Alberto Fernández mantiene los dos principios básicos de su estrategia de negociación con los fondos que invirtieron 66.000 mil millones de dólares en títulos soberanos de la Argentina: apuesta a evitar el default y sólo pagará si no implica profundizar la crisis económica y social.
Al otro lado de la mesa, los bonistas que operan en Wall Street exigen reformas a la oferta oficial que el Presidente y su ministro de Economía, Martín Guzmán, rechazan in limine. Los acreedores privados pretenden que se elimine la quita de capital, que se achique el período de gracia y que se paguen los intereses desde 2021.
Durante el fin de semana, Guzmán mejoró en un diez por ciento la oferta oficial y dispuso que el Valor Presente Neto (VPN) de los bonos quedara en 44 centavos por dólar. Ese gesto del ministro fue relativizado por los fondos de inversión y después replicaron que la propuesta de canje debía llevar el VPN de los títulos a una cifra cercana a 60 centavos por dólar.
El sábado en Olivos desayunaron a solas Alberto Fernández y su ministro de Economía. Y a continuación se agregaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. En ese largo cónclave, el presidente decidió una hoja de ruta que está aplicando a rajatabla.
El primer punto de la hoja de ruta fue confirmar que Guzmán era el único negociador de la deuda con los acreedores privados. “Guzmán es Alberto”, explicaron a Infobae cuando se preguntó en Olivos si el ministro de Economía continuaba liderando las negociaciones con los bonistas bajó legislación internacional.
A continuación, como segundo tramo de la hoja de ruta, Alberto Fernández ratificó que no quiere el default, que negocia de buena fe y que su límite es la sustentabilidad de la deuda. Es decir: pagar a los acreedores privados no puede significar un nuevo plan de ajuste económico.
Cumplidos los pasos uno y dos de la hoja de ruta, Guzmán regresó a su despacho del Palacio de Hacienda y abrió un nuevo capítulo de la negociación con los fondos. El ministro lucía apagado -apenas había logrado menos del 20 por ciento de adhesión de la oferta oficial- y en esas reuniones con video conferencia adelantó que estaba dispuesto a mejorar la propuesta y a escuchar las sugerencias de los acreedores privados.
Mientras Guzmán negociaba con los bonistas, su equipo técnico redactaba la resolución que extendía la vigencia de la oferta desde el 8 al 22 de mayo. En esos 14 días, el ministro y los acreedores privados debían llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
El 22 de mayo, como nuevo límite a la existencia formal de la propuesta, no es una fecha casual. Ese día vencerán los intereses del Bono Global. Son 503 millones de dólares que debieron pagarse el 22 de abril y que quedaron en período de moratoria por 30 días corridos.
-¿Si no hay acuerdo con los bonistas al 22 de mayo, Argentina paga el vencimiento del Global?-, preguntó Infobae a un miembro del gobierno que conoce todos los secretos de la negociación.
-No paga.
-¿Y que pasará con los otros vencimientos del 2020?
-Entra todo en la reestructuración.
-¿Puede ocurrir que cierren el canje con los titulares que aceptaron la oferta y después abran una nueva negociación?
-Igual estarías en default...
-Pero tendrían una alicuota de los tenedores...
-Una vez que estás en default, el daño está hecho. El reloj de arena le corre a los bonistas, veremos
Alberto Fernández apuesta a la negociación con los bonistas y evitar un nuevo juicio de default en los tribunales de New York. Esa es la instrucción a Guzmán, lo que acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y lo que se transmite desde la embajada argentina en Washington a la Casa Blanca.
El Presidente desea pagar, pero no quiere un ajuste post crisis COVID-19.
En este contexto, si la negociación continúa trabada como hasta ahora, Alberto Fernández ya tomó la decisión política: no paga. Nada. Ni el cupón del Global, ni cualquier otro título soberano que venza durante el 2020.
Argentina caería en default. A partir del 22 de mayo.
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