El Gobierno avanzará un par de casilleros si lanzara un segundo canje de la deuda con el apoyo de solo uno de los tres comités de bonistas, pero no podría salir del default y enfrentaría desafíos importantes para negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y lograr que la economía se recupere en 2021.
Fuentes oficiales confirmaron a Infobae que en los próximos días se presentará ante la comisión de valores de EEUU (SEC) la nueva oferta para los bonistas, que podría rondar un valor de 53 dólares y que, juran, será la última, porque representa “el máximo esfuerzo”.
Luego de haber logrado el apoyo del comité de acreedores de la Argentina (que integran Gramercy, Fintech, Greylock y Hans Humes), el equipo económico se siente seguro para avanzar en su estrategia de “canjes parciales”.
Mientras tanto, los otros dos grupos, Ad Hoc y Exchange Bondholders, afirmaron ayer que esperan retomar el “diálogo constructivo” con el Gobierno, en tono imperativo y de queja.
Pero el equipo económico cree que ese muro de oposición se va a resquebrajar y algunos de los fondos que integran esos dos comités van a aceptar la oferta una vez que se lance el canje. “Al final del día esto es mercado y muchos, incluidos varios de ellos, van a decidir el 24 de julio a la mañana”, dijo un funcionario, en relación a la fecha de cierre del canje.
Mientras tanto, economistas y ejecutivos del sistema financiero indicaron a Infobae que el Gobierno cometerá un error si no logra un consenso mayoritario antes de lanzar la oferta, luego del masivo rechazo que cosechó el primer canje, superior al 80 por ciento.
Los riesgos no son los de la aceptación en sí, sino lo que venga después. La pulseada no se termina con la aceptación del canje, sino en los mil desafíos que tiene por delante, porque vamos a salir de la cuarentena en condiciones muy frágiles (José Echagüe)
Guillermo Mondino, socio de Morgador Capital, dijo: “Espero que no anuncien nada la semana que viene con la anuencia de solo un subgrupo de bonistas”.
“A la Argentina no le sobra capital político ni negociador para ir a otra experiencia de altísimo riesgo y donde todo indicaría que tendría, nuevamente, baja participación”, aclaró.
“Después del comunicado de los otros dos comités, es evidente que no hay conversaciones productivas y que, si presentan una oferta unilateral, por más que tenga el apoyo de un grupo, será probablemente otra demostración de haber dilapidado tiempo y esfuerzo”, expresó.
“No es el momento de filtrar emails confidenciales o de mandarse bravuconadas. Es el momento de trabajar, buscar consensos y construir algo que pueda dar algún tipo de resultado. La Argentina está en default y no necesita resoluciones muy parciales de la deuda que lleven a años de litigios y mercados cerrados. Necesitamos cerrar este tema para poder empezar a planear la poscuarentena, que tendrá desafíos mucho más grandes”, advirtió.
José Echagüe, estratega de Consultatio, dijo que “el gobierno está avanzando y evidentemente tomó el camino de que lo hará sin una propuesta de consenso. Cuenta con algunos grupos; los Exchange no está tan lejos y otros sí; la pregunta es si se siente cómodo para avanzar igual”.
“Los riesgos no son los de la aceptación en sí, si no lo que venga después. La pulseada no se termina con la aceptación del canje, sino en los mil desafíos que tiene por delante, porque vamos a salir de la cuarentena en condiciones muy frágiles”, afirmó.
Además, indicó, “hay espacio para emitir a tasas baratas, porque el escenario que tenía el gobierno en la cabeza, el de Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs, no sucedió y ya a esta altura estamos bastante seguros de que no va a suceder, aunque haya rebrotes fuertes del virus en algunos países, porque los emergentes siguen emitiendo cada vez. Jugar a quedarse afuera de esta liquidez es una estrategia poco inteligente”.
