Expropiación de Vicentin: el objetivo del Gobierno es asegurarse el flujo de ingreso de dólares

En lo que va de 2020 las liquidaciones cayeron casi 23% en relación al 2019. Estabilizar la oferta de divisas es una de las preocupaciones más grandes para evitar futuras devaluaciones.

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El sector cerealero ingresó U$S
El sector cerealero ingresó U$S 7.717 millones en lo que va del año, 23% menos que el mismo período del año pasado

La fuerte caída del ritmo de liquidación de divisas en lo que va de 2020 resultó clave para el cimbronazo que sufrió el tipo de cambio hace pocas semanas y para el aumento de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. Según el diagnóstico que hacen en el entorno de Alberto Fernández, la dependencia del “humor” de las grandes cerealeras a la hora de exportar y liquidar vuelve al país extremadamente dependiente de estos grandes grupos.

Detrás de la intervención y seguramente futura expropiación de la empresa subyace el “sueño” no solo de controlar a una de las grandes cerealeras, sino también el flujo de ingreso de dólares al país. Si no se puede convencer por las buenas al campo para que exporte la producción y luego ingresen las divisas, entonces hay que procurar hacerlo de otra manera.

En los cinco primero meses del año, el sector cerealero ingresó U$S 7.717 millones, 23% menos que el mismo período del año pasado. Esta caída en la liquidación de exportaciones llevó a que el Banco Central tuviera que salir a vender U$S 1.500 millones en plena temporada alta de la cosecha gruesa, entre Semana Santa y fin de mayo. Solo el mes pasado la disminución del ingreso de dólares al mercado cambiario por parte de las cerealeras respecto a mayo de 2019 es todavía más notable: 29%.

El Banco Central tuvo que
El Banco Central tuvo que vender USD 1.500 millones de sus reservas en plena época de cosecha por la caída en las liquidaciones de exportaciones

Las explicaciones detrás de este derrumbe son diversas. Por un lado, a fines del año pasado el campo aceleró la liquidación de divisas antes del cambio de gobierno, con el objetivo de evitar el aumento de las retenciones que finalmente resolvió Alberto Fernández a las pocas semanas de asumir.

Además, también hubo mucha retención de granos en silobolsa, ante la expectativa de que se produzca un mayor salto del tipo de cambio. El aumento del “dólar Bolsa” y de la cotización informal profundizaron la presión sobre el dólar oficial, con un efecto ya conocido: los exportadores demoran sus liquidaciones para conseguir un dólar más alto y competitivo, mientras que los exportadores apuran todo lo posible las compras antes de la devaluación. Para frenar las presiones devaluatorias, el Central tuvo que endurecer el cepo cambiario. Volvió extremadamente difícil el acceso al dólar oficial tanto para importadores como para empresas que deben pagar deudas en moneda dura.

El Gobierno ve en la fuerte caída de liquidación de dólares por parte de las cerealeras en 2020 la principal responsabilidad de la zozobra cambiaria de los últimos meses. La disminución en mayo respecto al mismo mes del año pasado fue del 29%

¿La estatización de una cerealera como Vicentin puede ayudar a estabilizar el mercado cambiario? Parece difícil porque la compañía tiene una participación no menor del mercado, pero aún así no llega al 10%. Por lo tanto, se trata de una participación relevante pero no tanto como para modificar la dirección del mercado. Por otra parte, también depende de la actitud de los productores sojeros y si deciden seguir operando con la compañía ya expropiada o prefieren hacer los terceros.

La disputa del kirchnerismo con el campo por supuestas demoras para la liquidación de los agrodólares viene ya de las épocas del primer gobierno de Cristina Kirchner. Esa pelea se profundizó, pero ahora Alberto Fernández buscó mantener siempre el canal del diálogo. Sin embargo, en la medida que el Gobierno no consiga recomponer cierto clima de confianza le va a costar mucho más fomentar las exportaciones y por ende la liquidación de divisas.

La medida de intervención y luego estatización ya obtuvo duras respuestas de los dirigentes del sector, por ejemplo de la Sociedad Rural Argentina. No hace falta mucha imaginación sobre lo que se viene: una nueva etapa de fuertes conflictos, como en el pasado, entre el campo y el Gobierno.

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