La baja de impuestos es la medida más reclamada por todos los sectores económicos desde hace varios años. Sin embargo, ni siquiera otorgando beneficios impositivos la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) logró que los argentinos con fondos en el exterior se sientan atraídos a repatriar una mínima parte de esos capitales. Esa es la conclusión tras el vencimiento, ocurrido ayer, del período dispuesto para la repatriación de activos con el objetivo de lograr una reducción a la mitad de la tasa del impuesto a los Bienes Personales para los activos en el exterior.
La norma, que originalmente vencía el 31 de marzo y fue prorrogada por 30 días, quedó establecida en diciembre, en el marco de la Ley de Solidaridad que definió una suba de las alícuotas de Bienes Personales y las duplicó en el caso de los activos de argentinos en el exterior. Pero ofrecía la opción de repatriar, en el caso de los activos financieros, 5% de la cartera para neutralizar así el tratamiento diferencial. Es decir, depositando en el país una mínima parte del total de sus fondos en el exterior, los inversores accedían al mismo tratamiento impositivo que el aplicado a los bienes en el país. Ese incentivo no habría sido suficiente y, a pesar del pedido de los contadores asociados en la Federación Argentina de Graduados en Ciencias Económicas, fuentes oficiales descartaron una nueva prórroga.
En el contexto de la incertidumbre por el impacto económico de la pandemia del coronavirus, la eventualidad de un default inminente, la ampliación abrupta de la brecha cambiaria y los últimos cambios regulatorios por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV) a determinadas inversiones para calmar el mercado cambiario resultaron claros argumentos por los que se percibió un nivel casi nulo de consultas a los asesores financieros y/o patrimoniales, quienes dan por descontado el fracaso de la medida.
Ni siquiera otorgando beneficios impositivos la AFIP consiguió que los argentinos con fondos en el exterior se sientan atraídos a repatriar una mínima parte de esos capitales.
“El ánimo de los inversores está muy sensible, eso se refleja claramente en las cotización del contado con liqui, que demuestra que están mucho más para salir que para entrar”, explicó Rodrigo Alvarez, director de la consultora Analytica, quien destacó el bajo interés que despertó de la iniciativa. “No tuve ni un cliente que nos consultara por eso. Ni siquiera por pagar menos sobre toda la cartera en el exterior, los argentinos están dispuestos a traer una parte menor. Habla del estado de extrema desconfianza” agregó.
El salto en el valor libre del dólar, que ayer rozó los $ 115, es otro elemento que constituye un fuerte desincentivo a aceptar la propuesta oficial, más allá del nerviosismo que delata. Como el valor a pagar del impuesto se calcula al tipo de cambio oficial del 31 de diciembre pasado, cuando esa cotización se ubicaba en $ 63, la incidencia del impuesto se redujo a la mitad. Eso le hace perder gran parte del atractivo inicial de la oferta. “El impuesto quedó licuado, se paga más adelante y con un tipo de cambio a casi el doble del que rige para la valuación de los activos. La diferencia entre traer y no traer se redujo a la mitad y los inversores no quieren guardar sus ahorros en economías frágiles”, dijo Nicolás Chialva, socio de Delphos Investments.
Hubo un nivel casi nulo de consultas a los asesores financieros y/o patrimoniales, quienes dan por descontado el fracaso de la medida.
Las condiciones de la repatriación implicaban que el 5% de los activos financieros invertidos en el extranjero debían ser depositados en una cuenta bancaria especial en moneda extranjera -o bien ser pesificados al tipo de cambio oficial-, con una permanencia mínima hasta el 31 de diciembre. Se contemplaba también la posibilidad de que esos fondos fueran destinados a la suscripción de fondos comunes de inversión que la CNV debía estipular como elegibles y también a fideicomisos orientados a la inversión productiva estructurados por el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). Pero ambas posibilidades no fueron puestas aun en funcionamiento.
“La propuesta no sedujo a nadie, el porcentaje de ahorro se diluye con la brecha y, sobre todo, los inversores no tienen predisposición a dejar los dólares parados en un banco durante tanto tiempo”, coincidió con sus colegas el director del área de de wealth management o administración de patrimonio de una de las principales consultoras del rubro.
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