Con un retraso de más de 20 días en comparación con lo habitual, la AFIP actualizó la serie de aportantes al Sistema Integrado Previsional Argentino, correspondiente a marzo, último mes en que la liquidación de los salarios, como los aportes y contribuciones no estuvieron afectados por las medidas paliativas de la parálisis que provocó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), en particular en abril y primer tercio de mayo.
El primer dato con signo positivo que resulta del informe oficial y procesó Infobae fue que, después de 14 meses consecutivos con caída del poder adquisitivo del promedio de las remuneraciones en términos reales, se anotó una mejora efectiva de 3,7% en comparación con el nivel promedio del año anterior, con solo dos actividades que mantuvieron disminuciones: la administración pública 1,7% y la enseñanza 0,5 por ciento.
El resto de los sectores acusó modestas mejoras, con excepción de la construcción que consolidó la recuperación de meses anteriores con un repunte de 16%; los trabajadores del servicio de agua, cloacas, residuos y saneamiento público 11%; y en menor medida hoteles y restaurantes 8,3%; transporte y almacenamiento y bancos y seguros con poco más de 7 por ciento.
Después de 14 meses consecutivos en términos reales se anotó una mejora real de 3,7% en comparación con el nivel promedio del año anterior, con solo dos actividades que mantuvieron disminuciones: la administración pública 1,7% y la enseñanza 0,5 por ciento
Mientras que el primer dato con signo negativo fue que las remuneraciones según el tamaño del empleador, medido por cantidad de trabajadores en calidad de asalariados -en relación de dependencia- registró una pérdida de más de 9% en la franja de 1 a 5 empleados; mejoró en el tramo de 6 a 1.500; y se redujo levemente en valores reales en las grandes empresas, con más de 1.500 puestos por tiempo indeterminado.
La disparidad de los sueldos promedio por tipo de empresa, según la nómina a cargo, fue de un máximo de 2,6 veces, con un mínimo en la franja de hasta 2 empleados, de $28.215 brutos -equivalente a 1,7 veces el salario mínimo, vital y móvil de $16.750- y antes de los descuentos del 17% para la Seguridad Social, el aporte al PAMI y la obra social de convenio sectorial, y un máximo de poco más de $73.000 para tramo de 500 a 5.000 trabajadores.
La disparidad de las remuneraciones promedio por tipo de empresa, según la nómina a cargo, fue de un máximo de 2,6 veces, con un mínimo en la franja de hasta 2 empleados, de $28.215 brutos -equivalente a 1,7 veces el salario mínimo, vital y móvil de 16.750 pesos
Esa distancia se reduce a menos de 2 veces si se compara el salario medio bruto que pagan las empresas con hasta 25 empleados, con una media de $32.766 y el resto que fue en marzo de 62.234 pesos.
De la estadística oficial surge que mientras las empresas con hasta 25 empleados representan el 98,3%, sobre un total de aportantes al SIPA en marzo de 502.433, en término de masa salarial, que es el producto de la cantidad de personal por la remuneración, más la contribución patronal, esa participación se reduce a 16,3%, porque las micro y pequeñas compañías generan en conjunto apenas un cuarto de la ocupación asalariada en blanco.
Las empresas con hasta 25 empleados representan el 98,3%, sobre un total de aportantes al SIPA en marzo de 502.433, pero en término de masa salarial esa participación se reduce a 16,3 por ciento
Según la Encuesta Permanente de Hogares del Indec del total de ocupados, poco más de 65% del conjunto de los trabajadores ocupados hace aportes al sistema de jubilaciones y pensiones, se desenvuelve en blanco, y casi 35% lo hace en la informalidad, con ingresos inferiores en un 40% al del asalariado en blanco.
El total de los trabajadores empleados en relación de dependencia representa el 72,5% del total de puestos. El resto son “patrones, cuenta propia, y trabajador familiar sin remuneración”, en la definición del organismo oficial de estadísticas.
La brecha de ingreso asalariado es sustancialmente mayor cuando se la compara por rama de actividad. Ahí la estadística del SIPA da cuenta de 7 veces, entre el promedio mínimo que históricamente caracteriza a los trabajadores en hoteles y restaurantes, con $30.522, principalmente porque una parte no menor del ingreso de bolsillo se integra con montos variables no declarados provenientes de propinas del público; y el máximo que percibe el promedio de trabajadores en las industrias extractivas de minerales preciosos e hidrocarburos, ascendió a una media de 214.000 pesos.
En términos de bolsillo la brecha final de remuneraciones se reduce notablemente, porque los asalariados con cargas de familia que perciben más de $70.000 están alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, y llegan a tener deducciones de hasta el máximo del 35%, como en la mayor parte de los ocupados en la industria extractiva, los servicios públicos, la intermediación financiera, e información y comunicaciones, principalmente.
Y más aún se acortó la distancia de ingresos entre máximos y mínimos a partir de abril y hasta que se extiendan los efectos de la pandemia de la Covid-19, porque fue justamente en los sectores de más altos ingresos donde empresas y trabajadores acordaron fuertes rebajas transitoria de remuneraciones, a cambio de mantener el empleo en una actividad que se redujo a la mínima expresión.
Aunque también se firmaron acuerdos de suspensiones, y consecuentemente, recorte de salarios en las ramas metalúrgica, comercio y gastronómicos, que afectaron a más de 1,2 millones de trabajadores.
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