La inflación esperada por los consumidores para los próximos 12 meses es del 50%, según un relevamiento realizado por la Universidad Di Tella. Con ese porcentaje —que corresponde a la mediana de las respuestas—, las expectativas se ubican unos 10 puntos porcentuales por encima del 40% que se había registrado el mes anterior.
“De acuerdo al promedio y a la mediana de las respuestas, la inflación esperada por la población para los próximos 12 meses alcanzó un máximo histórico desde que se realiza la encuesta de expectativas de inflación, que comenzó en agosto de 2006”, destacó el informe difundido por la universidad.
La inflación esperada por los consumidores para los próximos 12 meses es del 50 por ciento
“En los últimos cuatro años, la mediana de la inflación esperada fue de 30% en 19 meses; mayor a 30% en 5 meses; y menor a 30% en 24 meses. Tanto según la mediana como el promedio, las expectativas de inflación aumentan en las tres regiones analizadas, que son el Gran Buenos Aires, el interior del país y la Capital Federal”, detalló el informe, realizado por los investigadores Juan José Cruces, Martín González Rozada y Nicolás Merener.
El relevamiento analizó las respuestas según los niveles de ingreso. De acuerdo a la mediana, y por el nivel educativo alcanzado, las expectativas de inflación se mantienen en 40% para los sectores de ingresos bajos, mientras que aumentaron a 50% (más de 10 puntos porcentuales) para los sectores de ingresos altos.
En tanto, considerando el promedio, respecto del mes anterior las expectativas de inflación aumentan 2,1 puntos porcentuales para los sectores de menores ingresos, marcando 44,1% en el mes de mayo, y aumentan 8 puntos porcentuales para los sectores de mayores ingresos, marcando 49,6% en el mismo período.
Los números de las consultoras privadas
Para el mes de mayo, las consultoras privadas ya estiman que la inflación se mantendrá por debajo del 2%, pero destacan que a medida que cuarentena se vaya flexibilizando y se retomen ciertas condiciones normales, el índice volverá a tener un registro por encima de ese porcentaje.
Desde la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados, estiman para mayo una inflación de alrededor de 1,4% mensual. “La baja en el registro inflacionario de abril no fue otra cosa que el resultado de la cuarentena estricta junto con el agravamiento de la recesión que esta misma provoca”, explicó el economista Santiago Taboada.
Los analistas advierten que los factores que en estos meses están provocando una desaceleración en la inflación son transitorios
Por eso, los analistas advierten que los factores que en estos meses están provocando una desaceleración en la inflación —y que permiten que no haya un impacto de la emisión— son transitorios. “Los factores son, por un lado, un aumento en la demanda de dinero precautoria en un contexto donde aumenta el miedo al desempleo por parte de las familias o se reducen los ingresos en el caso de las empresas, donde la cadena de pagos está rota. Y después se observa una moderación en la puja distributiva. La prioridad de una empresa es vender, y no mejorar margen de ganancias; y para los sindicatos es mantener el empleo más que que los salarios le ganen a la inflación”, detalló Martín Vauthier, economista de la consultora EcoGo.
A estos factores también se suma el congelamiento de tarifas que resta presión sobre los precios y la baja en los precios de los combustibles a nivel internacional. Pero la potencia de estas condiciones irá disminuyendo a medida que se vayan flexibilizando las restricciones y la economía se vaya normalizando.
Desde la consultora Analytica prevén una aceleración de hasta 2,2% para mayo. “La inflación de abril refleja una desaceleración, aunque es un poco anómalo el dato porque el consumo cambia en este contexto de aislamiento. Para mayo evaluamos una tendencia similar, aunque con un dato algo más elevado por la mayor movilidad. Esta cuestión metodológica de la medición se va a corregir en junio, seguramente”, anticipó Santiago Gambaro, economista jefe de Analytica.
Para el año, la consultora proyecta un aumento de precios de entre 45% y 50%, donde el tipo de cambio va a tener un rol principal en un contexto de caída del poder adquisitivo y precios de tarifas congelados.
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