Ya antes del anuncio de la nueva etapa de cuarentena anunciada el viernes por el Gobierno y que se extenderá el 1 al 17 de julio, la Argentina era el cuarto país del mundo en cuanto a la severidad de sus medidas de restricciones tanto de actividades como de movilidad de las personas, según un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea en base al “Government Response Stringency Index” (o Indice de Astringencia de la Respuesta del Gobierno) que publica la Universidad de Oxford. El exhaustivo informe sobre la evolución y efectos del virus en la Argentina en los primeros cien días de cuarentena fue encabezado por los investigadores Marcelo Capello, Laura Caullo y Fernando Kühn
Con la vuelta a la “fase uno”, el cierre de actividades que habían sido permitidas en etapas previas y las limitaciones a la movilidad de las personas, en los próximos días la Argentina se subirá al podio e incluso podría llegar al primer lugar en cuanto a la severidad con que prohíbe actividades y limita el movimiento de los particulares. En verdad, ya podría estar allí en materia de “astringencia” o severidad impuesta a la sociedad en nombre del combate al virus. El ranking elaborado por el Ieral con los datos de Oxford es en base a un promedio del indicador desde mediados de enero, combinando la extensión en el tiempo de las medidas y su grado de severidad. El índice va de 0 (ninguna restricción) a 100 (máxima “astringencia”) y lo encabeza China, un estado no democrático que llegó a sellar salidas de edificios y llevar por la fuerza a personas infectadas o sospechosas de infección, lo que en algunos casos implicaba llevar a varios miembros de una familia o grupo de personas, como se pudo ver en videos que circularon a principios de año, cuando era el foco de lo que entonces se consideraba una “epidemia” (la OMS declaró al nuevo coronavirus una “pandemia” recién el 11 de marzo).
Por eso China todavía encabeza el ranking de “rigurosidad”, con un puntaje de 74,2 puntos, seguido por Italia (55) }, Perú (54,3) y la Argentina (52,8). aunque el grado de “rigurosidad” argentina es ya superior al de Italia, donde las restricciones fueron muy severas, pero comenzaron hace más de un mes a levantarse gradualmente. China aplicó la mayor parte de las políticas más restrictivas en enero y los países europeos en marzo. En Italia, por ejemplo, contó en una reciente entrevista el historiador de epidemias Frank Snowden, sólo se podía salir a la calle para comprar alimentos y medicamentos, con permiso previo.
El trabajo del Ieral anticipa que con el agravamiento de restricciones anunciado el viernes, la Argentina escalará algunos lugares en el ranking. Caso opuesto es el de Nueva Zelanda, que tras aplicar fuertes restricciones a fines de marzo y principios de abril, es ahora el país que más rápido está relajando sus medidas de aislamiento. Otros países que avanzan en ese sentido son Corea del Sur, Japón y Alemania, y en Sudamérica Uruguay, aunque todo avance está sujeto a los casos que se puedan presentar. El país que menos restricciones implementó en todo el período fue Suecia, cuyo índice de “astringencia” es 22,8 menos de la mitad del de la Argentina y un tercio del que promedió China.
La nueva etapa en la Argentina retrotrae de 54 a 24 el número de actividades habilitadas en el AMBA y limita seriamente el uso del transporte público, que a partir del próximo miércoles será permitido sólo para quienes trabajan en actividades “esenciales”.
Al respecto, el ministro de Transporte, Mario Meoni, explicó hoy en declaraciones radiales que para eso habrá que tener un permiso especial de 24 horas. “La situación en transporte es igual a la del 20 de marzo (primer día de la cuarentena)”, explicó. Y dio algunas cifras de movilidad: “Desde mediados de mayo, tenemos un promedio de un millón de personas circulando en transporte público en el AMBA. El objetivo es bajarlo a 700 mil personas diarias”. Esto es, reducir en 300.000 personas el flujo diario.
