El Ministerio de Economía retomó en las últimas horas la negociación con los grandes acreedores, que preparan una contraoferta para presentársela en forma directa al presidente Alberto Fernández en los próximos días.
Los tres comités de bonistas preparan la contraoferta en forma coordinada y podrían presentarla entre martes y miércoles. Su intención es utilizar el mecanismo de “Reverse Inquiry”, como en el pasado, que permite que una contrapropuesta de los bonistas dé lugar a una transacción con un alto nivel de aceptación.
Fuentes oficiales y de los comités de los bonistas indicaron a Infobae que una de las alternativas viables para acercar posiciones es capitalizar los intereses caídos durante el período de gracia a través de un bono.
La capitalización de los intereses que no se paguen en el período de gracia aparece como una vía en la que las dos partes parecen estar de acuerdo
De este modo, aunque este concepto no se les pague en efectivo, no lo perderían, como lo determinaba la oferta original que fracasó con una aceptación cercana al 12 por ciento.
A cambio, el Gobierno podría pedirles un leve aumento en la quita de capital (del 5,5% en la oferta original), que, entienden, resulta menos relevante para los bonistas.
La solución de capitalizar intereses, afirman en Nueva York, le daría el oxígeno que el Gobierno para cumplir con su plan de crecer primero para pagar después y, a la vez, le agrega valor a la oferta para acercarla a lo que pretenden los inversores. En particular, ese monto podría sumarse al capital de los nuevos bonos si el Gobierno no quiere pagar un cupón aparte.
Sin querer dar detalles, bonistas y fuentes oficiales indicaron que ayer se reiniciaron las conversaciones y que mañana, antes de las 9 hora de Buenos Aires, el Ministerio de Economía que conduce Martín Guzmán le comunicará a la comisión de valores de Estados Unidos (SEC, según su sigla en inglés) que se extenderá el plazo de la negociación.
Esto significa que no se liquidarán la semana entrante los bonos a los bonistas que entraron al canje hasta el viernes, ya que se trató posiblemente de la operación de deuda soberana con mayor nivel de rechazo de las últimas décadas. Solo fue aceptada por la mayoría de los inversores minoristas locales que tenían sus bonos en La Caja de Valores.
Las conversaciones del ministro y su equipo se distribuyeron con varios fondos de inversión, entre ellos los principales tenedores de títulos argentinos. Y en Economía destacan que BlackRock se sentó nuevamente a negociar, aunque este fondo asegure que nunca se fue, que solo estaba esperando que se abriera la posibilidad de una negociación bajo parámetros diferentes a los de la oferta original.
A partir de mañana, reconocen en el Gobierno, se abrirán 10 días de duras negociaciones, aunque a la vez saben que el cierre de un acuerdo no será fácil ni rápido. Por esta razón, habrá que ver qué decisión toma el Ejecutivo sobre el pago del 22 de mayo de los bonos globales por unos 500 millones de dólares.
En el Palacio de Hacienda no ven con malos ojos que los comités de acreedores preparen una contraoferta -en forma conjunta o separada- en los próximos días, aunque a priori la intención de los grandes bonistas es tener interlocución directa con el presidente Fernández.
Más allá de las formas, el equipo económico entiende que en esa propuesta demostrará cuánta vocación hay de acordar por parte de los acreedores, ya que un mal acuerdo o un arreglo que no pueda cumplirse podrían resultar peor para el país que un default. Los márgenes, aclaran, son limitados.
Economía no quiere mostrar las cartas sobre qué negociará en concreto. Aclara que todos los elementos están arriba de la mesa, pero que van a esperar que los bonistas den el primer paso.
Ayer, explicaron, se les expresó que el Gobierno quiere seguir negociando y que hay pragmatismo siempre y cuando la contraoferta sea sostenible.
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