Los economistas cuestionaron la posibilidad de que el Gobierno incluya un cupón ligado a las exportaciones como parte de la oferta para llegar a un acuerdo con los acreedores y salir del default.
Entre otros motivos, creen que, como ocurrió con el cupón ligado al PBI, tampoco será valorado por el mercado para conseguir una mayor adhesión en el canje que se desarrollaría en las próximas semanas, luego del rotundo fracaso del primer intento.
La posibilidad de incluir un cupón ligado a las exportaciones para “endulzar” la oferta trascendió en las últimas semanas y el último fin de semana un funcionario de la cartera económica lo dio como un hecho.
Pero los economistas tienen dudas, ya que el dato de las exportaciones fue desvirtuado al igual que otros durante la intervención de hecho del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Especialistas en comercio exterior recordaron a Infobae que los datos de las ventas al exterior fueron “inflados” para mostrar que había un superávit mayor que el real y, por lo tanto, una cantidad superior de reservas a las que figuraban en los registros del Banco Central.
Ya en 2015 ya consultora Elypsis advertía que había “sospechas” sobre los datos del 2014 y parte del 2014, cuando se comparaba el informe ICA (Intercambio Comercial Argentino) con las “Bases Usuarias”, también elaboradas por el INDEC a partir de información de la Aduana.
Hasta 2012, había señalado Elypsis, la diferencia había sido mínima entre ambas series, pero en 2013 se agrandó la brecha a favor del ICA. Al respecto, en 2013 el ICA reportó exportaciones USD 5.600 millones mayores que las Bases Usuarias y en 2014 la diferencia fue de USD 5.000 millones.
Las diferencias se concentraron en un 85% en las manufacturas de origen agropecuario e industria. En particular, hubo una divergencia importante con las ventas a Brasil, el socio más importante del país a nivel comercial: en 2013 fueron de USD 1500 millones y en los primeros tres meses del 2014 de USD 790 millones. A diferencia de otras estadísticas, la tergiversación de los datos del comercio exterior es difícil de mantener en el tiempo, ya que cualquier agente económico puede comparar las cifras oficiales del país que vende los productos con las del que las compra. En este caso, la brecha entre el Indec y el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil apenas fue de USD 136 millones entre 2007 y 212.
Pero también hubo diferencias en los resultados en el comercio con Uruguay y Paraguay, con una sobreestimación calculada en USD 450 millones en 2013.
En este sentido, el fundador de Elypsis, Eduardo Levy Yeyati, cuestionó la idea del cupón ligado a las exportaciones: “Para que un activo sea bien valuado por el mercado necesita liquidez, y para tener esa liquidez, precisa ser asimilado a algún mercado existente. En la década del 90, el mercado de crédito emergente se armó con un benchmark que era el índice EMBI, y con análisis y fondos dedicados a esta nueva clase de activos”.
“Lo mismo pasó en los 2000 con los bonos en moneda local, que son más difíciles de evaluar, pero que hoy integran un benchmark y forman parte de las carteras globales”, recordó.
“Si emito un instrumento único como el cupón indexado al PBI, que además de ser exótico, tiene un diseño arcano, y un riesgo imposible de cubrir con otros instrumentos, lo más probable es que sea ilíquido y, por ende, valuado con una tasa de descuento más alta, por debajo de su valor real”, explicó el decano de la escuela de Gobierno de la UTDT.
“Eso pasó en 2005, cuando el mercado pagó por él el 50% de lo que valía según cualquier modelo de valuación; esto es, sin considerar que después valió más porque se creció más de lo esperado. Es decir que vendimos un cupón de deuda a la mitad de su precio”, aclaró.
En este caso, aclaró que “las exportaciones son más fáciles de manipular, lo que agrega incertidumbre al tenedor, por lo cual no es difícil concluir que la emisión de un warrant atado a exportaciones será una contribución marginal en la negociación, y que terminará siendo un buen negocio para los acreedores y un mal negocio para el país”.
En cambio, la consultora del ex viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis publicó un informe en el que aseguró que “el Cupón del PIB resultaba, desde el punto de vista macroeconómico, procíclico, puesto es que aumentaba los pagos en dólares en los momentos de mayor escasez relativa de divisas (cuando la economía crece). Por las razones opuestas, un Cupón de Exportación resultaría es un instrumento contra-cíclico, que aumentaría los pagos en divisas cuando la economía dispone de más dólares, es decir, cuando exporta”.
"Si el Gobierno no tiene más espacio para mejorar la propuesta a los acreedores sin poner en riesgo la sostenibilidad, los instrumentos de recuperación de valor (VRI, en inglés) pueden ser una herramienta para destrabar esta situación. Sin embargo, el Cupón del PBI en dólares plantea contradicciones, puesto que podría pagar en situaciones en las cuales haya escasez de divisas. El Cupón de Exportaciones tiene más sentido por estar atado a la principal fuente de generación de divisas”, aclaró la consultora PxQ.
La clave para evaluar la conveniencia de utilizar estos instrumentos, indicó, “pasa por un análisis de costo-beneficio: cuánto valor presente pueden agregar a la propuesta vs cuál podría ser el costo futuro de estos instrumentos. Si se logra destrabar el acuerdo con un instrumento que no perjudique la sostenibilidad aún en el escenario de máxima, entonces tiene sentido su utilización”.
En cambio, el ex presidente de la Fundación Export-Ar, Marcelo Elizondo, coincidió con el cuestionamiento. “Parece excéntrico el concepto del cupón ligado a las exportaciones, porque las ventas al exterior las cobra el sector privado y la deuda la paga el Estado, a menos que estén pensando en mantener altas las retenciones para siempre o en apropiarse de parte de la renta del sector privado”. De hecho, esta preocupación llevó a las entidades del campo a pedir una reunión con el ministro Martín Guzmán.
Además, opinó, “podría atentar contra la estrategia de promover las exportaciones, porque los incentivos serían negativos: a más exportaciones, más pago de la deuda".
Un ex funcionario del área de comercio exterior coincidió: “El mercado no le va a asignar ningún valor porque es algo raro para los acreedores y, además, acá todas las variables se manipularon. Por lo tanto, en la práctica el país va a recibir menos que si hubiera emitido un cupón común como un endulzante en vez de este ligado a las exportaciones”.
Un par suyo, que también optó por hablar en off the record, acotó: “parece lógico desde la sustentabilidad, atar mayores pagos de deuda a la mayor generación de divisas, pero hay que ver efectivamente como funcionaría, bajo qué parámetros, cómo gatillaría, y algo no menor, quién auditaría esas exportaciones”.
Por otro lado, afirmó que “puede generar incentivos a la no exportación; un gobierno que no quiere pagar en un año el cupón por exportaciones, no va a fomentar las exportaciones que son clave para generar divisas”.
“Si el mundo no utiliza estos mecanismos, ¿para qué inventarlos? No pongamos en riesgo lo único que viene creciendo hace 4 años de manera ininterrumpida”, advirtió la fuente.
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