Los gobiernos de todo el mundo se encuentran ante el desafío de dar una solución tanto sanitaria como económica a la crisis que desató la pandemia de coronavirus. En ese ese marco, el economista Ricardo Arriazu brindó un seminario web para dar cuenta del panorama local e internacional, las medidas que se están tomando y para analizar también la negociación del gobierno Alberto Fernández para reestructurar la deuda con bonistas extranjeros.
En ese marco, el analista ponderó de forma positiva la decisión de emitir dinero para asistir a las empresas y a los sectores más vulnerables con el fin de evitar un colapso tanto social como económico, pero advirtió que “los países que están emitiendo tienen reservas, moneda, confianza y crédito”, mientras que la Argentina no cuenta con ninguna de esas cuatro condiciones.
En la charla online organizada por Quinto Inversiones y de la que participó Infobae, Arriazu sostuvo que si bien el Gobierno aumentó la emisión de dinero, todavía no lo ha hecho tanto comparado con otros países.
En ese sentido, afirmó que la inflación va a aumentar producto del aumento de la circulación de pesos para asistir a los distintos sectores de la economía, aunque aseguró que no ve una hiperinflación.
En otro orden, se refirió a la asistencia de los gobiernos en Europa y destacó que ofrecen garantías para que los bancos den créditos. “En medio de una crisis ningún banco va a prestar bajo la sospecha de que no le van a devolver. Sin garantía, un banco no presta plata”, señaló.
Y agregó: “Todos los países emitieron dando garantías para los préstamos. Son medidas sin precedentes que no sabemos si alcanzan. Buscan evitar el colapso de la sociedad y de las empresas. Hay gente que dice que esto va a generar inflación, pero cuando los países tienen liderazgo y confianza, pueden emitir deuda de Gobierno sin que eso cause un descalabro”.
Arriazu remarcó que el aislamiento destruye la base de la economía moderna que es la especialización y el intercambio.
Con respecto a la situación local sostuvo que “Argentina ya tenía problemas y de golpe recibió las siete plagas de Egipto”. Argumentó que el mercado de crédito en Argentina está paralizado desde 2018; que existe una baja de precios internacionales y un menor volumen del comercio internacional que afecta a la economía doméstica, sumado a la depreciación del real en Brasil, al deterioro de la situación climática y al freno de actividad por el Covid-19.
Reestructuración de la deuda
Durante el seminario, el economista también hizo referencia a la negociación que lleva adelante el ministro de Economía Martín Guzmán con los bonistas extranjeros, dijo que “un default es algo grave que afecta al sector privado y al futuro de Argentina” y agregó que “si el país muestra voluntad de pago, puede llegar a un acuerdo”.
“Argentina no tiene un problema de solvencia a pesar de que creció la deuda. La dificultad es que no le renuevan el crédito. Y sin renovación no hay país ni empresa ni banco que pueda sobrevivir”, aseguró Arriazu.
No llegar a un acuerdo por considerar que de todas maneras no se va a acceder al mercado de crédito es un error conceptual importante
Para el analista, el Gobierno eligió el camino de demorar la negociación y presentó una propuesta con “características raras”.
“No llegar a un acuerdo por considerar que de todas maneras no se va a acceder al mercado de crédito es un error conceptual importante. Se fijan qué le pasa a las finanzas del Gobierno y no miran lo que le pasa a las finanzas del sector privado que pierde acceso a la prefinanciación de exportaciones por ejemplo”, analizó el economista.
Según Arriazu, lo que necesita Argentina es lograr confianza. “Está claro que tenemos serios peligros si interpretamos mal qué está pasando y cómo salimos de esto. Tenemos muy pocos vencimientos de legislación extranjera este año. Argentina puede pagar el último vencimiento por USD 500 millones y lograr más tiempo para negociar. Pagar para no entrar en default y seguir negociando”, aseveró.
Y concluyó al afirmar que la mejor alternativa es cerrar una negociación en este momento. “Si Argentina hace una propuesta razonable, se la van a aceptar”, destacó.
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