BlackRock, el acreedor más duro de la Argentina, acusado de “hipocresía climática” en el Financial Times

La compañía votó contra la adecuación de dos petroleras australianas a metas del Acuerdo de París sobre cambio climático y recibió fuertes críticas por la brecha entre sus palabras y sus acciones. En enero, Australia sufrió los incendios más graves de su historia

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Larry Fink, CEO de BlackRock. Después de ser desafiado por Jeffrey Sachs, ahora es foco de críticas por la distancia entre sus "cartas" y sus acciones concretas  REUTERS/Shannon Stapleton
Larry Fink, CEO de BlackRock. Después de ser desafiado por Jeffrey Sachs, ahora es foco de críticas por la distancia entre sus "cartas" y sus acciones concretas REUTERS/Shannon Stapleton

BlackRock, la administradora de fondos más grande del mundo y principal obstáculo a una solución amigable de los USD 66.000 millones de deuda que el gobierno argentino se propuso restructurar, fue denunciada en las páginas del influyente diario británico Financial Times de “hipocresía sobre el cambio climático”.

La empresa, cuyo CEO, Larry Fink, ya fue desafiado por el economista Jeffrey Sachs y por la senadora y exprecandidata presidencial demócrata Elizabeth Warren a aportar a una solución de la deuda argentina, es ahora centro de las críticas de organizaciones y compañías preocupadas por el cambio climático después de haber votado contra resoluciones de adecuación a temas ambientales en los directorios (en los que detenta poder de voto por sus participaciones accionarias) de las petroleras australianas Santos y Woodside Energy.

Este fin de semana, luego de que dos de los tres comités de acreedores de la Argentina informaron que presentaron una “propuesta coordinada” para que la Argentina restructure de modo “sustentable” su deuda, se confirmó un anticipo de Infobae acerca de la “grieta” entre BlackRock y los otros dos grupos pues exige una oferta bastante más alta por parte de la Argentina

Fink ya fue motivo de criticas por la diferencia entre sus palabras y sus acciones a raíz del asesinato del periodista árabe Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia en Estambul, después de haber realizado denuncias contra el príncipe saudita Mohammed bin Salman. Tras ese episodio, Fink decidió no asistir a una conferencia mundial de inversores en Arabia, en lo que aparentaba ser una decisión ética en línea con su credencial (también sostenida en sus “cartas") de “activista social” de Wall Street. Pero Fink siguió haciendo negocios en el reino saudita y señaló que Arabia era “un país grande, hay mucha gente buena; estas cosas no son blanco y negro, son cosas muy complejas”. En una reciente entrevista con la agencia Bloomberg, Fink también dijo que si tuviera 20 años se dedicaría a la inversión en energías renovables, otra señal “pro-ambiente”.

Del dicho al hecho

Imagen satelital de los incendios en Australia, en enero pasado, que dieron sentido de "urgencia" a las metas climáticas (Shutterstock)
Imagen satelital de los incendios en Australia, en enero pasado, que dieron sentido de "urgencia" a las metas climáticas (Shutterstock)

El cargo de hipocresía en la nota de Financial Times es porque en su más reciente “carta” Fink también dijo que la preocupación por el cambio climático estaría en el “corazón” de sus estrategias de inversión, pero BlackRock votó en contra de decisiones de las compañías australianas para ajustarse a los objetivos del Acuerdo de París sobre reducción de emisiones. Las compañías australianas debatieron esos cambios luego de los devastadores incendios que tuvieron lugar en ese país en enero.

“Larry Fink habla mucho de las credenciales climáticas de su firma, pero no tiene nada que mostrar”, le apuntó Brynn O’Brien, directora del “Centro Austrasiático de Responsabilidad Corporativa, que abogó por las medidas de las dos petroleras australianas. “Es más que hora que BlackRock se decida si está a favor de un planeta vivible o no; no podemos perder otros 12 meses”, dijo O’Brien, mientras BlackRock explicó que su voto en ambos casos tuvo que ver con “preocupaciones de los inversores” y que votaría lo mismo el año próximo si esas preocupaciones no fueran satisfechas.

La administradora de fondos invocó sus votos a favor en temas ambientales (como la exclusión de 25 directores de diferentes “boards”) y en dos resoluciones, una de la finlandes Fortum y otra de la “Compañía Nacional de Gas y Fuel” de EEUU, pero señalando también preocupación por el difuso alcance de los objetivos ambientales e invocando su “complejidad”.

O’Brien, sin embargo, remarcó la falta de conciencia de BlackRock acerca de la urgencia que los recientes incendios impusieron a las cuestiones climáticas en Australia. “No alcanza con que diga que está en sintonía, es tiempo de que actúe”, dijo.

También Mark van Baal, fundador de Follow This, que presentó mociones de resoluciones climáticas en las próximas Asambleas Anuales de varias compañías europeas, como las petroleras Shell y Total, dijo que los representantes de BlackRock en los directorios “raramente” votaron contra las decisiones de los ejecutivos de las compañías en temas climáticas.. “La brecha entre las cartas de Fink y lo que vota BlackRock es cada vez más grande”, señaló.

Tim Buckley, director de estudios financieros del “Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía”, también citado en la nota del Financial Times, dijo que el declamado foco de BlackRock en la sostenibilidad climática era bienvenido, pero tenía que ser sostenido en los hechos.

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