Los cambios afectan a todos, no sólo a las grandes y medianas empresas, sino a todos. Pymes, monotributistas, comerciantes, nadie queda afuera y deben aggionarse para avanzar.
En pocos días, una importante prestadora de servicios médicos reconfiguró su servicio de atención profesional de presencial a atención remota. Obligada por el aislamiento social preventivo y a pedido de sus clientes, derribó mitos y temores y puso manos a la obra cambiando un sistema que, en otro contexto, le hubiera llevado meses, si es que se animaba a dar el paso.
Un escritor y humorista ofrece ahora sus shows de manera remota, acompañados por cenas entregadas por delivery. Empresas textiles abandonan la producción planificada para la próxima temporada y comienzan a producir barbijos y equipos medicinales. Varios chefs reconocidos comienzan a difundir su cocina a través de videos y encuentran en ese medio un canal para generar nuevos negocios.
Pymes, monotributistas, comerciantes, nadie queda afuera y deben aggionarse para avanzar
Cadenas de gimnasios que además de dar clases abiertas en forma remota, se desprenden de equipamiento que tal vez ya no podrán usar, alquilando o vendiéndolo a sus clientes ávidos de hacer ejercicios en sus casas.
Grandes compañías en menos una semana envían a trabajar a sus equipos a sus casas y consiguen con gran esfuerzo montar sus operaciones en forma remota. El teletrabajo llegó para quedarse en muchas industrias que antes no lo veían como una opción por todos los mitos y prejuicios sobre el empleado fuera del edificio corporativo.
Es infinita la lista de ejemplos que se pueden dar de diferentes y múltiples reacciones que han tenido las compañías ante el Civid-19. La pandemia asestó un golpe muy fuerte en todas las organizaciones, aunque no todas pudieron reaccionar de la misma manera.
La resiliencia es un factor clave para que las compañías sin importar el tamaño o sector en el que se desempeñan, puedan superar este obstáculo. En un artículo para Harvard Business Review, Diane Coutu, refiere tres características definitorias de una persona resiliente: aceptan fríamente las duras realidades que enfrentan, encuentran significado en tiempos difíciles y tienen una extraña habilidad para improvisar, y se las arreglan con todo lo que tienen a mano.
Esta capacidad de resiliencia trasladada a una organización requiere de tres pilares para desarrollarse: el liderazgo de su management, el uso de la tecnología como herramienta clave en la gestión y una orientación muy fuerte a escuchar a sus clientes.
En términos de liderazgo, es interesante ver que las compañías que mejor se han adaptado, han puesto foco en la comunicación con sus equipos y han creado diversas actividades en forma remota para mantener el espíritu y poder contener a sus colaboradores.
El teletrabajo llegó para quedarse en muchas industrias que antes no lo veían como una opción por todos los mitos y prejuicios sobre el empleado fuera del edificio corporativo
Gran desafío también el de las áreas de talento, que están trabajando a destajo improvisando innumerables actividades con mucha creatividad, desde happy hours virtuales, encuentros con el CEO, espacios para que cada colaborador muestre su casa, clases de gimnasia y la lista es interminable. Muchas compañías están aprovechando este tiempo para formar a sus equipos y prepararlos para lo que se viene, que sin dudas no será igual a antes de la llegada del Covid-19.
Poco se sabe de cómo será la nueva normalidad en un futuro pos pandemia. Sí queda claro que poner foco en el talento, escuchar a los clientes y entender que la tecnología es una herramienta indispensable para la gestión, son los tres pilares fundamentales para poder navegar ante tanta incertidumbre. Hay una gran oportunidad de poner en práctica la resiliencia, una palabra muy leída en las teorías y publicaciones, pero que ahora es parte de todos: la capacidad de afrontar y sobreponerse a las adversidades, pero con el gran diferencial de salir mejor y fortalecido.
El autor es CEO de modobeta