El banco que asesora al Gobierno para renegociar la deuda advirtió que la economía argentina sufrirá una caída del 7% este año, que la inflación subirá al 4% mensual cuando se reabra la economía y cuestionó la política monetaria expansiva.
El Bank of America (Bofa), una de las dos entidades designadas para colaborar con el Ministerio de Economía en materia de deuda, difundió un informe que se denomina “Rápida cuarentena, lenta reapertura”.
Allí se indicó que “el limitado acceso al mercado y la falta de confianza en el peso limitan el potencial tamaño y la efectividad del estímulo fiscal” frente al shock del coronavirus.
Los analistas del Bofa consideraron que “las autoridades reaccionaron en forma decisiva e implementaron una cuarentena nacional desde el 19 de marzo, salvo para algunas actividades esenciales, que están entre las más estrictas de América latina”.
“Esta decisión fue efectiva inicialmente para achatar la curva de casos, mostrando una baja tasa de mortalidad hasta ahora. De todos modos, ha habido casos recientes en áreas pobres y densamente pobladas del área metropolitana que pueden demorar la reapertura”, aclaró.
Los analistas indicaron las diferencias en el panorama sanitario con el interior y afirmaron que las empresas reabrieron en forma lenta, en un contexto de restricciones al transporte y a la oferta en general.
“La Argentina muestra algunas fortalezas en la lucha contra el Covid, incluyendo un alto nivel de camas en los hospitales per cápita, una fuerte reacción oficial y baja densidad”, destacó.
De inmediato, aclaró que “algunas de las debilidades son el relativamente bajo nivel de penetración de los test, dificultades para implementar la cuarentena en barrios pobres, alto nivel de pobreza y límites para financiar el estímulo fiscal”.
En este sentido, pronosticó que la recesión será del 7% (aunque otros bancos y consultoras creen que podría ser mayor) y acumulará así una recesión del 11% en tres años. Tiempo atrás, el Bofa estimaba una caída del 5% en el PBI.
“La reapertura de la economía ha sido mucho más lenta de lo que anticipamos, con un efecto significativo en términos de consecuencias económicas”, expresó.
“Estimamos que un tercio de la recesión se debe a factores globales (como la recesión mundial y la caída del precio de las materias primas y dos tercios al cierre por la cuarentena”, detallaron.
En particular, afirmaron que el segundo trimestre exhibirá una caída del 11 por ciento.
Sobre el paquete fiscal, que por ahora llega al 2,5% del PBI, detalla las medidas que se adoptaron para subsidiar a los sectores más afectados, a través de transferencias directas, pago parcial de salarios en las empresas privadas, garantías de crédito, aumento del crédito bancario y algún alivio impositivo.
A raíz de estas medidas, el banco subió en tres meses del 0,4 al 4 por ciento su proyección de déficit fiscal debido a “las medidas de estímulo en el gasto, una recesión más profunda y una caída más rápida de los ingresos fiscales que el PBI”.
“El paquete de estímulo fiscal no es tan grande en términos relativos con otros países, pero dado el acceso limitado al crédito, esto genera un riesgo de monetización y presión sobre las reservas y el tipo de cambio”.
Si las transferencias al sector privado se repitieran durante otro mes, el déficit subirá al 4,6% del PBI y es posible que haya una recesión más profunda.
Para el año próximo, se espera una mejora en el déficit hasta bajar al 1% asumiendo una recuperación del 6% en el PBI (que aparece bastante más optimista que otras proyecciones), el fin del pico de la pandemia (y por lo tanto del estímulo fiscal transitorio) y una recuperación de los ingresos por exportaciones.
Sin embargo, advirtió que hay “riesgos al alza del déficit por mayor gasto en un año electoral”, con los comicios de medio término.
En el plano monetario, aclararon que el Gobierno mantuvo una política expansiva equivocada, a través de una continua baja de las tasas, mientras aumenta el financiamiento del Banco Central al Tesoro. “El exceso de pesos implica una significativa presión sobre el tipo de cambio y el Banco Central debe esterilizar una gran parte de esa monetización a través de los Repos”, aseguró.
En este sentido, destacó que la depreciación del tipo de cambio oficial fue más lenta que en otros países, lo que generó una pérdida de competitividad con el tipo de cambio real cerca de su mínimo desde julio del 2019, antes de las elecciones primarias del año pasado.
En cambio, el tipo de cambio paralelo aumentó más del 50% desde febrero, lo que generó una brecha superior al 80% con el oficial. Y subrayó que, para contener la presión cambiaria, se aplicaron una serie de controles a los que se podrían sumar otros en las importaciones en los próximos meses.
“Las reservas internacionales netas alcanzan a los USD 9000 millones en medio de una caída en la oferta de dólares por menores exportaciones”, precisó.
“Esperamos un superávit de 8000 millones de dólares en la cuenta corriente este año y de 4000 millones el próximo debido al pago de menos intereses, pero controles de capitales adicionales con más distorsiones comerciales por una brecha cambiaria alta, aumentan los riesgos a la baja”, aclaró.
Por esta razón, los analistas indicaron que “las autoridades eventualmente acelerarán el ajuste del tipo de cambio oficial para reducir la brecha cambiaria cuando la economía se reabra”.
“Creemos que el Gobierno no quiere dar todas las malas noticias juntas al mismo tiempo y por esta razón mantienen bajo control el tipo de cambio oficial durante el cierre de la economía para evitar un alza de la inflación”, advirtieron.
El Bank of America cree que, una vez que se produzca la reapertura de la economía argentina, la inflación se acelerará
Más aún, el informe advierte que los depósitos en dólares cayeron el 6% desde febrero en medio de la incertidumbre financiera.
“No podemos descartar que la creciente represión financiera que siguió a la expansión monetaria y la depreciación del chip azul esté exacerbando las preocupaciones sobre la convertibilidad de los depósitos”, advirtió.
De todos modos, aclaró que hay una gran liquidez todavía, ya que los depósitos en el BCRA cubren casi 2/3 de los depósitos, lo que debería descartar “una corrida sobre los depósitos”.
“La financiación de parte del paquete con transferencias del Banco Central pueden llevar a un aumento de la inflación cuando la economía se reabra, que incrementará el impuesto inflacionario y la represión financiera, reduciendo el poder de compra de otros agentes”, aseguró.
La combinación del temor a una “mayor inflación y monetización puede reducir por sí mismo la confianza del consumidor y el gasto”, aclaró.
“Esperamos que la inflación se acelere al 4% mensual cuando la economía se reabra, después del 1,5% de abril”, indicó. El banco estima una inflación del 45% para este año.
Por otra parte, luego del aumento discrecional del 6% anunciado para las jubilaciones del mes próximo, el banco indicó que se perdió una oportunidad.
“El presidente dijo recientemente que esperaban tener una nueva fórmula para los pagos de pensiones para fin de año. Cabe recordar que el Gobierno se había comprometido a enviar el proyecto de ley de fórmula de pensiones al Congreso en junio”, detallaron.
“Creemos que esta sería una oportunidad desaprovechada para proporcionar una guía avanzada sobre la consolidación fiscal, clave para reducir las expectativas de impresión de dinero (y construir un plan de estabilización)”, concluyó, tajante, el banco asesor del Gobierno.
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