La economía argentina será la más castigada de la región por el efecto de las cuarentenas

La consultora Invecq comparó el impacto de las respuestas a la pandemia en distintos países de Sudamérica. Los datos de marzo fueron malos, los de abril serán mucho peores. Recién en mayo podrían mejorar levemente. Con 80% de las familias endeudadas, la recuperación será lenta.

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La industria automotriz, que empezó
La industria automotriz, que empezó a reabrir lentamente. En abril, por primera vez en la historia, no produjo ningún vehículo (Foto: Archivo)

“Cuarentena de las más duras de la región y el mundo aplicada sobre una economía ya débil y sin acompañamiento fuerte de programas de sostenimiento para preservar la capacidad productiva para la salida. Estos elementos permiten pensar que, una vez que el Coronavirus sea historia, la economía más castigada de la región muy probablemente sea la economía argentina”, concluyó un informe de Invecq sobre el efecto de las cuarentenas en distintos países sudamericanos.

De cinco países para los que presenta datos, la consultora precisó que, a marzo, la Argentina fue el segundo más afectado, con una contracción el 9,8%. El ranking no es casual, dijo Invecq, ya que “la intensidad de las medidas restrictivas está vinculada de manera directa y muy clara con la intensidad del hundimiento de la actividad económica”. De hecho, señaló, en marzo la cuarentena más dura (y lo sigue siendo hasta el día de hoy) es la peruana, donde la caída económica mensual fue más fuerte, con una reducción de la movilidad promedio del 37% y de la actividad del 10,4%.

Argentina aparece segunda en ese ranking porque Invecq tomó el valor “desestacionalizado” de actividad, menor al dato de caída de 11,5% del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que informó el Indec y bien por debajo del 13,9% interanual y del 16,8% mensual de caída de la actividad industrial que informó la Unión Industrial Argentina UIA).

Estos últimos datos son los peores desde que en 1995 el Centro de Estudios de la central fabril empezó a registrarlos. Todo se debe, dijo en su último informe, "al fuerte impacto en el entramado productivo” de las primeras semanas de aislamiento social obligatorio. La producción fabril de marzo, precisa, fue la más baja desde diciembre de 1994 y en el primer trimestre acumuló una baja de 4,9% respecto de igual período de 2019, que a su vez había caído fuertemente respecto de 2018.

La caída en la movilidad
La caída en la movilidad de las personas y en el nivel de actividad económica en marzo de este año. La Argentina aparece segunda porque Invecq tomó datos "desestacionalizados". Si no, encabezaria el ranking.

Nadie duda de que los datos de abril serán mucho peores. El propio ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, adelantó que será el peor mes de la historia de la industria argentina. El problema es que los de mayo no mostrarían mejoras sustanciales.

Abril fue el primer mes desde que existe industria automotriz en la Argentina que la producción de vehículos fue cero (0). Construcción y actividad inmobiliaria también mostraron registros próximos a cero. Y la caída no fue desde una cima. Ya en marzo, el rubro minerales no metálicos había registrado una baja de 42,2% interanual, relacionada en gran medida por la caída de 46,5% de los despachos de cemento Portland. Ese mismo mes, la industria automotriz había caído 34,4%, la metalmecánica 22% y la textil un 36,8%. En tanto, las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se contrajeron 20,5% y los primeros datos de abril apuntan a una caída superior al 40%.

El informe de Invecq no deja dudas de que la actual recesión será más profunda que la de 2001/2002. “La entrada a esta crisis es más rápida que los episodios pasados; dada esta velocidad y los efectos que con seguridad tuvieron el mismo signo en abril y lo están teniendo en mayo, las variaciones interanuales de los próximos meses superarán cómodamente a las variaciones anuales del 2001-2002”, dice un pasaje. Por eso, agrega, “la menor gravedad que estaría mostrando esta recesión (respecto al colapso post-convertibilidad) es una mera cuestión estadística que en los próximos meses se corregirá”.

Lo que dijo el Presidente

En su exposición y posterior rueda de prensa de anoche, Alberto Fernández dijo “¡Qué me importa lo que dure la cuarentena, va a durar lo que tenga que durar!”, reafirmando el objetivo prioritario de salvar vidas. Cualquiera sea el motivo, el desplome de la economía será difícil de remontar y para muchas empresas y empleos, irreversible, como se suele señalar de períodos ultrarrecesivos o de destrucción de enteros sectores de actividad.