El director de Eco Go, Federico Furiase, dijo que “si entra solo este comité más lo que meta UBS, se puede estar en una aceptación en torno del 30 o 35%, que sería una mala señal”.
Por esta razón, “creo que el gobierno debería mejorar la oferta y arrastrar más adhesión de globales para ir a un escenario de aceptación en torno al 45 al 50% en primera vuelta, que te permita tener expectativas de llegar a las cláusulas de acción colectiva en una segunda vuelta, en el marco de un acuerdo con el Fondo y de un programa fiscal y monetario consistente para la pospandemia”.
Un ex secretario de Finanzas dijo, en off the record, que “la estrategia parece arriesgada y no permitirá cerrar el tema; implicaría seguir en default en simultáneo con la necesidad de reactivar la economía”.
“La pregunta es, ¿a quién van a seguir los inversores, dado que los Exchange y el Ad hoc son los grupos mayoritarios. Porque, si no cierran con todos y quedan bonos en default, ¿qué va a pasar cuando Argentina vaya al FMI?”, aclaró.
“Con tantos frentes abiertos que tiene el Gobierno, debería llegar a un acuerdo, pero tienen su estilo”, se lamentó el ex funcionario.
Uno de sus colegas compartió el diagnóstico. “No sirve un solo comité, sobre todo cuando es el más chico y el menos representativo”, sentenció.
“Si el Gobierno va para adelante, corre un riesgo enorme de que Gramercy diga: ‘es razonable la propuesta, pero corro el riesgo de ser el único y mis inversores me cuestionen porque todos los demás del mercado fueron explícitamente críticos de la propuesta y quedaron como holdouts'”, explicó.
“En este escenario, si luego un juez le llega a bloquear pagos luego de entrar a una transacción con un 40% de aceptación, no consigue inversores por el resto de su vida”, advirtió.
En este sentido, un ejecutivo de Wall Street comentó que “el grupo que sumó su apoyo es el menos relevante; a menos que tengan un acuerdo previo con BlackRock, el nuevo canje va a ser una pérdida de tiempo”.
Sobre las razones que llevaron a Gramercy a sumar su apoyo, dijo que este fondo “tiene mucha exposición en empresas privadas que están en convocatoria y está desesperado porque la Argentina haga algo bien”.
“El grupo que acepta tiene evidentes conflictos de intereses. Por eso no es muy relevante su aceptación como indicador de lo que hacen fondos realmente enfocados en esto”, aclaró.
A la Argentina no le sobra capital político ni negociador para ir a otra experiencia de altísimo riesgo y donde todo indicaría que tendría, nuevamente, baja participación (Guillermo Mondino)
El ejecutivo dijo que, si el Gobierno se acercara a una oferta de USD 55 y con una “cobertura legal lógica”, tal vez podría sumar a los fondos de los Exchange Bondholders.
Desde otro banco de inversión, un analista también expresó un panorama pesimista porque “sigue habiendo una desconexión entre las partes y hartazgo de los acreedores”.
“La participación en una nueva oferta mejorada como la que se está hablando va a ser mayor, pero no creo que llegue ni cerca a los límites de las cláusulas de acción colectiva. Va a ser una reestructuración parcial; nadie sabe a qué nivel se cerrará, porque los acreedores ya le tomaron el tiempo al ministro Guzmán y le viven corriendo el techo de la oferta”, afirmó.
Un trader que también habló en forma anónima desde Manhattan, ansioso por el fin de semana largo que arranca de hecho el jueves a la tarde, dijo que no tiene sentido hacer un canje sin el consenso de los grandes acreedores.
“Es posible que entren los bonistas individuales que no entraron en la primera vuelta y algo de banca privada, pero los otros van a esperar, porque saben que, en un tiempo más, les van a pagar más que ahora”, indicó.
“Es ridículo dejar tanta gente afuera de un segundo canje, cuando los vas a necesitar en el futuro para emitir. Nadie va a querer invertir en la Argentina por varios años”, concluyó, tajante.
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