Por primera vez, en el lanzamiento a punto de hacerse desde Cabo Cañaveral, una empresa privada se va a encargar de lanzar a dos astronautas de la NASA a la Estación Espacial Internacional, algo que ahora estuvo reservado a los estados y que EEUU había dejado de hacer desde 2011.
La empresa en cuestión, SpaceX, de Elon Musk, es sólo una de una serie de firmas que en las últimas décadas buscaron conquistar el mercado de los vuelos espaciales. Si tiene éxito en su misión de hoy y puede concretar el lanzamiento, marcará un antes y después para el sector privado y el mundo de los negocios por su potencial de reducción de costos, impulso a la innovación y menor dependencia de la burocracia estatal. SpaceX entraría, con décadas de desventaja respecto de las agencias gubernamentales de las prinicpales potencias, en una carrera que hasta ahora le estaba vedada.
SpaceX ofrece servicios de lanzamiento comerciales y públicos en sus cohetes Falcon 9 y Falcon Heavy. Su dueño, el ambicioso Elon Musk -cofundador de Paypal, Tesla Motors, The Boring Company y otras, posee una fortuna de USD 36.000 millones y la fundó en 2002 con el objetivo de reducir los costos del transporte espacial y, a largo plazo, hacer posible la colonización de Marte.
Jeffrey Bezos, el hombre más ricos del mundo, es otro soñador del espacio, al punto que la empresa preferida de la “constelación” Amazon se llama ‘Blue Origin’ y se dedica también a la exploración interestelar, por ahora con naves no tripuladas. Además, su personaje favorito es Jean Luc Picard, el capitán de la nave US Entreprise en la saga “Star Trek”.
Pero en esta carrera Musk le lleva clara ventaja. SpaceX es la primera empresa privada que negoció con éxito el lanzamiento y posterior devolución de una nave espacial en órbita alrededor de la Tierra, un aspecto clave para la reducción de costos que pretende conseguir.
La firma de Musk es también es la primera privada en acoplar un vehículo espacial con la Estación Espacial Internacional y sigue siendo la única que ha lanzado un objeto en órbita alrededor del sol. En el futuro planea una constelación mundial de satélites que proporcione servicios de Internet a las personas en la tierra, además de lograr “amartizar" seres humanos en la próxima década.
La compañía no cotiza en Bolsa, pero si se realizara hoy una oferta pública inicial de acciones de SpaceX se calcula que alcanzaria una capitalización bursátil de 25.000 millones de dólares.
Pero Musk es reacio a la posibilidad de cotizar en bolsa, pues la cortedad de miras del mercado, siempre enfocado en el próximo balance trimestral, podría frustrar sus sueños espaciales.
Además de Blue Origin, SpaceX, compite con Virgin Galactic en la transformación de la industria espacial. Juntas, han redefinido el significado de la innovación y la velocidad en un ámbito antes reservado a agencias estatales.
El lanzamiento de hoy puede marcar varios hitos. Estados Unidos no envía astronautas al espacio desde que el programa del transbordador espacial terminó en 2011. Desde entonces, la NASA pasó a depender de Rusia y a entrenar a sus astronautas en la nave espacial Soyuz. Cada asiento en la nave rusa le cuesta USD 86 millones a la agencia espacial estadounidense.
De ahí que la NASA le pidió al sector privado el desarrollo de un vehículo capaz de transportar a sus astronautas hacia y desde la Estación Espacial Internacional, con la idea de reducir costos e impulsar la innovación y poder concentrarse en otros programas.
En 2014, la NASA otorgó dos contratos: USD 4.200 millones a Boeing para construir su vehículo Starliner, y USD 2.600 millones a SpaceX, para crear una versión especial de su Crew Dragon que ya estaba volando con carga hacia y desde la Estación Espacial Internacional. Un desperfecto en el prototipo de Boeing dejó a SpaceX, y a Musk en primer lugar.
SiDemo-2, como fue bautizada la misión de Crew Dragon, es exitosa, SpaceX proseguirá con 6 misiones operativas a la Estación Espacial Internacional que acordó por USD 2.600 millones con la NASA.
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