En medio de la pandemia de coronavirus que ya registró más de 6 millones de contagios y al menos 360.000 muertos en todo el mundo, la economía global va rumbo a una fuerte recesión.
Mientras tanto, en Argentina se profundiza la crisis. Incluso antes de que estallara el impacto del coronavirus, el país era una de las naciones que tenía pronósticos de caída del PBI.
En este escenario, la economía puede ser pensada como una red de conexiones donde todos los días millones de pesos cambian de manos entre diferentes industrias, compañías y usuarios. En un tiempo de actividad normal este ciclo permite generar ingresos para pagar los sueldos. Pero cuando comenzó a aplicarse la cuarentena, muchas de esas conexiones se rompieron. Algunas de ellas cambiarán para siempre.
Una de las cosas que aún se desconocen y que es de trascendental importancia, es qué duración tendrá la pandemia y cuál será la extensión del aislamiento social obligatorio.
Si bien la mayoría de las medidas adoptadas por el Gobierno busca contener el impacto en los sectores más vulnerables –en particular a través del bono de Anses de $10.000, el IFE– a medida que se extiende el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), que comenzó a regir el 20 de marzo y que alcanzará al menos una extensión de 79 días hasta el 7 de junio, la actividad económica sufre las consecuencias y según estiman economistas, podría registrar su peor golpe desde el derrumbe del 2002, tras el estallido de la convertibilidad.
En ese marco, el equipo económico que encabeza el ministro Martín Guzmán se aboca a una segunda etapa de contención, que es atender las necesidades de las empresas, particularmente de las pymes. A este sector se destinó el programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para dar alivio económico inmediato a aquellas empresas y trabajadores afectados directamente por la caída de la actividad económica debido a la emergencia sanitaria. El mismo cubre a través del Salario Complementario el sueldo de abril y mayo de dos millones de trabajadores.
Ese es el motivo por que cual, al menos hasta ahora, no se produjeron quiebras masivas ante la decisión de paralizar una parte sustancial de la actividad económica para prevenir el avance del coronavirus. Además, el Poder Ejecutivo sumó créditos a tasa cero para monotributistas y los bancos ofrecen créditos a una tasa del 24% para asistir a las pymes.
A este panorama absolutamente negativo se suma otra seria dificultad que tiene que ver con el estado de virtual default, mientras el Gobierno continúa con la renegociación de la deuda pública con tenedores de bonos locales emitidos bajo jurisdicción de EEUU.
Cuanto más dure la pandemia y las restricciones, mayor será la caída que acusará la actividad económica, más amenazado se verá el empleo –a pesar de que el Gobierno decretó la suspensión de los despidos– y más fuerte y duradera será la contracción que ya se observa en la demanda.
Principales efectos de la cuarentena sobre la economía
Caída de la recaudación
Afectada por las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio en medio de la pandemia de coronavirus y el desplome del consumo, la recaudación de IVA cayó en abril 27% en términos reales, mientras que la de Ganancias lo hizo en 31% real interanual, según datos oficiales de AFIP.
El impacto es muy fuerte: se trata de los dos tributos que se llevan el 70% del total de lo recaudado en todo el país. Así, cada $10 que se pagan de impuestos –sin considerar comercio exterior ni seguridad social– 7 pesos se recaudan por IVA y Ganancias.
Fuentes oficiales afirmaron que la recaudación de IVA de mayo, que da cuenta de las operaciones de abril, reflejará “una situación aún más compleja”.
Descenso de la actividad económica
Aún antes de que la cuarentena obligatoria cumpliera su primer mes, el ministerio de Economía estimaba que el producto bruto se contraería 6,5% este año, un cálculo aún más pesimista que el del FMI, el Banco Mundial y que muchas estimaciones privadas.
Desde el Ministerio de Economía esperan que la actividad se contraiga 6,5% este año, para luego recuperarse 3% en 2021 y, paulatinamente, desacelerarse hasta promediar un crecimiento del 1,75% anual entre 2023 y 2030. Al mismo tiempo, espera que el déficit de las cuentas públicas alcance 3,1% del PBI este año, una estimación optimista para los consensos del mercado, y que todo ese bache se financie con emisión monetaria del Banco Central.
Derrumbe de la producción industrial y la construcción
El índice de producción industrial manufacturero mostró una baja de 16,8% en marzo de este año, cuando comenzó la cuarentena, respecto a igual mes de 2019. Según informó el Indec, el acumulado del primer trimestre de 2020 presenta una disminución de 6,4% respecto a igual período de 2019.
