De a poco, el Gobierno comienza a proyectar lo que será “el día después” de la cuarentena y qué sectores podrían alentar la recuperación de la economía. Uno de los primeros que aparece en la fila es el mercado inmobiliario. El rubro viene muy castigado, pero podría resultar clave para una salida de la crisis por su efecto multiplicador, empezando por el impulso a la construcción.
Tal como adelantó Infobae, la Comisión Nacional de Valores (CNV) presentará hoy una normativa que lanza los “instrumentos de inversión colectiva”. El propósito es que inversores a través del mercado de capitales puedan participar de manera conjunta en un desarrollo inmobiliario. Es un mecanismo que procura imitar las inversiones desde el pozo como sucede hace años en la Argentina. Pero ahora podría llevarse adelante a través de una herramienta de carácter más institucional.
Será posible aportar mensualmente tanto en pesos como en dólares para llevar adelante un desarrollo inmobiliario desde la compra del terreno hasta la construcción del inmueble. La nueva regulación será una adaptación local de los Real Estate Investment Trust (REIT), el instrumento de inversión más popular para invertir en ladrillos en los Estados Unidos.
Impulsar el desarrollo inmobliario es parte de la estrategia para el “día después” de la pandemia. Pero antes habrá que regenerar las condiciones macroeconómicas para que los inversores se animen a desprenderse de sus dólares y transformarlos en ladrillos.
El titular de la CNV, Adrián Cosentino, organizó un encuentro virtual en el que participarán hoy compañías de seguros y los principales desarrolladores inmobiliarios locales. El objetivo es no sólo presentar la normativa, sino además acercar a los principales inversores institucionales a posibilidades de diversificación de cartera en la economía real.
En los últimos años ya hubo algunos intentos por acercar a inversores a los negocios inmobiliarios vía mercado de capitales, pero siempre quedaron a mitad de camino. En 2016 se habilitó la opción de blanquear a través de un fondo común de inversión inmobiliario. Esa opción no pagaba impuesto del 10% pero obligó a mantener el dinero inmovilizado al menos cinco años. Fueron muy pocos los emprendimientos que arrancaron con esta modalidad.
Ya este año se dispuso la opción de no pagar el impuesto de 2,25% a activos extranjeros si ese dinero se invertía en un fondo inmobiliario local. Pero esta alternativa quedó a mitad de camino por la cuarentena.
Ahora las obras en la zona metropolitana están prácticamente paralizadas en su totalidad, salvo demoliciones o alguna situación puntual. El refuerzo de la cuarentena demorará todavía más la vuelta a la actividad en la construcción.
El desafío obviamente será regenerar un ambiente macroeconómico atractivo que permita impulsar el sector inmobiliario. La reactivación a partir del 2003 tuvo justamente a la construcción como uno de los pilares. El abaratamiento del precio cuadrado para construir medido en dólares fue fundamental en aquel proceso. No será sencillo crear las condiciones para que muchos inversores quieran desprenderse de dólares y cambiarlos por ladrillos, algo que hoy todavía luce lejano.
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