Con las contraofertas sobre la mesa, el Gobierno debería llegar a un acuerdo con los bonistas en torno de los 50 o 52 dólares (por cada USD 100 invertidos) sin demasiadas dificultades técnicas si sigue convencido de que no quiere ir a un default desordenado.
Ex negociadores y analistas de la deuda indicaron a Infobae que hay varios ejes de las ofertas de los tres grupos de bonistas que pueden ser eliminadas rápidamente –fueron puestas con ese fin– para acortar distancias con el Ministerio de Economía.
De hecho, hoy el precio de los bonos argentinos subía, entre otros factores, porque los bonistas mostraron sus cartas como se lo pidió el Gobierno y la negociación podría avanzar, aunque no se llegue a un acuerdo antes del viernes próximo, cuando vencen USD 503 millones que seguramente no se pagarán.
Los puntos más fáciles de convergencia, afirmaron, giran en torno del período de gracia (el gobierno propuso tres, los bonistas uno, se puede llegar a un punto intermedio); los cupones vencidos (Economía no quería reconocerlos, ellos piden que se los paguen en efectivo; un bono puede ser la solución); y el pago de los gastos es algo que seguramente ni se considerará.
En el mercado creen que hay espacio suficiente como para que, con la contraoferta sobre la mesa, se llegue a un acuerdo
Pero las ofertas que hoy dio a conocer Infobae dejaron en claro que no hay tantas diferencias entre BlackRock y los otros bonistas. En promedio, pidió un valor de 60 dólares, contra 58 del resto, aunque por supuesto que con diferencias en la estructura de cada oferta.
Un ex negociador indicó que “las contraofertas estuvieron en línea con lo que esperaba, sin sorpresas”. El Gobierno, afirmó, deberá ceder, al igual que los bonistas. “Es una negociación. Si el Gobierno no afloja en nada, estamos perdiendo tiempo hace seis meses”, expresó.
El ex negociador se preguntó por qué los bonistas liderados por Monarch fueron los únicos que propusieron los cupones ligados al PBI, cuando “ellos mismos tienen juicios por los cupones de los canjes anteriores; podría haber alguna estrategia jurídica oculta ahí”.
“De los pedidos que hacen los bonistas, algunos deberían ser negociables. El pago de los intereses devengados que piden ambas ofertas es difícil de aceptar; la fecha de cuándo se empiezan a pagar intereses y el pedido de reembolso de las comisiones de los asesores de los bonistas, también”, detalló.
Además, consideró: “Los intereses vencidos, si yo fuera el Gobierno, no los pagaría en su totalidad; tal vez se los puede reconocer parcialmente como parte del canje con un bono y aplicarles una quita importante, del 66 por ciento”.
“El valor que puede extraer el Gobierno en gran parte, sobre todo con los Exchange, es a través de la opción de moverse de euros a dólares. Los Exchange bondholders tienen los bonos en euros desde 2014 y no los pueden vender, y la cotización fue siempre horrible contra los bonos en dólares”, afirmó.
A BlackRock, sugirió, le propondría que “el acortamiento de plazos que pide sea de seis y no de cinco años”. “En suma, deben cortar la propuesta en 3 o 4 dólares y cerrar un acuerdo”.
“El deal es en 55 dólares desde hace 2 meses; si el Gobierno no está dispuesto a cerrar en ese número, le hizo perder el tiempo a todo el mundo”, advirtió.
Otro ex negociador consideró que, con las contraofertas en la mesa, “sería un error táctico y estratégico no llegar a un acuerdo. Los fondos se dejaron margen para negociar”.
Federico Furiase de Eco Go dijo que “el Gobierno tiene margen para cerrar un deal en un valor presente neto de 50 a 55 dólares a una exit yield de 10% por ciento”. “Quizás negociando un período de gracia de dos años y capitalizando los intereses. El cupón promedio de las contrapropuestas luce razonable”, opinó.
“Si no se llega al plazo del viernes, pero el Gobierno manifiesta su voluntad de seguir negociando, no creo que haya aceleración de bonistas y se podría alcanzar un deal después sin daño colateral en el medio”, aclaró Furiase.
“El Gobierno sabe que un hard default aceleraría la presión sobre el dólar y arriesgaría una aceleración de la inflación. Creo que están más cerca de cerrar con los globales que con los Discount. La suba de los bonos está basada en esa historia, pero claro, no podemos descartar que haya algún cortocircuito que complique la negociación”, advirtió.
