La temporada de resultados de balances del primer trimestre comenzó y los festejos en Wall Street también. Ya reportaron compañías referentes del mercado como Google, Microsoft, Facebook, Netflix, 3M, entre otras.
Muchos analistas están empezando a hacer estimaciones de lo que pueda pasar en el segundo trimestre, pero la realidad es que las cuarentenas empezaron a fin de marzo y los resultados de ahora aportan pocas pistas sobre lo que podría venir. Por su lado, las empresas se abstienen de comentar sobre sus expectativas para el segundo trimestre que claramente es el más preocupante.
Las empresas se abstienen de comentar sobre sus expectativas para el segundo trimestre que claramente es el más preocupante
La temporada suele comenzar unos días después de que cierran los trimestres en marzo, junio, septiembre y diciembre, y dura aproximadamente 6 semanas. Durante este lapso los precios de las acciones pueden llegar a sufrir grandes fluctuaciones. No es descabellado observar acciones con saltos abruptos de un 20% o desplomándose de un momento para el otro.
¿Por qué ocurre esto?
Se trata de una época en la que los mercados se encuentran muy activos. El resultado de balances es un evento que afecta tanto a los analistas que los estudian a fondo y se guían por fundamentos como a los traders que especulan con los movimientos de corto plazo. Todos ellos hacen que la volatilidad en los precios aumente.
A diferencia de lo que muchos se imaginan, el movimiento en el precio de la acción a la fecha del anuncio de resultados, no se da en función de que la compañía reporte pérdidas o ganancias. La dinámica funciona de la siguiente forma: para todas las empresas que tienen balances públicos van a existir estimaciones consensuadas de ganancias, ventas, anuncios de nuevas líneas de negocios, entre otras cosas.
El movimiento en el precio de la acción a la fecha del anuncio de resultados, no se da en función de que la compañía reporte pérdidas o ganancias, sino de los desvíos respecto de lo esperado
Van a estar calculadas por diferentes analistas y van a darse a conocer, lógicamente, antes de que la empresa reporte números. La clave está en la diferencia entre las estimaciones de ganancias de los analistas respecto del valor realmente reportado. ¿Por qué? Porque el movimiento se genera con la sorpresa.
Hay que recordar que el mercado descuenta todo en los precios, con lo cual las pérdidas o ganancias estimadas por los expertos al momento en que la compañía informa resultados ya están reflejadas. Esto hace que la variación en el precio se produzca principalmente por expectativas no alcanzadas o superadas, más que por resultado absoluto.
Además, el momento del anuncio siempre se da en horas donde el mercado de valores está cerrado y operan pocos participantes, con lo cual la fluctuación inicial ocurre en un volumen muy pequeño y no del todo representativo para el largo plazo.
¿De dónde surgen las estimaciones consensuadas?
Se trata de la combinación de estimaciones de los analistas que cubren las acciones que cotizan públicamente. Estas estimaciones no son a ciencia cierta, pueden diferir ya que surgen de balances proyectados, modelos de valuación utilizados, y research en donde siempre hay que basarse en supuestos sobre eventos futuros que podrían no ser acertados. En muchas páginas de internet abiertas al público se puede encontrar esta información.
Una de las principales fuentes de información para los analistas es la misma estimación que da el director financiero o el director máximo de la compañía cuando justamente anuncia el resultado del balance anterior en la rueda de prensa, que en un contexto normal suele ser bastante acertado. De esta forma evitan movimientos bruscos en el precio de la acción.
Una de las principales fuentes de información para los analistas es la misma estimación que da el director financiero o el director máximo de la compañía cuando justamente anuncia el resultado del balance anterior en la rueda de prensa
El problema ahora es el siguiente: todos saben que el segundo trimestre del que ya transcurrió un mes quedará para el olvido por la baja en la facturación a causa de las cuarentenas. Ningún management está animándose a lanzar cualquier tipo de proyección, sobre todo porque el trimestre todavía está en curso y no se sabe en qué momento la actividad económica se vuelva a reactivar. ¿Para qué pronosticarían la catástrofe si todavía está mayo y junio por delante que pueden llegar a salvar el trimestre? Adicionalmente y como es sabido, la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de Nueva York) revisa los lineamientos anuncia el management y si se alejan mucho de la realidad también pueden llegar a tener problemas legales, por eso lo mejor en esta ocasión es dar menos información.
Básicamente el escenario de incertidumbre es total, los analistas tienen muy pocos elementos para calcular sus estimaciones y la volatilidad que esto puede generar en los precios es elevada.
En la medida en que transcurran los dos próximos meses se verá con mayor claridad el panorama de las empresas en el mundo. De todas formas y como buenos analistas, es el momento de encontrar valor y de enfocarse en los negocios que pueden llegar a salir favorecidos de este nuevo orden post pandemia. ¿Se reducirán los espacios de oficinas ahora que se entiende que se puede trabajar también desde los hogares y aumenta el trabajo remoto? ¿Hay futuro para las compañías de cruceros? ¿Se pronunciará la tendencia a la desaparición de las tiendas físicas ahora que cada vez que la sociedad se va acostumbrando a las compras online?
Si bien ahora se está frente a una aparente calma y optimismo de mercados, más adelante pueden surgir oportunidades en la medida en que esta incertidumbre se vaya despejando y quede más claro quiénes son los ganadores y los perdedores en el largo plazo.
Todavía queda pasar por la tormenta de los resultados del segundo trimestre a ser anunciados partir de julio que generarán volatilidad en los mercados, pero habrá que enfocarse en las empresas que sobrevivirán y se readaptarán a la nueva realidad en el largo plazo, tras la pandemia de la COVID-19.
La autora es directora de DW Global Investment, publicó esta columna en Fin.Gurú
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