El Impuesto a las Ganancias está en el tope de los tributos más cuestionados por los contribuyentes, en particular en el caso de las personas humanas. Aunque es de los denominados progresivos, ya que paga más el que más gana, las escalas de tributación hacen que muchos asalariados estén dentro del alcance del gravamen.
Además, tiene otra particularidad, y es que es un impuesto que se paga durante el ejercicio en que se genera, es decir, mientras una persona o empresa produce paga a través de los denominados anticipos, que no son otras cosas que una presunción en función de la renta declarada por el año anterior, en un contexto como el actual de tanta inestabilidad, pueden llegar a ser un problema a futuro.
La cuarentena ralentizó un poco los procesos, ya que los contadores nunca fueron personal esencial pero, también, la caída en los ingresos de las personas y de muchas empresas y lo compleja de la situación también lo hace muy incierto porque el sistema está diseñado para que se deposite un pago a cuenta de la proyección de lo que serán las ganancias durante 2020. Y, “a esta altura y con 80 días de cuarentena, quién puede a ciencia cierta lograr planificar cuánto ganarán este año. O simplemente si lograrán ganar algo”, se preguntan los profesionales de las ciencias económicas.
En la Argentina existen 166 impuestos, contando los tres estados (Nación, provincias y municipios), según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Mientras continúan los reclamos de las empresas para que el Gobierno tome más medidas de alivio financiero en momentos de parálisis económica para muchos sectores, el Gobierno tiene en carpeta algunas medidas y ya trabaja en una reforma impositiva. Pero, mientras tanto, en épocas de vacas flacas, reducir los adelantos de los impuestos puede ser una buena opción.
El aislamiento social preventivo y obligatorio imposibilita a muchas empresas poder acceder a documentación que esta en sus oficinas para poder cerrar los balances y a los auditores poder realizar su trabajo. Asimismo, teniendo en cuenta que si se cumplen las previsiones del director de la consultora Seido, Martías Carugati, para este 2020 la economía caería un 10,4%, muchas empresas no puedan volver a abrir y personas no puedan encontrar trabajo rápidamente, lo que de por sí era un dolor de cabeza se vuelve en un sentimiento trágico.
Los anticipos de los Impuestos sobre los Bienes Personales y en el Impuesto a las Ganancias pueden reducirse o eliminarse en su totalidad con esta herramienta. Y más en un contexto como este donde existen muchas posibilidades de transformarse en crédito fiscal y, como señala un empresario, “no lo recuperás más”.
“Esta operatoria está reglamentada y se le puede pedir a la AFIP en cualquier momento si una persona o una empresa entiende que va a ganar menos de lo que tenía previsto”, explicó a Infobae Iván Sasovsky. Experto en Fiscalidad Internacional, Miembro de la International Fiscal Association (IFA), y fundador de , Fundador de Sasovsky & Asociados.
La mayoría de las empresas y las personas humanas van a ver afectadas sus ganancias e ingresos consecuencia de los efectos de la COVID-19 , pero no se puede obviar la declaración y el pago porque puede generar un complejo entramado judicial que puede llevar a un embargo (Iván Sasovsky)
“La mayoría de las empresas y las personas humanas van a ver afectadas sus ganancias e ingresos consecuencia de los efectos de la COVID-19 , pero no se puede obviar la declaración y el pago porque puede generar un complejo entramado judicial que puede llevar a un embargo, por eso la mejor opción es la reducción”, agregó el especialista.
Para Carugati la cuarentena tuvo (y tiene) dos tipos de efectos. Por un lado, el freno impuesto por la regulación. Muchos negocios tuvieron que cerrar por la cuarentena, aunque después de 80 días ya lograron la habilitación para volver abrir. Por otro lado, el fuerte golpe a los ingresos del hogar y la incertidumbre respecto al futuro deprimieron la demanda. La gente no tiene plata para gastar, y si la tiene prioriza el consumo de bienes esenciales.
En este contexto Sasovsky señala que lo mejor que se puede hacer es la reducción del anticipo. “Esto es automático y hace que no se generen saldos a favor del impuesto. Nadie quiere que la AFIP le deba porque no lo cobra, es algo antinatural. Por otro lado, esto le da la oportunidad de “jugar” un poco más financieramente. Además, si la empresa o la persona tiene ganancias mayores a las anticipadas, cuando declara ese excedente sólo paga intereses por la diferencia”.
Esta herramienta también es aplicable a Bienes Personales porque también está habilitada para las personas físicas. Se genera un VEP y se paga. De todas formas, otros contadores comentan que muchos de sus clientes no la quieren utilizar por “miedo” a la AFIP. “Hay fallos de la Corte Suprema que avalan esta herramienta”.
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