El Gobierno sabe que un default duro aceleraría la presión sobre el dólar y arriesgaría una aceleración de la inflación (Furiase)
Hoy, aclaró Furiase, el valor de los bonos en el mercado asume un valor presente neto mayor que la propuesta original del Gobierno. Sin embargo, “se abrió un nuevo camino de negociación y el Gobierno tampoco quiere defaultear, con lo cual debe estar tratando de generar una segunda contrapropuesta para cerrar”.
Aunque no pague el viernes, opinó, “si la negociación continúa no habría incentivos de bonistas a acelerar y eso podría mantener expectativas positivas, siempre y cuando el Gobierno brinde señales de que quiere cerrar un trato rápido”.
El riesgo, aclaró, “es que se trabe la negociación con los Discount y los Pares y haya un canje a medias con muchos holdouts; ahí se ingresaría en un escenario gris con potencial presión en brecha e inflación”.
Otro analista, que optó por el off the record, indicó que las contraofertas dejan espacio para un acuerdo. “Creo que 52 o 55 dólares puede haber algo”, pronosticó.
En tanto, Nery Persichini dijo que las contraofertas son “más realistas y acordes a las pretensiones de mercado, sin que esto genere una carga abrumadora para Argentina”.
“De todas formas, creo que Argentina perdió una oportunidad cuando no conversó con los bonistas antes de lanzar la oferta. Con la propuesta unilateral y tan poco atractiva, cedió la iniciativa y tiempo. Y ahora tiene menos margen para negociar. Para colmo, encolumnó a los acreedores en un frente común de cooperación”, afirmó.
Acerca del margen para negociar, sostuvo que “la propuesta inicial era tan pobre que se podría mejorar con muy poco”.
“Pero la oferta nueva implica una mejora de casi el 50%. Parece inverosímil que el Gobierno apruebe estas condiciones sin cambiar una coma, especialmente por cuestiones políticas. Hay un mar de grises en el medio”, aclaró.
“Quizás lo más negociable sea el período de gracia. No a 2021, sino algo más extendido. A cambio, seguramente deba incluir la capitalización de intereses. Otro aspecto que podría mejorar la propuesta es ceder en cuestiones legales, la extensión de la RUFO y tipo de indenture, especialmente para los tenedores de Discount y Par”, opinó.
Además, “ofrecer cierta cartografía del plan económico y un sendero más rápido de convergencia al equilibrio primario también contribuiría a bajar la exit yield y mejorar los valores de recupero”.
“El Gobierno podría hacerlo si hubiera un cambio de nombres en el Ministerio de Economía. Sin shock positivo de expectativas, es difícil que cualquier plan resulte creíble”, concluyó.
En tanto, el analista financiero Diego Sacerdote consideró: “Van a negociar; no creo que paguen cash los cupones corridos o vencidos. El resto es negociable, y llegan. Tengo más dudas con los Discount”.
“Las dos puntas antes de este fin de semana eran de 58 contra 47. El deal en los globales está en 52, así que con un poco de esfuerzo llegan”, estimó.
Seguramente, afirmó, “lo primero que van a negociar es el cupón vencido: van a capitalizar, o sea reconocerlo, pero no pagarlo en cash”.
“Otro punto es el bono corto: Guzmán propuso que el bono más corto sea al 2030 y al 12 por ciento; ellos 2027 y 0. Lo lógico es que sea 2030 y sin quita. Con eso cada uno puede ceder una parte”, precisó.
Además, estimó que “Guzmán va a pedir no pagar nada en 2021 y que el cupón sea más bajo”.
En tanto, el grupo SBS explicó que “en comparación con la oferta del Gobierno, las propuestas contemplan vencimientos más cortos, mayores cupones, menores reducciones de capital, la eliminación del período de gracia y el reconocimiento de los intereses corridos”.
“La oferta del Ad Hoc Bondholder Group implica un recupero de USD 48,55 a un exit yield de 12% (USD57,75 al 10%) mientras la falta de algunos detalles no permite valuar la segunda oferta. Aun así, lo más importante es que las demandas no están tan lejos de los USD 42,6 que puede ofrecer Argentina sin poner en riesgo la sostenibilidad, dejando espacio para encontrar un acuerdo que pueda servir tanto al deudor como a los acreedores”.
Otro experimentado ejecutivo del sistema, de buenos contactos con el Gobierno, dijo que “no es tan fácil lo que viene; se puede llegar a un canje del 45 por ciento con un deal que ofrezca un valor de 50 dólares”.
La duda, aclaró, es “si el Gobierno seguirá negociando luego del 22. Creo que los está seduciendo a los bonistas para entusiasmarlos, quitarle dramatismo al default y después ver qué pasa”. En todo caso, “si siguen negociando lo harán sin apuro de acordar: no veo al Gobierno aceptando una oferta por encima de los 50 dólares”.
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