Un elefante negro para la Argentina

La crisis del coronavirus también plantea la oportunidad de lograr consensos políticos para idear un plan muy agresivo que ayude a revertir el contexto económico

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Alberto Fernández y Martín Guzmán (@alferdez)
Alberto Fernández y Martín Guzmán (@alferdez)

Los sucesos tipo Cisne Negro fueron descritos por Nassim Nicholas Taleb en su libro de 2007. Taleb se refiere a casi todos los grandes descubrimientos científicos, hechos históricos, eventos de alto impacto en la economía y logros artísticos como cisnes negros sin dirección e inesperados. Ejemplos de cisnes negros son: Internet, los atentados del 11 de septiembre en EEUU, la caída de Lehman Brothers, en 2008, etc.

Los últimos acontecimientos relacionados con el coronavirus cumplen a la perfección con la descripción de cisne negro y es difícil aún proyectar su impacto en la vida de las personas y la economía, esto dependerá de cuanto tiempo se prolongue la pandemia en el tiempo.

Como si fuera poco, la guerra del petróleo que está llevando al commodity a precios increíblemente bajos generan aún más incertidumbre.

Para la Argentina podríamos sumar algunos factores adicionales como: baja generalizado en el precio de los commodities; reducción en la demanda global y potencial cierre de mercados para la carne y cereales; salida de inversores de los países emergentes para resguardarse en activos más seguros, como el oro, dólar y bonos del tesoro de EEUU. Todos estos factores se suman a los problemas internos que viene arrastrando la Argentina y que a días de cumplirse casi 5 meses de mandato no parecen tener planes concretos para su resolución.

Respecto a la deuda, algo clave para el futuro inmediato de la Argentina, no está del todo claro si esto favorece o no la negociación. Existe igual cantidad de argumentos a favor como en contra

Respecto a la deuda, algo clave para el futuro inmediato de la Argentina, no está del todo claro si esto favorece o no la negociación. Existe igual cantidad de argumentos a favor como en contra. Del lado optimista se cree que esta situación podría favorecer a la negociación ya que los acreedores pueden querer asegurar un valor ante la caída sin piso de los bonos. Los que no ven con tanto optimismo la situación plantean que al ser un país totalmente periférico los fondos no quieren detenerse ahora tanto en el caso argentino y se dilate aún más con un riesgo claro de default.

Si bajamos de la macro a la micro el problema parece ser mayor. Rubros como turismo, hotelería, gastronomía, comercio, servicios personales, entre tantos otros, son los más afectados y cuentan con poco margen de maniobra ante esta difícil situación.

Recordemos que estos rubros son los mayores generadores de empleo. Se estima que entre turismo, transporte, hotelería y gastronomía se emplean de manera directa e indirecta cerca de 1 millón de personas en todo el país. Sin olvidar que Argentina tiene una informalidad muy alta y esas personas no tienen reservas o sistemas de contención, lo que impide estar inactivos por mucho tiempo.

Ahora bien, ¿por qué para Argentina esto no es solo un cisne y se asemeja más a un elefante negro? Los países desarrollados ya han dado ejemplos claros de acciones para evitar o amortiguar la caída e impacto en la economía, en muchos casos llevando el paquete de ayuda a más de 15 puntos del producto. Por ejemplo, utilizando herramientas como:

- Postergación de vencimientos impositivos

- Refinanciaciones de préstamos hipotecarios

- Aumento del gasto público

- Créditos a tasa cero para capital de trabajo

- Baja de las tasas de referencia

- Compra de bonos en el mercado financiero para sostener el precio

- Disminución o reducción de la carga impositiva dentro de los salarios

Argentina ya replicó algunas de esas medidas, pero su impacto será menos efectivo. Básicamente, porque la economía argentina está en una terrible recesión y las empresas no soportan una caída mayor en el consumo y la actividad, que difícilmente pueda ser compensada por alguna postergación o baja de algún impuesto.

Sumado a esto el Gobierno se ve imposibilitado de plantear un programa económico, que es lo que el mercado y el mundo le estaba reclamando, ya que a la incertidumbre respecto a la deuda, ahora se suma el coronavirus y guerra del petróleo, lo que hace muy difícil plantear un plan económico y solo se puede limitar a acciones de corto plazo.

Sin embargo, así como los cisnes negros generan oportunidades, los elefantes también.

La oportunidad viene por el lado de lograr consenso político para idear un plan muy agresivo que tiene que cumplir con 3 requisitos que viene planteando desde hace rato uno de los economistas más lucidos y con mayor entendimiento de la realidad internacional. Martín Redrado, sostiene que la base de un buen plan debe basarse en:

a - Creatividad: Es necesario pensar ideas nuevas para problemas nuevos. Para esto, una vez más, seria muy bueno llamar a un equipo lo más plural posible. Hoy todas las ideas sirven.

b - Contundencia: Es vital lograr generar acciones que vayan por encima de las expectativas. Esto es lo único que puede desalentar la idea de la mayoría de las empresas, que están desesperadas y no ven luz al final del camino. Si se anuncian medidas contundentes muchos pueden animarse a resistir.

c - Medidas simples y aplicables: Es vital que antes de anunciar algo se verifique que son simples y aplicables. En esto el gobierno ya mostró muchas grietas que solo generan mas desconcierto y desanimo.

Podríamos agregar que es vital el manejo de la comunicación, para eso seria recomendable que el gobierno consulte a profesionales de la comunicación. Es claro que Alberto Fernández no es un gran orador y pareciera que en muchos casos improvisa o no cuenta con la contundencia que se requiere de un líder en estas situaciones. En una entrevista realizada a la BBC, Winston Churchill reconoció que antes de hacer un discurso ensayaba el mismo no menos de 5 veces, cada vez que ejercitaba el discurso mejoraba. Tal vez por eso es recordado como uno de los mejores oradores de la historia.

Alguien podría estar leyendo esto y pensar: ¿dónde está la oportunidad con una situación tan desfavorable? Entendible razonamiento. Sin embargo, así como las guerras pueden terminar con gobiernos, también pueden ser una fuente de unión única de parte de la sociedad. Pero esto requiere de mucha madurez y subordinación ideológica, algo que parece casi imposible en la realidad argentina. Sesgada de oportunismos y egoísmos partidarios.

Así como el gobierno no dudo en crear un comité de científicos y expertos para analizar el Estado y avance del virus y nutrirse de opiniones. Debería hacer lo mismo con la economía, que, si ya antes de esta crisis estaba delicada, ahora mucho más. Sin dudas la Argentina se juega su futuro en las próximas semanas, la rapidez y pragmatismo de las decisiones será clave para lograr que este elefante negro no nos aplaste de manera definitiva.

El autor es director de GrupoSet

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