La venta de Garbarino entró en la recta final. Ante el apuro de algunas de las empresas con las que acumula deuda, se aceleraron las negociaciones para definir un nuevo dueño y el grupo asegurador PROF, comandado Carlos Rosales, firmaría en los próximos días el contrato para iniciar el proceso de due dilligence, la instancia previa a concretar el traspaso de manos.
El empresario y tesorero del Club San Lorenzo llegó a esta instancia tras acordar la renegociación de la deuda con los bancos acreedores –principalmente el Banco Galicia y el Santander– y con los proveedores, al tiempo que logró un entendimiento con el sindicato, el presidente de la cadena, Carlos García, y avanzó en las discusiones con los hermanos Daniel y Omar Garbarino.
Además de la propuesta presentada, que prevé un desembolso inicial de $2.000 millones durante los primeros 18 meses, se incluyó en el acuerdo un monto adicional para el pago de sueldos
Además de la propuesta presentada, que prevé un desembolso inicial de $2.000 millones durante los primeros 18 meses, se incluyó en el acuerdo un monto adicional para el pago de sueldos.
En este sentido, Rosales se comprometió con el titular del gremio de Comercio, Armando Cavalieri, a aportar entre $50 y $70 millones para el pago de salarios adeudados. Esos fondos complementarán el aporte del Estado, que se hará cargo del 50% de los haberes en el marco del decreto de Asistencia al Trabajo y la Producción dictado para mitigar las consecuencias de cuarentena por el coronavirus. Ya a principios de abril la empresa no afrontar el pago de sueldos de sus más de 4.000 empleados y sólo depositó el 32% de los haberes, aduciendo la grave situación financiera, combinada ahora con el efecto letal de la pandemia.
Hasta antes del cierre de sus actividades, Garbarino se mantenía como la principal compañía del rubro, con una participación de 22% del mercado de venta de electrodomésticos. Esa posición líder, previsiblemente, se encuentra seriamente amenazada ante la reapertura gradual de actividades y la perspectiva de normalización de la economía por lo que el proceso, que viene dilatándose desde principios de año, habría empezado a generar inquietud entre algunos acreedores en condiciones de pedir la quiebra. Fuentes cercanas a las negociaciones admiten que la urgencia de las partes estaría asociada a la decisión de algunas compañías internacionales proveedoras de la cadena de retail de abandonar las actividades en el país, por lo que deberían encontrar un cierre lo más rápido posible a esa situación.
Del otro lado, los hermanos Garbarino son los que menos apuro habrían insinuado a lo largo de las gestiones, según fuentes involucradas. Ocurre que los dueños de la cadena tienen sus acciones prendadas en un fideicomiso que administra el Banco Comafi, lo que les quitaría derechos económicos sobre las mismas pero deben firmar la transacción.
Los dueños de la cadena tienen sus acciones prendadas en un fideicomiso que administra el Banco Comafi, lo que les quitaría derechos económicos sobre las mismas pero deben firmar la transacción
Las tratativas para encontrarle un nuevo dueño a Garbarino, golpeada por la caída del consumo, se iniciaron en enero cuando los bancos acreedores iniciaron negociaciones con el fondo de inversión dueño de Havanna, Inverlat. Esas discusiones, con exclusividad para la opción de compra hasta el 28 de marzo, no prosperaron. Fue cuando aparecieron nuevos interesados, entre ellos el dueño de Covelia, Ricardo Depresbíteris y Rosales.
La propuesta de Rosales se centra en mantener la operación habitual, lo que incluye el compromiso de mantener la actual cantidad de puestos de trabajo, a la vez que apunta a dotarla de una fuerte impronta digital. El plan implicaría convertir a los 200 locales de venta también en puntos de entrega de los productos que sean vendidos a través del e-commerce. La venta online es, en gran medida, el canal por el que Rosales apuesta a incrementar la facturación de la cadena. También prevé sumar servicios financieros, incluso una billetera virtual.
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