Hace 19 años que la diseñadora Vero Alfie está en el negocio de la moda con su propia marca de ropa y un local que lleva su nombre en el barrio de Palermo. Hoy su prioridad es asegurar los salarios de sus nueve empleados y seguir adelante para sostener a las familias que dependen indirectamente de su trabajo, como tejedoras y vidrieristas. Pero lo que tiene por delante se vuelve cada día más complejo.
Según la emprendedora, es imposible para las pymes seguir adelante mientras no haya un plan concreto del Gobierno que les ofrezcan créditos a tasa cero para poder hacer frente no solo a los gastos —salarios, alquileres y servicios— sino también para poder poner en marcha la producción cuando puedan retomar la producción.
Hay muy poca claridad entre lo que dispone el Gobierno y lo que están haciendo los bancos. Para que nos den un crédito teníamos que presentar una garantía y nos fue imposible seguir adelante
“La única forma de que podamos sobrevivir es con créditos a tasa cero. Hay muy poca claridad entre lo que dispone el Gobierno y lo que están haciendo los bancos. Para que nos den un crédito fue un esfuerzo tremendo. Teníamos que presentar una garantía y nos fue imposible seguir adelante”, explicó Alfie. “Para que no me rechacen cheques le pedí a los proveedores que me den un poco de tiempo. Pero algunos me dicen que por esperarme me cobran un 3% mensual”, agregó.
La diseñadora cuenta con nueve empleados directos a los que les pudo garantizar el pago de sus sueldos. Logró conseguir, luego de mucho esfuerzo y trámites dificultosos, un crédito con una tasa del 24% y que en mayo el Gobierno cubra el 50% de los salarios de sus empleados. También está negociando alternativas para el pago de $180.000 por su alquiler en el barrio de Palermo.
Sin embargo, no sabe cómo podrá seguir adelante cuando pasen las medidas de aislamiento porque no pudo poner en marcha su producción para los próximos meses. “Toda la plata del Gobierno va para sueldos pero yo tengo que comprar hilado para poder seguir produciendo y no puedo, ya le debo plata a los proveedores. Mi cadena de pagos ya se quebró. El Gobierno debería demostrarnos que quieren que sigamos. ¿Cómo hago la colección del verano que viene?”, señaló la diseñadora, que en los ’90 trabajó para marcas líderes como Vitamina y Yagmour.
“Somos muy pyme y esto lo hicimos con mis empleados, todos juntos. Si me hago más chica, no va a ser lo mismo. Es terrible el daño emocional que esto le hace a cada uno”, se lamentó. Con todo, Alfie sigue manteniéndose activa, viendo cómo puede seguir, negociando todo el tiempo, reconvirtiendo la empresa. Comenzaron a hacer barbijos —que ahora venden por menos, pero pronto lo harán también en forma mayoristas— y con kits para realizar manualidades y diseños en casa, como bordados.
También están trabajando con venta online, pero Alfie reconoce que si bien ayuda y da cierto aire, por ahora representa solo el 20% de lo que deberían estar vendiendo para poder cubrir gastos
También están trabajando con venta online, pero Alfie reconoce que si bien ayuda y da cierto aire, por ahora representa solo el 20% de lo que deberían estar vendiendo para poder cubrir gastos. “Nos reinventamos todo el tiempo, pero incluso cuando lo intentamos hay gente que nos dice ‘los barbijos los tienen que regalar’. Me enoja la actitud de la gente que no entiende lo que está pasando. En la cuarentena se ve cómo son las marcas y las personas”, aseguró.
Con su marca, la diseñadora logró exportar a 34 boutiques en los Estados Unidos. Si bien los pedidos bajaron, algunos se mantienen en marcha, aunque le pidieron que bajara un 20% sus precios. “Estoy renegociando los pedidos. Allá (en Estados Unidos), la venta sigue porque creen que se van a recuperar. Me piden que baje los precios o me cambiaron pagos de 30 a 60 días. Pero afuera todavía se mueve un poco”, detalló.
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