El sector de la economía del conocimiento parece encontrar más trabas para su desarrollo en la demora en el tratamiento legislativo de la reforma a la ley que brinda beneficios a la actividad que en los perjuicios que las medidas de aislamiento que impactan sobre la economía de todo el mundo.
Si bien no descartan una posible merma de la demanda de sus servicios, las empresas del sector destacan que éstos son prestados esencialmente a través del teletrabajo, por lo que no redujeron su actividad. Pero al mismo tiempo, la ley 27.506, aprobada en el gobierno anterior pero nunca aplicada por falta de reglamentación, está pendiente de ser reformada, lo que deja en suspenso los incentivos tributarios para la actividad. A la hora de competir con centros de servicios instalados en otros países, la incertidumbre sobre su tratamiento impositivo, les trae mayores conflictos que la situación macro del país, los vaivenes cambiarios o el parate económico de la cuarentena.
Así lo explicaron los directivos de Argencon, la entidad que agrupa más de 40 compañías dedicadas a servicios basados en el conocimiento, entre las que se destacan Globant, Accenture, PwC, Grupo ASSA, Exxon, INVAP y JP Morgan, entre otras. Aseguran que muchas empresas que “se la jugaron” con la ley anterior, “perdieron”, ya que la normativa que ayudó a desarrollar la industria del software en la última década, dejó de tener vigencia el pasado 31 de diciembre.
Santiago Mignone, de PwC Argentina, explicó que su compañía tiene 1.400 empleados en un centro de servicios profesionales para el exterior. Su proyecto de expandir esa planta a 4.000 empleados está congelado a la espera de saber cuál será el texto definitivo de la ley de Economía del Conocimiento y, tan o más importante, cuánto tiempo tardará en implementarse. Argencon iniciará en los próximos días su contacto con los distintos bloques parlamentarios.
“Estamos en el centro de lo que el mundo quiere, ya que la economía marcha hacia la digitalización y la virtualización de las actividades”, dijo Sergio Kaufman, CEO de Accenture, quien destacó que, en las actuales circunstancias, toda la actividad del sector se realiza en base a homeoffice, sin impacto en el uso del transporte público, una de las principales preocupaciones del gobierno. “Como sector económico puede ser emblemático y transformarse en un modelo para otros sectores, ya que puede seguir creciendo”, señaló Kaufman.
A diferencia de otros sectores, la actividad del sector por estos días no varía mucho de lo habitual, ya que el trabajo remoto es la norma, con destino de exportación. Otra particularidad de esta actividad es que genera ingreso de divisas neto, ya que toda su facturación es en dólares sin una contrapartida de salida por importaciones.
“Mientras la Argentina quedó amesetada, el mundo y sus principales competidores, como los países de Europa del este, siguieron creciendo. La diferencia está en que para nuestro país los servicios basados en el conocimiento no son algo estratégico y para otros países sí lo son”, explicó Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, al presentar un informe sobre el desempeño del sector en 2019.
El año pasado, explicó Galeazzi, las exportaciones del sector alcanzaron USD 6.088 millones, un 7,3% menos que en 2018, en el marco de 5 factores: la imposición de retenciones, la reaparición de las restricciones cambiarias, la devaluación del peso superior al 50%, la incertidumbre electoral y, sobre el fin del año, las contramarchas por la ley.
En 2010, la Argentina se llevó un 0,44% de la torta mundial de la exportación de servicios basados en el conocimiento; en 2018, su participación cayó al 0,27%. Al mismo tiempo, muchos países de la región como México, Colombia, Costa Rica o Uruguay, se metieron de lleno en la carrera y expandieron su porción del mercado.
Entre los dos grandes rubros del sector, se destacan los servicios informáticos, que escalaron fuerte al amparo de los beneficios de la ley del Software y los servicios profesionales, “el segmento de mayor potencial”, según explicó Galeazzi.
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