Aunque el riesgo país subió 2,5% y los bonos en dólares cayeron 3% en promedio, el pesimismo entre los inversores por las dificultades para cerrar la negociación de la deuda fue más bien acotado. De hecho, los títulos fueron recuperando terreno a lo largo de la jornada, aunque cerraron negativos. Esta mejora estuvo a a tono con la información que indicaba que el diálogo de Martín Guzmán con los distintos grupos de bonistas continúa en pie. Y algunos hasta volvían a especular con un posible acuerdo “a más tardar el lunes próximo”. La intransigencia del fondo más grande, BlackRock, sigue siendo el principal escollo.
La última propuesta divulgada por el ministerio de Economía se acerca a los USD 50, pero los acreedores siguen reclamando alrededor de USD 55, aunque el Grupo Ad Hoc que integra BlackRock reclamaba algo más que el resto. Sin embargo, las distancias no son sustanciales ni mucho menos. Y el Presidente, Alberto Fernández, volvió a mostrarse a favor de llegar a un acuerdo, aunque indicó al mismo tiempo que no tiene apuro: “En 2005 nos llevó todo el año arreglar para salir del default”, explicó.
Aunque tanto el comunicado de Guzmán como del grupo de bonistas Ad Hoc tuvieron expresiones duras, los contactos con los acreedores son permanentes. De hecho, los otros dos grupos que están negociando estarían ya muy cerca de un acuerdo con el Gobierno. El problema es que si no entra el tenedor más relevante de bonos argentinos, es decir BlackRock, toda la negociación podría fracasar.
Argentina pasó de ofrecer apenas USD 300 millones a pagar hasta fines de 2023 a USD 1.700 millones en la última propuesta. Pero los fondos más agresivos piden más del doble: USD 3.800 millones
En caso de que no haya acuerdo en el corto plazo, ahora los inversores están mirando una nueva fecha límite que es el 30 de julio. Exactamente un mes antes vence el pago de intereses de bonos Par y Discount, pero el Gobierno tiene un mes de período de gracia para cumplir con ese compromiso. Si no lo hace eso también gatillaría el default de estos papeles, lo que complicaría mucho el horizonte judicial de la Argentina.
“Los inversores no aceleraron la deuda luego del default del 22 de mayo, demostraron buena fe para seguir negociando con el Gobierno. Pero si tampoco se pagan los bonos del canje 2005 ya es prácticamente seguro que se gatillarán cláusulas de “default cruzado”. Esto significa que la totalidad de la deuda emitida por el Gobierno en moneda extranjera sería exigible ante los tribunales neoyorquinos. Justamente los acuerdos de confidencialidad en las negociaciones incluyen la prohibición de recurrir a la Justicia mientras se mantengan las conversaciones.
Alberto Fernández volvió a mostrarse a favor de llegar a un acuerdo aunque indicó al mismo tiempo que no tiene apuro: “En 2005 nos llevó todo el año arreglar para salir del default”, explicó.
La consultora 1816 realizó un interesante análisis sobre los cambios que implican las propuestas presentadas por la Argentina y los bonistas, en particular para el actual mandato de Alberto Fernández, que termina en diciembre de 2023. Con la nueva oferta, la Argentina “ofrece ahora pagar USD 1.700 millones hasta el 2023 contra USD 1.000 millones de la segunda oferta y aquellos USD 300 millones de la propuesta original. Los bonistas más agresivos reclaman ahora cobrar solamente USD 3.800 millones, cuando venían de pedir USD 5.100 millones”. El comité que integran Fintech y Gramercy piden USD 1.900 millones en ese período. Si hubiera que pagar todos los bonos emitidos en moneda extranjera, la Argentina debería desembolsar USD 28.000 millones en los próximos tres años y medio.
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