El funcionario reconoció que en la discusión de las medidas “hubo diferencias entre Provincia y Ciudad”, pero se decidió no cortar el transporte público para no “complicarle la vida” a los trabajadores esenciales”. Eso sí, habrá controles sobre el uso del transporte, focalizados en líneas de colectivos y municipios de mayor circulación, explicó Meoni. “Queremos mantener el distanciamiento social en el transporte”, justificó.
Trenes rigurosamente vigilados
El ministro también aclaró que a partir del lunes será obligatoria el uso de la Aplicación “Reservá tu tren” para viajar en la línea Sarmiento. “Solo podrán viajar quienes reserven su asiento en la App. Y desde el miércoles, solo quienes estén habilitados por su actividad. La experiencia que hemos tenido en el Mitre fue muy buena. Es muy fácil de utilizar”, afirmó.
Otro aspecto, además de la “severidad” de las medidas oficiales es cuánto efectivamente limitan la movilidad. Al respecto, el Ieral calculó también, en base a los datos de movilidad de Google en torno de seis tipos de movilidad: lugares de trabajo, estaciones de transporte público, comercios y recreación, supermercados y farmacias, parques y la cercanía a lugares de residencia.
La vuelta del perro
En base a datos del 7 de mayo hasta el 14 de junio, el informe promedió los datos semanales y comprobó el desplome de la movilidad de los argentinos en los días previos al 20 de marzo, cuando se inició la cuarentena, debido a medidas previas como la suspensión de clases y eventos masivos y las primeras “licencias laborales” para los grupos de riesgo. En esa etapa, la única variable de movilidad que aumentó fue la de los lugares de residencia, que eran las únicas permitidas. De hecho, ese indicador de movilidad se redujo luego y el promedio de la última semana medida (al 14 de junio) está 16,9% por encima del día en que comenzó la cuarentena. Se trata de la proverbial “vuelta del perro”.
Todas las otras movilidades cayeron y la que menos lo hizo fue, lógicamente, aquella con destino a supermercados y farmacias (-16%), únicos comercios -junto a ferreterías- que estuvieron siempre abiertos. La segunda que menos se redujo fue la movilidad a los lugares de trabajo (-23%). La movilización de personas a estaciones de transporte público (trenes, colectivos) colapsó inicialmente (bordeando un 80% de caída) y luego se recuperó, pero no demasiado, al punto que a mediados de junio era apenas la mitad que al iniciarse la cuarentena. Los controles por parte de fuerzas de seguridad (que el gobierno ahora promete intensificar) y en alguna medida el avance del “teletrabajo” pueden haber contribuido a ese resultado, que a la vez complica la ecuación económica de las empresas de transporte.
Los dos tipos de movilidad o salidas que más cayeron fueron a restaurantes, bares, shoppings, cines, museos, parques temáticos y bibliotecas, que llegó a reducirse 84% y se recuperó muy poco, probablemente asociada a recursos como la “comida para llevar” o similares a que muchos recurrieron para sobrevivir. Por último, la movilidad a parques y lugares de esparcimiento cayó más de 90% inicialmente y casi no mejoró luego: era hace dos semanas 83% inferior al inicio de la cuarentena. La ofensiva oficial contra los “runners” y la limitación de las “salidas recreativas” volverá a hundir esos respiros.
Por último, el trabajo del Ieral también comparó la evolución de la movilidad entre el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA: Capital Federal y 40 partidos del conurbano bonaerense, con cerca de 15 millones de personas principal núcleo urbano del país) y detectó importantes diferencias. En el interior, la movilidad cayó menos (61%) inicialmente y se recuperó más rápidamente, al punto que es hoy apenas 7% inferior a la semana en que empezó la cuarentena. En el AMBA la movilidad se desplomó un 75% y a mediados de junio era todavía 41% inferior a la del inicio de la cuarentena. Con las nuevas medidas, las diferencias entre los distritos se ampliarán aún más.
Con menos actividades “permitidas”, prohibiciones masivas al uso de transporte público, controles en las estaciones de transporte y más actividades prohibidas, la pretensión del gobierno es que que porteños y bonaerenses vuelvan a un confinamiento tan o más estricto que al inicio de la cuarentena.
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