En abril se registró la caída del PBI más profunda en 120 años por efecto directo de la cuarentena extrema

El Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec bajó 26,4% en comparación con un año antes y 17,5% respecto del nivel de marzo. La extensión de las medidas de aislamiento preventivo del Covid-19 en la Ciudad y el Gran Buenos Aires anticipa varios meses más en recesión

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Locales cerrados y persianas que no se levantarán en lo inmediato, son una de las consecuencia de la cuarentena obligatoria (Franco Fafasuli)
Locales cerrados y persianas que no se levantarán en lo inmediato, son una de las consecuencia de la cuarentena obligatoria (Franco Fafasuli)

Tras 29 meses en continua recesión, desde que el Gobierno de Mauricio Macri no pudo transformar el cambio de precios relativos derivado de la actualización de las extremadamente rezagadas tarifas de los servicios públicos, la baja de las retenciones sobre las exportaciones, y reducción del abultado déficit fiscal, en una mejora del clima de negocios, y consecuentemente de las inversiones y crédito privado, local e internacional, la actividad económica sufre con extrema crudeza el efecto del aislamiento social preventivo y obligatorio para evitar el contagio del Covid-19, al registrar en abril el derrumbe del estimador anticipado del PBI (EMAE del Indec) en 26,4% en comparación con el nivel de igual mes del anterior.

Se trató de la segunda baja consecutiva, tanto en el cotejo interanual, como ajustado por estacionalidad respecto del mes precedente, a ritmo de 2 dígitos porcentuales, un fenómeno que no se observaba en el primer caso desde el comienzo del segundo trimestre de 2009, cuando la economía acusó los efectos derivados de la crisis con el campo por el intento del gobierno un año antes de imponer un impuesto considerado confiscatoria sobre la producción de soja y el complejo oleaginoso, en el orden local, y de las hipotecas, o créditos subprime, con origen en los EEUU y también en países europeos.

Fue la segunda baja consecutiva, tanto en el cotejo interanual, como ajustado por estacionalidad respecto del mes precedente, a ritmo de 2 dígitos porcentuales, un fenómeno que no se observaba en el primer caso desde el comienzo del segundo trimestre de 2009, y en el segundo no se encuentran antecedentes

Mientras, que es la primera vez en la serie histórica del Indec, con origen en 1993, que nivel del Estimador Mensual de Actividad Económica cae más de 10% respecto del registro de marzo, tanto en valores desestacionalizados como incluso en valores nominales, porque sólo la llegada de la pandemia del COVID-19 y la decisión del Gobierno de decretar una cuarentena extrema desde el 20 de marzo hasta la primera quincena de mayo, y ahora extendida hasta el 17 de julio, determinaron el cierre transitorio del conjunto de las 12 terminales automotrices radicadas en el país, no sólo en el área del AMBA, sino también de Santa Fe, Córdoba y Tucumán, como gran parte de los fabricantes de autopartes y componentes para el sector; en el caso del comercio los shopping, y también la construcción.

Todas las ramas de actividad presentaron incidencias negativas en la variación interanual del EMAE correspondiente a abril de 2020, entre las que presentaron las mayores incidencias se encuentran ‘Industria manufacturera’, ‘Comercio mayorista, minorista y reparaciones’ y ‘Construcción’, destaca el Indec.

El agregado de la industria, con un sector automotriz que cerró los establecimientos en abril, arrojó una caída de 34,4%; el comercio, con los shopping cerrados, se contrajo 27%; y la construcción, que rápidamente paralizó las obras, se desplomó 86,4%, según la estimación del organismo oficial de estadística.

Y si bien para mayo y junio se espera una modesta recuperación del EMAE respecto del mes anterior, por efecto de las flexibilizaciones parciales de la cuarentena, al mantenerse condiciones muy estrictas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (CABA y GBA, principalmente) para la industria, el comercio y la construcción, más el temor al contagio del Covid-19 por la mayor parte de la población que contribuirá a mantener retraído el consumo, se prevé que se mantengan tasas de contracción respecto del año anterior muy significativas, a ritmo de dos dígitos, como lo reflejaron los datos anticipados de patentamiento y producción de automotores, y de escrituras en la Ciudad y provincia de Buenos Aires.

