Los gobernadores festejan porque las provincias recibirán más regalías, los consumidores están a la expectativa y la industria se lanza dardos dependiendo qué eslabón de la cadena representen. Ese es el estado de situación en el que hoy se encuentra el tablero que conforma el negocio de los combustibles en la Argentina mientras cada uno de los jugadores aguarda el texto final del decreto que fija el precio sostén para la producción local, conocido como el barril criollo, los plazos de su vigencia y, en forma indirecta, el precio que cada automovilista deberá pagar en el surtidor.
Según adelantó Infobae el ministerio de Desarrollo Productivo establecerá el valor para la producción local de petróleo en USD 45 el barril, quitará las retenciones a la exportación, frenará la importación cuando haya excedente productivo y se congelará los incrementos de los impuestos al combustible hasta el 1 de octubre.
Esto último pareciera adelantar el congelamiento de los valores en los surtidores ya que el precio del litro de nafta está fijado cuando el barril cotizaba a mucho más de los USD 45 que pasará a costar el barril criollo. Al congelarse, además, los impuestos, el precio final para el consumidor no debería subir. Tampoco se presume que bajará.
En esa línea apuntan desde uno de los sectores que apoya la puesta en marcha del precio sostén. Señalan que el valor del litro de nafta no debería incrementarse porque “está congelado desde diciembre de 2019, cuando el precio del Brent estaba cerca de los 65 dólares”. Igualmente, hacen la salvedad de que el precio del combustible “no tiene una correlación directa” con los vaivenes del crudo. “Los precios se van adecuando constantemente teniendo en cuenta varios factores y el precio del crudo es una variable más”, explican.
El propio presidente Alberto Fernández expuso anoche en declaraciones televisivas la posición del gobierno sobre el tema. Destacó que el precio del petróleo cayó mucho y que "hay que hacer un esfuerzo para parar la escalada inflacionaria que tiene mucho de especulativo” y que no avalará incrementos para el público. "El colmo sería que suban las naftas”, dijo Fernández.
El DNU sigue girando entre la Casa Rosada y el ministerio que conduce Matías Kulfas a la espera de la aprobación final. Quizás la demora tiene que ver con que los detalles que se filtraron generaron un fuerte interna en el sector en donde hay acusaciones cruzadas y críticas para todos los jugadores.
Sector
El ex secretario de Energía y titular del Instituto Mosconi, Jorge Lapeña, se mostró contrario a la idea del barril criollo porque este llega “como resultado de una negociación hecha por un Gobierno que no tiene los elementos para negociar, porque el Estado está débil".
El ex funcionario señaló que la medida deja a las empresas “en su espacio de confort” y que la fijación de este valor es "un precio de conveniencia para la industria petrolera pero de inconveniencia para los consumidores, que van a tener que pagar un precio de los combustibles fabricados con un crudo ficticio de 45 dólares”.
“En una circunstancia extraordinaria como esta, de pandemia, el Estado tiene el derecho y la obligación de regular un precio que evite un mal mayor como pueden ser los despidos masivos. Pero lo tiene que hacer analizando los costos de producción de cada cuenca. Esto va a terminar perjudicando a los consumidores, a todo el sistema de transporte de carga y pasajeros y a todo el agro, al que se le va a encarecer la actividad", sentenció.
Pero Lapeña y el Instituto Mosconi no son los únicos que se mostraron de desacuerdo. Desde una compañía apuntaron a que la que terminó terciando en la discusión fue la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.
Del otro lado señalan que el riesgo de no poner un precio sostén atentaría contra que “el país logre preservar la capacidad productiva y garantizar un precio competitivo y evitar la importación. Si no se fija ahora un precio, es probable que cuando se recupere la demanda no estén los equipos y el país no tenga la capacidad para satisfacerla".
Por el lado de la petrolera de mayoría estatal, que hoy está recuperando terreno en la Bolsa con una suba de su acción de casi 7%, fuentes del mercado explicaron que “no se opuso” al valor sostén “porque tiene una visión de mediano plazo en donde se recupera la demanda y, con un precio de barril más alto, se puede costear la producción de Vaca Muerta y del convencional”.
Estas idas y vueltas subterráneas en la industria podría ser la razón por la que el decreto no conoce aún la luz. Pero todo haría suponer que la suerte está echada y esto se debe en gran parte a los ganadores del precio sostén son los gobernadores. Sin retenciones se incrementarán los ingresos provinciales a través de las regalías.
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