo, además de desarrollar la producción, es mi hogar y lugar de residencia con toda mi familia”, señaló.
“Hace 35 años que vivo ahí. Es la segunda oportunidad en estos tiempos que tengo la sensación de una enorme inseguridad e indefensión, porque uno está preso en su casa y te pueden atacar por cualquier lado. La sensación es esa y de la impunidad de quien quiera cometer el delito”, graficó De Raedemaeker.
En el relato del hecho, el dirigente de CRA contó que “más allá de que ese día se quemó el campo, también se quemaron las inmediaciones de mi casa. Es como si me hubieran quemado el frente”.
Pedido de Justicia en Tucumán
En Tucumán, en tanto, se reclama el esclarecimiento del asesinato del productor agropecuario, José Porcel, quien se dedicaba a la cría de cerdos, fue víctima el último viernes en un intento de asalto. Se encontraba junto con su esposa y un empleado en su finca “La Arisca”, en La Ramada de Abajo, 33 kilómetros al noreste de la capital tucumana, cuando fue atacado por delincuentes armados que se movilizaban en un auto y una moto.
Ayer hubo una movilización a los Tribunales de familiares, amigos y productores. Fue una marcha pacífica y cargada de emoción. Ana Lía Porcel, hija del productor asesinado, comentó: “El dolor de la muerte de mi padre se mezcla con impotencia, con bronca y con sed de justicia. La verdad es que si yo no encuentro justicia por mi padre, no voy a volver a creer nunca más en los gobernantes. El único pedido que tenemos es que me reciban y que me escuchen”.
“Estoy muy perdida y consternada. Esta no fue una muerte cualquiera. Mi papá no murió por muerte natural, sino que era un hombre de 81 años que iba a cumplir años el 9 de julio y que no opuso resistencia. Lo único que nos ha enseñado a mí y a mí 3 hermanos es a trabajar dignamente, a dirigirnos a todos con mucho respeto y hoy tengo odio, mucho odio. Los delincuentes no tienen motivos. No hay explicación para que alguien le quite la vida a otro, simplemente es porque son delincuentes. Habían hecho inteligencia previa y lo hacen en cada una de las casas del campo”, señaló.
Ayer, CRA presentó un mapa de todo el país con los diferentes actos delictivos y el detalle de la rotura de silobolsas con 5.700 toneladas dañadas. “Sin una condena enfática por parte del oficialismo a tanta barbarie, no es posible imaginar ni el esclarecimiento de los hechos ocurridos ni el final de tan tremenda acción delictiva”, aseguraron,
Seguí leyendo: