Las valuaciones de los activos nacionales siguen supeditadas al desenlace de la negociación por la deuda soberana, ya en default y con vistas a una dura reestructuración.
Con la fecha límite puesta para el próximo martes 2 de junio, los funcionarios de Economía y los acreedores intercambian propuestas a contrarreloj, mientras que los operadores del mercado sostuvieron, con cierta dosis de cautela, su apuesta a una solución favorable para el canje.
El desempeño de los precios de los activos en la última semana arroja una doble lectura. Por una parte, se completó un mes de extraordinaria recuperación, con una ganancia promedio del 40% para los títulos públicos en dólares, y de un 15% en promedio para los ADR argentinos.
Por otro lado, en la semana primaron las posturas prudentes ante una negociación soberana que está cerca de resolverse, pero podría extenderse más allá de la fecha límite. Desde el viernes 22, los ADR ajustaron casi 9% en promedio, frente a bonos públicos más sostenidos pese a la recaída en cesación de pagos.
De esta manera continúa acortándose la brecha de rendimientos entre las distintas jurisdicciones. Las paridades de los títulos con ley argentina marca un rango de 34 a 52 dólares, y los de ley extranjera quedan en un rango de 39 a 65 dólares.
Estas paridades quedan próximas al umbral teórico de 50 dólares en el que, se especula, podría concretarse la reestructuración del ministro Guzmán.
Por su parte, el riesgo país de Argentina, medido por el banco JP Morgan, se ubicó en los 2.634 puntos básicos al finalizar la última rueda bursátil, con un descenso de 5% en la semana, y del 24% a lo largo de mayo, después de ubicarse en los 3.472 puntos básicos el 30 de abril.
En medio de las negociaciones por la deuda soberana, Argentina ingresó el 22 de mayo en su noveno default
Este rebote tanto para la renta fija como para los títulos privados de Argentina contó con otro firme driver, el de la recuperación de Wall Street en el último mes.
Aunque jueves y viernes hubo leve toma de ganancias, el índice Dow Jones de Industriales recuperó la marca de los 25.000 puntos que había perdido el 9 de marzo y acumuló un aumento de más de 4% en mayo.
En el plano cambiario, la semana concluyó con una dispersión de precios, ante la intervención regulatoria del Banco Central. El dólar mayorista persistió en el sendero de gradual deslizamiento alcista, para cerrar en $68,54, con una ganancia de 14,3% en lo que va de 2020.
El dólar blue cerró en 125 pesos para la venta. Prácticamente sin cambios en la semana y un 9,4% debajo del récord de 138 pesos del 15 de mayo.
En tanto, los mayores controles aplicados a las operaciones para dolarizarse tanto en la plaza interbancaria como en la Bolsa surtieron cierto efecto, con tipos de cambio implícitos en acciones y bonos que se alejaron del precio del blue, que hasta el 21 de abril llegaron a superar.
En mayo el liqui terminó estabilizado apenas sobre los 115 pesos, mientras que el MEP descendió 4,4% en el mes, a la zona de los 107,83 pesos.
En tal caso, más relevante que los precios de los distintos segmentos de comercialización del dólar, con volúmenes atrofiados por la recesión, el aislamiento social y el patrullaje de los entes reguladores, es la continua salida de divisas de la economía, que llevó en la noche del jueves a un ajuste sobre los controles cambiarios, ante la pronunciada caída de reservas del Banco Central.
Este viernes el Banco Central consiguió recomprar unos USD 180 millones en el mercado de contado, después de haber perdido reservas por unos USD 1.400 millones desde el 14 de abril. Los activos llegaron a caer hasta los USD 42.449 millones el jueves 28, el monto de activos brutos más bajo en más de tres años, desde los USD 39.884 millones del 25 de enero de 2017.
En la misma línea, el BCRA llegó acumular en las seis semanas transcurridas entre el 15 de abril y el 28 de mayo un saldo neto vendedor de casi USD 1.700 millones en la plaza mayorista, tendencia que en el período de mayor superávit comercial por la cosecha gruesa, fue todo un síntoma de la debilidad financiera de la Argentina y de la urgencia por normalizar el estatus de la deuda soberana.
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