Para mayo y junio se espera una modesta recuperación del EMAE respecto del mes anterior, por efecto de las flexibilizaciones parciales de la cuarentena, pero se prevé insuficiente como para quebrar la inercia recesiva

“El escenario base de la fuertísima contracción que trajo la cuarentena por el Covid-19 es una recesión que ahora alcanzó los 30 meses de duración. El nivel de producto observado en abril fue igual al registrado por primera vez en diciembre 2004. Y, por ahora, se consolida como el piso de la recesión actual. Para comenzar una recuperación al salir de la cuarentena es clave solucionar el tema del canje de la deuda y que la recaudación se recupere junto con la actividad económica privada. En este último sentido, difícilmente haya recuperación en “V” y es esperable que recién en 2022 se logre recomponer el nivel de actividad previo a la pandemia”, sostienen los economistas del Iaraf, Nadin Argañaraz y Bruno Panighel.

Arrastre negativo para varios meses

Claramente, después de semejante derrumbe de la actividad productiva, comercial y de los servicios públicos y privados, la más profunda en 120 años, según estimó Juan Bour, economista jefe de FIEL, cabe esperar que a partir del día después de la cuarentena una recuperación inicial muy fuerte en los primeros meses, pero no evitaría un arrastre negativo por varios meses, por el severo daño que el largo período de aislamiento social preventivo y obligatorio provocó en diversos establecimientos pymes, tanto industriales como como del comercio, e incluso de los servicios personales que necesitaban para su desenvolvimiento del alquiler, oficina o consultorio, porque la extensa parálisis no sólo le impidió generar ingresos sino que además exterminó sus reservas monetarias, y por tanto perdieron capacidad de acceso al crédito.

“El impacto se está sintiendo muy fuerte en el frente fiscal y la recaudación no anticipa una recuperación considerable de la actividad para las próximas estimaciones oficiales. A nivel nacional, la recaudación de la primera quincena de mayo (que refleja en cierta medida la actividad con un mes de retraso) relevada por el Monitor IARAF de la recaudación tributaria argentina mostró una caída real del 33% en comparación al mismo lapso del 2019. Para de junio, la misma caída fue del 24%, en parte explicado por una posible y ligera mejora en mayo. Sin embargo, el panorama no es alentador desde el punto de vista de la recaudación impositiva”, agregan en su análisis los economistas Nadin Argañaraz y Bruno Panighel, del Iaraf.

El Gobierno ha dispuesto paliativos para los sectores vulnerables, con la extensión por tercer mes consecutivo del Ingreso Familiar de Emergencia de $10.000 por mes, para un universo de 9 millones de personas, pero se trata de una asistencia que representa un cuarto del valor de la canasta de pobreza, y por tanto sólo contribuye a satisfacer necesidades básicas.

Mientras que para las empresas, en particular pymes, y también trabajadores autónomos, las medidas destinadas a acompañar una parte de los salarios, hasta la mitad, en el mejor de los casos, como los créditos a tasa subsidiada, han resultado insuficientes para transitar más de 100 días con nula o mínima actividad productiva y comercial, y por tanto, muchos debieron cerrar sus puertas y se quedaron sin resto como para poder pensar en una rápida reapertura el días después que se decida el fin de la cuarentena.

El valor del EMAE de abril último representó el 71% del pico nominal alcanzado para ese mes en 2013, es decir un 29% más bajo, mientras que ajustado por el crecimiento de la población la baja es aún notablemente más marcada

Aún es prematuro proyectar que al actual ciclo recesivo que al menos se extenderá por un mínimo de 40 meses, hasta al menos alcanzar el registro del EMAE desestacionalizado correspondiente a febrero último, supere al anterior período de contracción económica que se extendió por 44 meses, desde junio de 1998 hasta la depresión de enero de 2002, aunque en el medio con algunos pocos meses con suba de actividad.

El valor del EMAE de abril último representó el 71% del pico nominal alcanzado para ese mes en 2013, es decir un 29% más bajo. Y dado que desde entonces la población se estima creció a un ritmo levemente superior a 1% por año, volver a aquel registro divido por habitante exigirá un aumento del PBI de poco más de 50 por ciento.

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