Azucena Arbeleche es la primera mujer en ocupar el cargo de ministra de Economía y Finanzas de Uruguay en toda su historia. Lo sabe y lo vive de esa manera. Cuando habló con Infobae venía de participar del primer encuentro del Consejo Nacional de la Mujer de Uruguay, donde había tomado la palabra en dos ocasiones “una como ministra y otra como mujer”.
Con una basta trayectoria como funcionaria pública, también fue la primera responsable de la Oficina de Deuda que creó su predecesor, Danilo Astori hasta el 2014. Quizás, esta confianza que le depositó uno de los hombres fuertes del partido político que gobernó con anterioridad no sólo muestre las calidades académicas de Arbeleche, sino que sea un fiel reflejo de lo que dice la funcionario uruguaya que su país tiene y que por eso atraen capitales: institucionalidad.
En una charla con Infobae la ministra que reparte su vida entre sus responsabilidades de Estado y el cuidado de sus niños, habló sobre el mundo que viene, el desempleo, la recesión, el COVID-19, las reformas que plantea y la relación con el Mercosur.
Para obtener la residencia fiscal hay un nivel de inversión, pero también hay que crear 15 puestos de trabajo directos
- Asumió como ministra el pasado 1 de marzo. ¿Con qué desafíos se encontró?
- Los desafíos, al igual que los principales problemas con los que nos encontramos, no son nuevos. Ya los habíamos dicho en la campaña y el principal desafío es crear empleo. Los números del último trimestre del año pasado y del primero de este año nos muestran que estamos en recesión. Y esto es pre Covit19, que va a empeorar todo un poco, por eso es que mantenemos la idea de que nuestro principal desafío es generar.
Desde que empezó el COVID-19 las cosas fueron cambiando, pero hasta ahora tenemos buenos resultados. Igual, hay que se prudentes, ya que no sabemos cómo y cuán profundo terminará siendo el impacto económico. La incertidumbre es muy grande
- Viendo la situación política, económica y en relación al COVID-19 de Brasil y Argentina ¿Cree que Uruguay es una isla dentro del Mercosur?
- No me gusta comparar. Uruguay tiene fortalezas institucionales que trascienden a los gobiernos, hay respeto por las reglas de juego. Desde que empezó el COVID-19 las cosas fueron cambiando, pero hasta ahora tenemos buenos resultados. Igual, hay que se prudentes, ya que no sabemos cómo y cuán profundo terminará siendo el impacto económico. La incertidumbre es muy grande.
- Pero son los primeros emergentes en medio de la pandemia en colocar deuda, y a una tasa muy baja...
- Es cierto. Lo que vimos es que los inversores confían en Uruguay. Emitimos un bono que tuvo una muy buena aceptación (N del R.: emitieron USD 200 millones a una tasa de 2,48% anual con vencimiento en 2031). Obtuvimos la tasa más baja de la historia y la demanda fue tres veces lo colocado. Tuve la oportunidad de hablar con varios de los inversiores y reconocen el trabajo que hizo el gobierno en el manejo de la pandemia pero, más allá de eso, nos reconocen la mirada clara en los compromisos a futuro y que se observan en la Ley de Urgente consideración que lo que está planteando es un camino a mediano y largo plazo, más allá de la pandemia
- ¿De dónde cree que llegarán más capitales con el cambio o la flexibilización para acceder a la residencia fiscal? ¿De la Argentina? ¿De Brasil?
- No lo pensamos de esa manera sino que está relacionado con el desafío que tenemos de generar trabajo y aumentar la inversión del que hablamos al principio, ya que venimos de algunos años de caída y buscamos reactivar la actividad económica. No sabemos de dónde van a venir. Uruguay es un país de puertas abiertas que ofrece seguridad jurídica, económica e institucionalidad. Somos un país de puertas abiertas y reglas claras, por eso atraemos inversiones.
- ¿No cree que los beneficios impositivos al nuevo residente juegan en contra para el contribuyente local que soporta una fuerte presión fiscal?
- Por eso esta vez le incorporamos dos cláusulas al decreto que apunta a suplir las necesidades que tenemos y una de ellas es que para obtener la residencia fiscal hay un nivel de inversión, pero también hay que crear 15 puestos de trabajo directos.
- En este momento en el que el mundo está discutiendo el camino a seguir, algunos sectores señalan que usted tiene un pensamiento económico ligado a la corriente keynesiana pero que el presidente es más liberal. ¿Es así?
- En realidad lo que sucedió es que cité mucho una frase de John Keynes que resume mucho lo que es mi idea de lo que hay que hacer en donde se establece un balance entre las libertades de las personas, la asignación de recursos y la justicia social. Hay que combinar la eficacia económica del mercado, con la justicia social que es para lo que está el Estado y la libertad individual. Ese es el equilibrio que se tomó para la crisis sanitaria. El presidente Lacalle Pou lo dijo, hay libertad con responsabilidad y hay responsabilidad del Estado en estar ahí donde más se lo necesita.
-¿Cómo vive ser la primera ministra de Economía mujer de la historia de su país? ¿Cree que podrá llevar adelante políticas públicas en favor a una igual entre hombres y mujeres?
-Acabo de volver de lo que fue el primer encuentro del Consejo Nacional de la Mujer de Uruguay y ahí tomé la palabra en dos ocasiones, una vez lo hice como ministra y otra como mujer. Más allá de la necesidad de asignar equitativamente los recursos que es lo que se puede llevar adelante desde el cargo, hay que trabajar en un cambio cultural y mental. Un ejemplo de esto lo podemos ver hoy. Con la pandemia irrumpió con fuerza el home office y esto es algo que llegó para quedarse. Lo que estamos viendo es que muchos padres y madres están trabajando desde sus casas y en ese sentido, la chance de avanzar que tenemos es que logremos que la sociedad entienda que el cuidado de los niños es responsabilidad tanto de la mamá y del papá. Si logramos que la sociedad entienda que ambos tienen el mismo derecho a tener su espacio para trabajar como para descansar, habremos avanzado un poco más.
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