El presidente dijo que en casi todo el país, con la excepción del Área Metropolitana de Buenos Aires, el sur de Chaco, Córdoba capital y una parte de Río Negro, centrada en Bariloche, ya se reabrió el 80% de las actividades. Esas actividades, sin embargo, están constreñidas por las limitaciones al movimiento de personas y al abastecimiento interjurisdiccional y a la propia retracción de la demanda derivada de la cuarentena, que se inició como una contracción inducida de la oferta pero derivó luego en fuerte caída de la demanda, a medida que se abortó la creación de riqueza y la generación de ingresos.

Un trabajador en una empresa
Un trabajador en una empresa pyme del calzado. Un sector que se quedó sin demanda a partir de la paralización obligada de la oferta

La lectura oficial es que la caída de la demanda se debe al “miedo” al virus, no a la cuarentena. Alberto Fernández lo ejemplificó con el caso de la Ciudad de Buenos Aires, donde -dijo- se habilitó 60% de los locales, pero de éstos, reabrieron 40% que tuvieron, a su vez, una demanda de apenas el 30% de la que era antes de la cuarentena. El comercio se abre, pero los clientes no aparecen, porque la gente ve el riesgo de estar en la calle, dijo -palabras más o menos, el presidente.

Si los números que citó son correctos, quiere decir que -fuera de los sectores previamente habilitados- la demanda en aquellos permitidos en las últimas dos semanas fue de apenas 7,2% de lo que era. Esto es, que colapsó un 92,8% respecto a los niveles pre-cuarentena, algo que difícilmente pueda atribuirse solamente al temor al coronavirus.

Entre las deudas, el trabajo y el consumo

En un “monitor” de abril Analytica evaluó la respuesta de las provincias y municipios para atenuar la crisis derivada de pandemia y cuarentena, que consistió básicamente en exenciones, rebajas o diferimientos fiscales y algunas medidas crediticias. De allí surgió que Tierra del Fuego, Santa Fe y Río Negro fueron las tres que, en la primera etapa de la cuarentena, fueron las que más hicieron por atenuar sus efectos, así como San Luis, Jujuy y Tucumán fueron las que menos (Gráfico). Ahora, la consultora trabaja en un informe sobre el alcance y efecto de las reaperturas que se iniciaron en mayo.

El "Indice de Respuesta Local"
El "Indice de Respuesta Local" evaluó las medidas de provincias y municipios para atenuar los efectos de la fase inicial de la cuarentena, antes de que comenzara la etapa focalizada y de flexibilización.

Ricardo Delgado, uno de los socios de Analytica, anticipa que la demanda tardará mucho tiempo en recuperarse y no por miedo al virus, sino por objetivas razones económicas. Datos del BCRA y fuentes privadas, dice, precisan que 80% de las familias argentinas están endeudadas con los bancos. La gente perdió ingresos, acumuló deudas (colegio, prepagas, servicios públicos, impuestos, créditos) y sus decisiones de consumo -que en la Argentina representa el 75% del PBI- serán limitadas. Y quienes han mantenido capacidad de consumo no la han podido manifestar; ni comer afuera, ni ir al cine o al teatro, ni viajar, ni comprar ropa o zapatos. ¿Para qué, estando encerrados?

La ayuda estatal

La ayuda estatal ha sido un paliativo que estuvo muy lejos de compensar lo que se perdió. Para quienes recibieron el “Ingreso Familiar de Emergencia”, los $ 10.000 (por familia) son una fracción mínima de su ingreso previo si se trata de familias en que uno o más de sus miembros tenían la posibilidad diaria de trabajar, aunque fuera en la informalidad.

Más allá de los diferentes tipos de asistencia (IFE a informales, créditos a tasa cero a monotributistas y autónomos, créditos al 24% a Pymes, pago parcial de salarios a empresas, etc), el informe de Invecq estima que hasta ahora el paquete efectivo de asistencia estatal fue en términos del PBI poco más de una décima parte del de Perú (12% del PBI) y muy inferior al de Chile (6%). En todos los países hubo fuertes caídas de actividad, pero en el caso argentino, dice la consultora, la caída se da al cabo de una década sin crecimiento y dos años de recesión, lo que implica una economía más ajustada para afrontar el nuevo impacto.

Segun Analytica, la eventual recuperación no será en forma de V, U o W, sino una secuencia de etapas: un largo valle recesivo, una lenta salida hasta recuperar los niveles pre-pandemia y crecimiento en una etapa que podría iniciarse en el primer trimestre de 2021.

Cuando ese momento llegue, pesarán algunos de los datos recientes. Según el informe de la UIA sobre los datos de marzo pasado, la importación de bienes de capital cayó 24,8%, la de piezas y accesorios 27,3% y la de bienes intermedios 12,8%. Esos fierros e insumos que por la recesión y la cuarentena -y no por la pandemia- se dejaron de comprar se necesitarán para una recuperación que hoy luce lejana.

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