En ese contexto, en el sector de la construcción la caída fue mayor aún. En marzo de 2020 el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) mostró una baja de 46,8% interanual. Asimismo, con gran parte de las fábricas de distintos sectores paralizadas por la cuarentena, abril será el peor mes en la historia de la industria argentina. Así lo consideró Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo.
“Hay sectores, como la producción de autos, que tuvieron producción. Hay varios sectores que no han tenido producción. Si se hace un análisis retrospectivo es muy probable que abril quede en la historia como el peor mes de la industria”, destacó en diálogo con Luis Novaresio por radio La Red.
Caída del empleo
Por el impacto de la pandemia del coronavirus y las medidas de aislamiento social, el 75% de las empresas presenta una disminución en su nivel de ventas, la cadena de cadena de pagos se deterioró —el promedio de días en la calle de las cuentas a cobrar pasó de 49 a 68 días— y el 40% estima que será necesario reducir su cantidad de empleados. En el caso de las empresas de consumo masivo, esa estimación llega a un 51%.
El sector más perjudicado es el de servicios, donde el 21% indica una disminución superior al 50% en sus ventas. Los datos corresponden a una encuesta realizada por la consultora PwC Argentina entre los líderes de las áreas de finanzas de más de 100 empresas locales, entre ellas compañías de consumo industrial, de consumo masivo y de servicios de distintos tamaños (de menos de 100 empleados a más de 2.500).
En tanto, unos 800.000 trabajadores mercantiles que están sin tareas quedaron suspendidos por 60 días y recibirán el 75% de su salario neto, según el acuerdo alcanzado por la Federación de Empleados de Comercio (FACEYS), que lidera Armando Cavalieri, con los empresarios del sector, que están agrupados en la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y la Unión de Entidades Civiles Empresarias (UDECA).
El Ministerio de Trabajo difundió en mayo el resultado de los indicadores laborales de los puestos registrados por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y las expectativas para el segundo trimestre de los empresarios consultados en la última semana de abril.
En ambos casos, y en línea con lo anticipado por el relevamiento del Indec a industriales y constructores, primero, y el análisis del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, después, la cartera laboral dio cuenta del peor marzo desde la crisis de comienzos del 2002, tras la declaración del gobierno de entonces del default de la deuda pública, la pesificación de los depósitos en dólares y la fuerte devaluación del peso.
“En marzo de 2020 el nivel de empleo privado registrado en empresas de más de 10 trabajadores del total de los aglomerados relevados cayó 0,5% en relación al mes anterior. Esta es la mayor caída mensual de los meses de marzo desde 2002”, destaca el informe oficial. Y agrega: “En marzo de 2009, con la crisis internacional se registró una caída similar, apenas menor a la actual”.
El escenario para el trimestre abril a junio se proyecta singularmente peor para el mercado de trabajo, puesto que ya acumulará al menos dos meses de pleno aislamiento de la mayor parte de las personas y actividades fabriles y de esparcimiento en casi todos los grandes centros urbanos del país, donde se concentran los puestos de trabajo, en particular en el ámbito privado.
En este sentido, la mayoría de los CEOS de las empresas argentinas creen que demorarán entre 6 y 18 meses en salir de la crisis que se generó en los distintos sectores por la pandemia del coronavirus y de recuperar sus niveles de actividad. De acuerdo con una encuesta realizada entre más de 250 compañías por el grupo “Empresas con Futuro” —formado para buscar alternativas a la actual coyuntura—, el 63% de los empresarios considera que la recuperación puede demandar hasta un año y medio, mientras que más del 25% espera que tarde más.
Mayor emisión y proyección de inflación
El Banco Central no detiene la emisión monetaria para asistir al Tesoro ante la cada vez mayor lista de necesidades que debe cubrir en medio del freno económico que genera la pandemia de coronavirus.
En lo que va del año, en términos nominales, la entidad que conduce Miguel Pesce ya transfirió más utilidades que todo el año pasado, resultado de ganancias contables que difícilmente impliquen una mejora en el patrimonio del banco.
Las transferencias del Central al Tesoro volvieron a dispararse en abril. Sólo en ese mes la entidad monetaria tuvo que emitir 310.000 millones de pesos para financiar el exceso de gasto público.
En este marco, las consecuencias de la cuarentena que llegará al menos hasta los 79 días afectarán durante todo el 2020 a numerosas industrias. Resta esperar que nuevas medidas tomará el Gobierno para paliar la situación en los diferentes sectores.
Seguí leyendo: