Se espera un lunes con euforia en acciones y una mejora en los bonos, lo que no significa que el dólar vaya a interrumpir su escalada de las últimas ruedas. Lo que en el fin de semana fue adverso para el Gobierno, favoreció netamente a los mercados. En primer lugar, ellos vieron que la intervención de Vicentín -batalla que no está finalizada- envió un mensaje a los jueces y ahora conocen que cualquier fallo que disguste puede ocasionar la reacción de la gente.
En poco más de 5 meses de Gobierno, Alberto Fernández, está enfrentando los mismos problemas que tuvieron los Kirchner cinco años después de haber tomado el poder.
Por supuesto, la fisura de poder que dejó Vicentín, obligó a que su ministro de Transporte, Mario Meoni, a invitar a Latam a rever su decisión de irse de la Argentina. Los argumentos de la empresa fueron contundentes. Los costos de operar en el país superan 40% a los que tiene la compañía en otros destinos y culparon a los sindicatos de sus problemas.
El llamado al diálogo con Latam -pese al fracaso- fue bien visto por los empresarios porque ahora el Gobierno vive la misma situación de opresión con los sindicatos que representan a los empleados públicos que le demandan aumentos de salarios que, la agotada caja del Tesoro, no les permite dar.
El desgaste obligó, al mismo tiempo, a agotar todas las instancias para acordar con los acreedores. Si el viernes subieron la Bolsa y los bonos, fue por esta situación. Después de lo que sucedió el fin de semana esta tendencia se va a acentuar.
Cabe recordar que el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, aumentó 7,79% con un monto de negocios de 2.229 millones, que representa el doble de lo que se venía operando. Los bancos fueron los más favorecidos. Galicia subió más de 11% y Macro, BBVA y Supervielle, más de 8%. Las petroleras se vieron favorecidas por la suba del crudo. Ternium (11,56%) e YPF (6,72%) fueron beneficiarios directos del movimiento.
La Argentina, sigue apartada del mundo, porque mientras el mercado se prepara hoy para una buena rueda, los futuros de las Bolsas de Nueva York están operando con bajas porque aumentaron los casos de coronavirus y se retrasa la reactivación de la economía.
Pero al margen de haber superado estos obstáculos, los inversores saben que lo que sucede ahora puede cambiar mañana. Que no cambió la realidad cotidiana. Que muchas empresas no podrán pagar los aguinaldos y otras siguen cerrando. También ven que una forma de Gobernar se está agotando. Casi no queda plata para subsidios. Por eso, se siguen cubriendo con dólares y jugando a entrar y salir rápidamente de los mercados de riesgo. Este juego se acaba el día después de la negociación con los acreedores. Por eso subieron los dólares alternativos que ya tienen casi el mismo precio. El dólar Bolsa cerró a $ 109,53 y está 1,7% arriba en el mes, mientras el contado con liquidación que perdió 3% en ese lapso, está a $ 110. El dólar libre, en tanto, aumentó $ 1 a $ 128.
El problema sigue siendo el dólar mayorista. El Banco Central moderó el ritmo de devaluación y de 9 centavos diarios -que ya era exiguo- lo bajó a 6 centavos. Por eso, el cierre del viernes $ 69,80 elevó la brecha a 58,5%. Este dólar artificial va a ocasionar serios problemas y la devaluación parece inevitable. Solo falta ponerle fecha.
Sin querer, el camino los lleva a la misma trampa que al Gobierno de Mauricio Macri a endeudarse en dólares. Ahora tratan de dolarizar parte de la deuda en pesos, cuando el mayor problema es no poder pagar la deuda en dólares. El temor es que los fondos del exterior no renueven los bonos en pesos y sean compradores de dólares para salir definitivamente de la Argentina. Por eso, se aprestan a emitir, después de acordar con los acreedores, bonos por USD 1.500 millones a 10 años.
Es curioso, no quieren capital extranjero en Vicentín pero no vacilan en emitir bonos en dólares y en pagar elevadas tasas en pesos para que esas divisas golondrinas no se vayan.
Si bien, hay mejor predisposición en los mercados porque sienten que el “vamos por todo” encontró una fuerte oposición, esperan que se decidan a hacer las reformas necesarias, especialmente en el sector laboral para que no sigan cayendo las empresas.
Los delegados de Aerolíneas Argentinas, vivieron sus diez minutos de gloria con la salida de Latam. Pero fue una victoria, que la van a pagar a futuro porque sirvió para ver el derroche que significa mantener una línea de bandera con convenios laborales del siglo pasado. Sin quererlo, Vicentín y Latam, están cambiando el rumbo económico.
Seguí leyendo: